



¿Sabes cómo proteger la reputación de tu negocio en momentos caóticos? Una crisis puede hacer tambalear a cualquier organización, pero lo que muchas veces no se dimensiona es que, si la reputación cae, el negocio también peligra. De hecho, en medio de una crisis, lo que una empresa comunica —o deja de comunicar— es el factor clave para mantener clientes. Por lo tanto, la reputación no se protege con comunicados improvisados, sino con decisiones estratégicas de gestión de crisis y un compromiso auténtico.
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Exploremos los errores frecuentes que afectan la reputación organizacional durante una crisis y cómo evitarlos:
Frente al caos que representa la crisis, muchas organizaciones suelen calmar a sus grupos de interés con promesas fast track: “Resolveremos el problema hoy mismo”, “Nadie será afectado”, “Tendremos una solución de inmediato”. Esto puede derivar en una crisis más difícil de gestionar, afectando la reputación empresarial. Toma en cuenta que, durante una crisis, cada palabra cuenta.
Frases como “No fue para tanto”, “La situación está controlada” o “Todo está funcionando con normalidad” pueden ser tranquilizadoras, pero si las audiencias perciben algo distinto, se convertirán en gasolina para el incendio reputacional. Por ejemplo, compañías que minimizaron denuncias de acoso o maltrato laboral, al restar importancia a los testimonios de los afectados, escalaron sus crisis.
La reputación organizacional es resultado de las percepciones de muchos grupos, no solo de los clientes; los colaboradores, proveedores, autoridades y medios de comunicación observarán el desarrollo de la gestión de crisis. Por ende, ignorar a estos públicos o mandarles el mismo mensaje a todos es un error que fracturará la confianza construida en el pasado.
El área jurídica juega un rol fundamental para gestionar adecuadamente una crisis, pero desde su visión es probable que las comunicaciones que sugieran puedan resultar demasiado frías o incluso evasivas para los grupos de interés.
Aunque el uso de lenguaje técnico sea el adecuado, muchas veces puede transmitir falta de sensibilidad, sepultando la reputación de una marca.
Muchas organizaciones piensan que emitiendo un comunicado final se acaba la crisis; sin embargo, la reputación no se restablece automáticamente con un boletín, sino que requiere un seguimiento puntual de escucha y control de daños.
La reputación no se recupera con prisa e improvisación; cada decisión que se toma en una crisis puede ser un ladrillo para la reconstrucción o una grieta en la imagen de tu empresa. Como líder, tu responsabilidad no es solo resolver el problema, sino cuidar el activo más valioso que tienes: la confianza de quienes te siguen, compran y creen en tu marca.