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Lo que comenzó como un experimento veraniego en California se transformó en un ícono de Starbucks presente en todo el mundo. Tres décadas después, la mezcla de café, hielo y sabor del Frappuccino sigue conquistando paladares y nuevas generaciones de consumidores.
En los años 90, Starbucks era conocida principalmente por sus bebidas calientes, y las únicas opciones frías eran café y té helados. Todo cambió en 1993, cuando una visionaria gerente de Starbucks en Los Ángeles decidió mezclar café, hielo y otros ingredientes para crear una bebida pensada para los días de calor. El éxito de aquella idea abrió la puerta a una nueva categoría de café helado. Cabe destacar que el peculiar nombre “Frappuccino” proviene de combinar frappe (malteada helada, en jerga de Boston) con cappuccino, y fue adquirido por Starbucks al comprar la cadena The Coffee Connection en 1994.
A continuación te contamos cómo nació y creció esta adorada bebida.
En el verano de 1993, Dina Campion, una gerente de distrito de Starbucks en el Valle de San Fernando (Los Ángeles), se atrevió a romper la rutina al inventar una bebida fría a base de café. Combinar café tostado con hielo y sabores era algo inusual para la época, pero sus clientes reaccionaron con entusiasmo inmediato. Al año siguiente, el nuevo “frappuccino” ya se ofrecía en 10 tiendas del sur de California debido a su creciente popularidad.
Starbucks pronto se dio cuenta del potencial: en 1994 adquirió la cadena bostoniana The Coffee Connection, obteniendo con ella los derechos del nombre Frappuccino y sentando las bases para lanzar la bebida a nivel nacional
En 1995 llegó el momento de la verdad. Ese verano, Starbucks lanzó oficialmente el Frappuccino en todas sus tiendas de Estados Unidos y Canadá. Sorprendentemente, solo había dos sabores disponibles inicialmente –café y moka– y ni siquiera incluían crema batida como topping. Aun así, la respuesta del público fue abrumadora. Miles de nuevos clientes, muchos de ellos poco acostumbrados al café tradicional, acudieron a las tiendas en busca de esta refrescante novedad, llenando los locales especialmente por las tardes y en días cálidos. El impacto en el negocio fue notable: solo en ese primer verano, las ventas del Frappuccino representaron aproximadamente 11% de la facturación estival de Starbucks, impulsando las acciones de la compañía a máximos históricos.
Había nacido un nuevo ícono de la marca.
Tras el éxito inicial, Starbucks no perdió el tiempo para innovar. En 1996, Howard Schultz –fundador y entonces CEO de la compañía– propuso llevar el Frappuccino más allá de las cafeterías. Sin siquiera realizar pruebas de mercado, Starbucks se asoció con PepsiCo para lanzar la versión embotellada del Frappuccino, lista para venderse en supermercados. La demanda fue tan alta que inicialmente apenas pudieron abastecer a la costa oeste de EE. UU.
Para 1999, la familia Frappuccino siguió creciendo: ese año se introdujo el Caramel Frappuccino, primera variación adornada con crema batida y salsa de caramelo, servida con el icónico popote (pajita) verde y tapa de domo. Estas adiciones se volvieron un sello distintivo, aumentando aún más el atractivo de la bebida.
Starbucks continuó experimentando con nuevos sabores y ediciones especiales conforme crecía la fiebre del Frappuccino. Con los años llegaron recetas que van desde las clásicas de vainilla o chocolate hasta combinaciones más atrevidas con frutas, galletas o té verde, por mencionar algunas. La fórmula base también evolucionó para incluir variantes sin café (Frappuccino blended crème) y opciones personalizables con leches vegetales, manteniendo la tendencia de adaptación a los gustos del público. Para finales de los años 90, el Frappuccino ya había trascendido fronteras: Starbucks inició su expansión internacional y la bebida estrella viajaba con la marca, esperando conquistar a clientes de todos los continentes.
En estas tres décadas, el Frappuccino pasó de ser una curiosidad californiana a un fenómeno global. Cada país y mercado ha adoptado la bebida a su manera, incorporando sabores locales y presentaciones únicas para conectar culturalmente con sus consumidores. Su popularidad ha inspirado a cadenas competidoras a lanzar imitaciones, pero ninguna puede usar legalmente el nombre “Frappuccino”, ya que es una marca registrada exclusiva de Starbucks.
Hoy, este frappé de Starbucks es líder indiscutible en su categoría: en algunos mercados llega a representar más de una cuarta parte de las ventas de Starbucks durante los meses de verano. Tan solo en 2024, se vendieron más de 5 millones de Frappuccinos en las tiendas de Starbucks de España y Portugal, y a nivel mundial la cifra se cuenta en cientos de millones al año. La posibilidad de personalizar cada bebida –añadiendo jarabes, cambiando el tipo de leche o ajustando el café– ha logrado que cada fan tenga su Frappuccino favorito. En resumen, en 30 años esta bebida se consolidó como parte esencial del menú de Starbucks y de la cultura cafetera moderna.
Para celebrar el 30º aniversario del Frappuccino, Starbucks ha tirado la casa por la ventana lanzando ediciones especiales en distintos países. Por ejemplo, en Starbucks España se ofreció por tiempo limitado un Birthday Cake Frappuccino con sabor a pastel de cumpleaños, toques de avellana y vainilla, coronado con nata (crema) y chispas de colores, servido en un vaso reutilizable de estilo retro con el logotipo original de los 90.
En los mercados de Latinoamérica, incluido México, se crearon dos recetas de aniversario exclusivas: la Happy Berry Birthday Frappuccino (una mezcla vibrante de fresa, pitahaya y mocha blanco) y la Happy Choco Birthday Frappuccino (con chocolate, dulce de leche y café). Ambas vienen decoradas festivamente con crema batida, jarabe y sprinkles de confeti rosa. Estas bebidas de edición limitada estuvieron disponibles durante julio de 2025 para que los fanáticos pudieran unirse al festejo.
En México, por ejemplo, estas bebidas estarán disponibles del 1 al 13 de julio de 2025 en todas las sucursales, y posteriormente del 14 al 20 de julio exclusivamente a través de entregas por aplicaciones de delivery. Además de las nuevas bebidas, Starbucks organizó eventos especiales, promociones y merchandising conmemorativo, conectando la nostalgia de los clientes veteranos con el entusiasmo de los nuevos seguidores.
La celebración de este aniversario ha sido tanto un tributo a la historia de la bebida como una forma de seguir innovando y mostrando la capacidad de la marca para evolucionar con los tiempos.
La historia del Frappuccino es un testimonio de la audacia e innovación de Starbucks. En palabras del fundador Howard Schultz, “su historia representa el espíritu emprendedor que seguimos teniendo en Starbucks. Es experimental. Es aventurero. Inspira y despierta la imaginación”. Treinta años después de su debut, aquel espíritu pionero sigue más vivo que nunca: cada Frappuccino servido no solo refresca, sino que también recuerda el poder de una idea creativa para transformar hábitos y crear algo verdaderamente memorable en el mundo del café.