



¿Quién no ha escuchado la legendaria frase “errar es de humanos, perdonar es divino y rectificar de sabios”? Y a pesar de ello, cuando llega el momento de cometer alguna equivocación, en muchas ocasiones, este dicho queda obsoleto. ¿Cómo convertir tus errores en aprendizajes?
Desde pequeños es común que se inculque la cultura del temor hacia el error, misma que se replica en la edad escolar y persiste en la etapa laboral. Esto impide, en cierta forma, capitalizar esos errores en aprendizajes que no solo impidan que se repita la situación, sino que nos permitan salir con un pensamiento más amplio o fortalecido.
Un desacierto suele entonces ser visto como un fracaso o una falla que amerita un castigo o sanción, y no como una oportunidad de transformación. Afortunadamente, muchas empresas están modificando esta perspectiva e “invitando” a sus empleados a equivocarse-
Si no cometemos errores, no lo estamos intentando lo suficiente.
LAS PLÁTICAS CON LOS LÍDERES YEMPRENDEDORES DE AMÉRICA James Quincey, CEO de The Coca‑Cola Company
Es tal la necesidad del cambio de mentalidad, que el 13 de octubre se instauró como el Día Internacional del Fracaso, con el que se pretende cambiar la connotación negativa detrás de “meter la pata”.
Esta nueva filosofía de “abrazar el error”, no solo busca remover el temor asociado a una equivocación, sino fomentar la creatividad y potencial de los colaboradores de una empresa quienes pueden proponer, intentar o experimentar sin miedo a represalias por no acertar.
Si te interesa que tú y tus colaboradores sigan creciendo a través del error, te dejamos estos consejos para transformar las equivocaciones en aprendizajes:
Es común que cuando fallamos, entren en juego emociones como miedo, ansiedad o angustia que nublan nuestro pensamiento. Si este es el caso, toma un poco de tiempo para que esta sensación pase y puedas analizar con claridad cuál fue la equivocación y por qué sucedió.
Una vez detectado el problema, ahora, sin caer en los extremos de autoflagelación o victimización, deberás analizar qué hiciste o dejaste de hacer para que ocurriera esa falla; es decir, responsabilizarte por lo que estuvo en tus manos y entender qué no pudiste controlar.
Ya sea que tú hayas omitido algún proceso o que alguien del equipo lo haya hecho, aprende a perdonar y comprender que, en la mayoría de los casos, este tipo de situaciones no son intencionales. Este proceso de sanación te ayudará a aprender y cambiar de página más pronto.
Una vez que tienes claro cuál fue el problema, tu participación en él, pero sobre todo que estás pensando racional y no impulsivamente, crea un plan de acción, ya sea para reparar la falla, contrarrestar los efectos, o incluso solo para evitar que vuelva a suceder. Así realmente generarás soluciones y aprendizaje.
Aunque es importante llevar a cabo todo este proceso de análisis, perdón y acción; también es necesario saber cuándo es momento de avanzar y dejar que la equivocación se quede en el pasado, ya como una lección, para así centrarse en el presente donde sí es posible cambiar las cosas y evitar volver a cometer el mismo error.
Equivocarse no es sencillo, especialmente considerando todos los años en los que se nos ha hecho creer que errar es sinónimo de fallar o defraudar, pero ahora es momento de comenzar a transformar esa mentalidad y convertir los errores en aprendizajes que permitan un crecimiento personal y laboral.