



En la década de los años 60 surgió un pequeño emprendimiento fundado por Augusta Piña, también conocida como ‘Doña Chata’, y que años más tarde conquistaría México y varias regiones del mundo.
Fue la gran sazón de esta reconocida cocinera sinaloense la que hizo que una pequeña tienda de abarrotes evolucionara a un negocio de comida y, tiempo después, en una exitosa empresa. El inigualable sabor de la comida de ‘Doña Chata’ incluso cautivaría a un grupo de astronautas que llevó al espacio el chilorio de esta famosa marca mexicana.
Augusta Piña nació en la localidad de Otatillos en el municipio de Badiraguato. De joven contrajo matrimonio con José Antonio Machado con quien formó una numerosa familia de 10 hijos. Con el objetivo de ayudar al gasto familiar, en 1962 comenzó un pequeño negocio dedicado a la venta de abarrotes y de dos platillos que ella misma preparaba: chorizo y chilorio.
La iniciativa de la mujer emprendedora comenzó a ganar relevancia gracias a su característico, tradicional y hogareño sazón. Ante la buena respuesta de los clientes, la cocinera sinaloense decidió agregar más platillos a su menú, tales como tamales, machaca, chicharrón y otros más. Esta estrategia le ayudó a posicionarse en la localidad, pero no como un negocio de abarrotes sino gastronómico.
El negocio familiar comenzó a especializarse debido a que la demanda de sus platillos se incrementó de manera considerable. Esto también los llevó a empezar a distribuir los productos entre los diversos comercios de la localidad, aumentando así la fama de Augusta Piña.
Luego de 12 años de presencia en el mercado local y debido al éxito alcanzado, el emprendimiento dio un salto importante hacia la expansión: la inauguración de la primera planta de producción. Ésta comenzó a operar en 1983 en Bachigualato, Culiacán y sería el comienzo de una nueva era.
Gracias a ello, la fama de ‘Doña Chata’ dejó de ser local para llegar a los hogares de todo el territorio nacional. Además, también les permitió incluir otros alimentos a su línea de productos como lo fueron las carnes frías.
Otro de los momentos más importantes en la historia de esta compañía fue en el año de 1995 cuando sus productos conquistaron un nuevo territorio: el estadounidense. Pero ese sería solo el comienzo pues años más tarde incrementarían su presencia a nivel mundial llevando sus platillos a lugares como Guatemala, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y hasta Japón.
La compañía ha buscado innovar y esto ha rendido frutos. En el año 2005 introdujeron el empaque tipo “pouch” en sus productos, lo que contribuyó a que el chilorio Chata llegara al espacio. Y es que la comida de la famosa cocinera sinaloense ha sido parte del menú en, al menos, una misión espacial de la NASA.
Desde sus inicios, el éxito de este pequeño negocio familiar recayó en el sabor hogareño y tradicional de sus platillos. Para prepararlos, Piña también recurría a ingredientes de la más alta calidad que aseguraran un sabor inigualable.
A pesar del tiempo y la expansión, la empresa Chata ha buscado mantener el legado de su fundadora. Y lo ha hecho a través de replicar las recetas originales que se utilizaron desde el comienzo de esta historia.
Para poder seguir manteniendo la calidad, acompañando a los mexicanos sin importar donde estén y conquistar nuevos paladares, en 2011 crearon el Centro de Desarrollo e Innovación Chata. En él tienen como objetivo entender y atender las necesidades de los clientes, así como seguir generando alternativas de calidad para sus consumidores.
Actualmente Chata ha ampliado considerablemente sus líneas de productos. En su menú ya es posible encontrar salsas para cocinar diferentes platillos, quesos, carne seca en diversas preparaciones, burritos o mole.
Su cocina también se ha expandido y ahora comercializan barbacoa, carnitas, chiles capeados, frijoles charros, rajas con crema y hasta pozole enlatado.
Augusta Piña falleció en el año de 2019 pero su legado continúa y es que uno de sus hijos, Carlos Machado Piña, quien se desempeña como director general de Chata, se ha encargado de mantener a flote el negocio que comenzó su madre.
Bajo su liderazgo, Productos Chata no solo sigue presente en los hogares mexicanos sino de las personas alrededor del mundo.
Actualmente, se trata de una empresa 100% mexicana líder en la industria alimentaria nacional, reconocida por su calidad, sabor y compromiso con la tradición. Pero más allá de eso, la historia de la famosa cocinera sinaloense se convertido en inspiración y un claro ejemplo de cómo, con dedicación y amor a lo que haces, puedes transformar un pequeño negocio familiar en un referente a nivel mundial.