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Del sueño imposible a la esperanza: Cómo Chihuahua logró el primer trasplante de útero en México

La emocionante historia del primer trasplante de útero en México tuvo lugar en Chihuahua, donde un dedicado equipo médico hizo posible lo que parecía un milagro.

Transplante de utero en México
Transplante de utero en México © Especial

Una joven chihuahuense de apellido Velasco creció con el anhelo de ser madre. Desde niña soñaba con arrullar a su propio bebé, sin imaginar que el destino le deparaba un obstáculo inusual. A los 19 años, tras sufrir la ausencia inexplicable de menstruación, los médicos le revelaron una verdad dolorosa: había nacido sin útero debido al síndrome de Rokitansky.

Aquella noticia golpeó su corazón; le arrebataba de tajo la posibilidad de gestar una vida. Sin embargo, en medio de la desolación también nació una esperanza. Pasaron los años y la ciencia avanzó de la mano de especialistas decididos a cumplir milagros. Velasco encontró aliados en su propia tierra, Chihuahua, donde un pionero equipo médico se propuso desafiar lo imposible. Una amiga de toda la vida dio un paso al frente para ayudarla: sería la donadora de ese útero que Velasco no tenía.

Estoy muy contenta de poder ser yo quien te dé esta oportunidad de vida para ti y para tu bebé en un futuro”, le dijo emocionada la mujer que ofreció su matriz de forma altruista.

Comenzaba así, como en un cuento de esperanza y ciencia, la historia del primer trasplante de útero que pondría a Chihuahua en los ojos del mundo.

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Un sueño amenazado por la ausencia de un útero

Durante la adolescencia, Velasco enfrentó un diagnóstico que transformó su vida: el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser, una condición congénita rarísima que le provocó la ausencia completa de útero.

Con apenas 19 años, supo que no podría quedar embarazada de manera natural, una realidad devastadora para quien siempre soñó con tener hijos. Los médicos en Chihuahua confirmaron la anomalía en 2011 mediante laparoscopía, corroborando que Velasco carecía de matriz y parte del aparato reproductor femenino.

En ese momento, la maternidad genética parecía un anhelo inalcanzable. Pero lejos de resignarse, Velasco mantuvo vivo el deseo de ser madre, aferrándose a la fe en los avances de la ciencia. Su historia apenas comenzaba: lo que en un principio se escribió como tragedia personal se convertiría, años después, en un capítulo de triunfo médico y humano forjado en suelo chihuahuense.

De pioneros mundiales al primer trasplante en Chihuahua

La idea de trasplantar un útero para devolver la fertilidad era materia de ciencia ficción hasta hace poco. El primer intento en el mundo se anunció en el año 2000, cuando W. F. Fageeh en Arabia Saudita reportó haber realizado un trasplante uterino. Aquel experimento inicial no prosperó a largo plazo, pero encendió la chispa de la comunidad científica. Pasó más de una década de investigaciones en modelos animales hasta que, en 2013, el doctor Mats Brännström en Suecia logró trasplantar con éxito un útero en una mujer.

El verdadero triunfo llegaría en 2014, cuando ese equipo sueco anunció el nacimiento del primer bebé gestado en un útero trasplantado, demostrando que la maternidad era posible gracias a esta técnica novedosa.

A partir de entonces, múltiples países se sumaron a la carrera médica por replicar el logro. Arabia Saudita, Turquía, Suecia, China, Estados Unidos, República Checa, Alemania, Serbia, Brasil, India y Líbano figuran entre las naciones pioneras que experimentaron con este procedimiento. Para finales de 2018 ya se habían realizado 52 trasplantes de útero en el mundo, de los cuales 13 lograron nacimientos de bebés sanos, además de varios embarazos en curso. La efectividad aproximada de la técnica se estima en un 50% de éxito en lograr un nacimiento, pero mejora con cada avance científico.

En este contexto global de innovación, México no quería quedarse atrás. Chihuahua, con su espíritu vanguardista, se preparó para inscribir su nombre en la historia de la medicina reproductiva.

Chihuahua se prepara para hacer historia con transplante de útero

A mediados de la década pasada, Chihuahua ya daba muestras de estar a la altura del desafío. El Hospital Star Médica de la capital chihuahuense abrió sus puertas en 2016 con la mira puesta en tecnología de punta y tratamientos de vanguardia. Para 2018, apenas tres años después de inaugurado, este hospital privado obtuvo todas las licencias y autorizaciones legales necesarias para practicar trasplantes uterinos, cumpliendo los estrictos requisitos del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) y la autoridad sanitaria federal (Cofepris).

Se conformó un comité multidisciplinario y se seleccionó cuidadosamente a la candidata ideal: Velasco, quien para entonces tenía 26 años, había pasado por un riguroso protocolo médico durante ese año 2018. Los exámenes confirmaron que gozaba de buena salud general y, sobre todo, que tenía una donante compatible esperando en las alas. La donante no era una desconocida, sino una amiga de 48 años, madre de dos hijas, que conocía a Velasco de años atrás.

Un útero donado con amor

Motivada únicamente por la bondad y el amor, esta mujer decidió regalar una parte de sí misma para dar vida: ofreció voluntariamente su útero en un acto de generosidad absoluta. No recibió pago alguno ni buscó beneficio propio; lo hizo por ayudar a Velasco a cumplir su sueño de ser madre, en pleno apego a la ley mexicana que prohíbe compensaciones en donaciones de órganos. Esa altruista decisión la convirtió en una heroína local, símbolo de la solidaridad chihuahuense que sería fundamental para el éxito del procedimiento.

Un equipo médico chihuahuense al frente del trasplante

El 18 de febrero de 2019, Chihuahua amaneció con la expectativa de un hecho sin precedentes. En los quirófanos del Hospital Star Médica, 15 especialistas que integraban un grupo médico multidisciplinario unieron talentos para una cirugía maratónica. El equipo estuvo encabezado por el ginecólogo Dr. Jaime Arturo Escárcega Preciado y el Dr. Manuel Gerardo Leal Almeida, líderes de la unidad de reproducción asistida Gestare del hospital.

Contaron además con la colaboración internacional del Dr. Francisco Carmona, experto español en endometriosis y cirugía ginecológica, quien viajó a Chihuahua para aportar su experiencia en este histórico operativo. La intervención inició muy temprano y se prolongó por más de 10 horas ininterrumpidas. Fueron aproximadamente 5 horas para extraer el útero sano de la donante y otras 5 horas y media para implantarlo exitosamente en Velasco.

Durante todo ese tiempo, el equipo mantuvo una concentración absoluta: cada arteria y vaso sanguíneo debía conectarse con precisión microscópica. En total participaron cirujanos gineco-obstetras, cirujanos vasculares, anestesiólogos, enfermeras especializadas y personal de apoyo, sumando voluntades en torno a un solo objetivo.

En un gesto admirable, todos los médicos involucrados donaron sus honorarios profesionales y el propio hospital absorbió los costos del equipo e insumos quirúrgicos, de modo que la paciente no tuviera que pagar un solo pesoplenilunia.com. Esta colaboración desinteresada, destacaron las autoridades de salud, reflejó el compromiso de la comunidad médica chihuahuense con un logro humanitario.

Finalmente, tras una noche entera de trabajo, la voz de “¡útero implantado con éxito!” resonó en la sala.

El primer trasplante de útero en México se había concretado en Chihuahua con resultados iniciales muy prometedores.

Un parteaguas para la ciencia y la esperanza

La noticia corrió como pólvora: Chihuahua había logrado lo impensable. La joven Velasco se convirtió en la primera mujer mexicana con un útero trasplantado funcionando en su cuerpo. Los días posteriores a la cirugía fueron de cuidadosa vigilancia médica. Para alivio de todos, su evolución fue favorable, sin indicios de rechazo agudo al órgano gracias a un estricto protocolo de inmunosupresión.

Los médicos celebraban cautelosamente el éxito quirúrgico, conscientes de que el camino aún seguía. Debían esperar algunos meses de recuperación antes de intentar el siguiente gran paso: un embarazo in vitro. Previsoramente, el equipo de reproducción asistida había recolectado óvulos de Velasco antes de la operación y creado embriones mediante fertilización in vitro, listos para ser transferidos cuando el nuevo útero estuviera preparado.

Con paciencia y esperanza, Velasco inició su nueva vida sabiendo que por primera vez tenía la posibilidad real de ser madre genética de su propio hijo –algo que años atrás parecía un cuento de hadas científico. Aunque hasta la fecha no se ha reportado aún el nacimiento de un bebé en este caso (el proceso de embarazo es largo y complejo), el trasplante marcó un parteaguas en la medicina mexicana.

México, de la mano de especialistas chihuahuenses, se unió al exclusivo grupo de países que han materializado este avance, demostrando que los sueños de maternidad pueden reavivarse incluso tras una infertilidad aparentemente irreversible.

Legado de Chihuahua para la salud de las mujeres

La hazaña lograda en Chihuahua trasciende la geografía local y se inscribe en la tendencia mundial de ofrecer nuevas soluciones a la infertilidad femenina. En un contexto donde muchas mujeres enfrentan problemas para concebir –ya sea por condiciones congénitas como la de Velasco, por haber sufrido cirugías de útero, o por enfermedades como la endometriosis– este tipo of avances representa un rayo de esperanza.

La endometriosis, por ejemplo, puede ser tan severa que en casos extremos la única cura es remover el útero completamente, dejando a la mujer sin posibilidad de gestar. Ahora, gracias a innovaciones como el trasplante uterino, un útero donado podría devolverles la oportunidad de embarazarse en el futuro.

El primer trasplante de útero realizado en Chihuahua demuestra el potencial de la ciencia médica cuando se combina con la valentía y solidaridad humana. Su importancia radica no solo en el hito científico en sí, sino en lo que simboliza para miles de mujeres con infertilidad de origen uterino: una nueva oportunidad de vida y la promesa de que la maternidad biológica puede estar al alcance, incluso tras haberla dado por perdida.

Chihuahua brilla en el mapa de la medicina como cuna de avances pioneros

La historia de Velasco –que pasó de no tener útero a albergar uno nuevo lleno de posibilidades– es el eco de un progreso médico histórico. Es un triunfo de la perseverancia y la innovación que inspira a seguir investigando y abriendo caminos. En la carrera por mejorar la salud reproductiva femenina, Chihuahua ya dejó huella y continúa apuntando al futuro con orgullo, marcando el compás de los avances médicos que vienen en beneficio de las mujeres de México y del mundo.

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autor Martha Elena Violante (March Violante) es editora en jefe y cofundadora de Emprendedor.com y tiene más de 10 años de carrera en periodismo digital. Ha entrevistado a figuras de la talla de Randi Zuckerberg, Daniele Lamarre, Zoe Saldana, entre otros. Ha trabajado en medios como Entrepreneur en Español e Inglés, Alto Nivel, Cine PREMIERE, México Desconocido, entre otros. "Somos emprendedor.com"