



Una crisis empresarial no se entrena en el momento que llega; se entrena mucho antes. En mi experiencia, los desastres en los negocios no avisan, pero sí revelan qué tan preparada está tu organización para enfrentarlas.
Cuando ocurre un incendio, una falla de seguridad o una denuncia pública, la velocidad de respuesta lo es todo y, en esos momentos, no hay tiempo para improvisar. Aquí es donde el entrenamiento y los simulacros marcan la diferencia entre contener un problema o permitir que escale. Sin embargo, en muchas organizaciones, la gestión de crisis se deja para “cuando pase algo” y —entonces— ya es muy tarde.
Hoy exploramos los errores más comunes que cometen las empresas al no entrenar a su equipo para una crisis y qué puedes hacer, desde ya, para prepararte mejor.
Tener un manual de crisis es muy útil; no obstante, cuando se trata de un documento que nadie ha leído o que se quedó guardado en un cajón, perderá todo su efecto. Muchas organizaciones consideran que, por tener un archivo con protocolos, ya están listas. Lamentablemente, cuando ocurre una crisis, todo es confusión y caos.
En plena crisis, se suelen esperar decisiones del líder organizacional. Honestamente, incluso el mejor CEO puede no ser el más eficaz gestionando una crisis si no está acompañado de un equipo bien entrenado. Por ello, es esencial contar con un grupo multidisciplinario con responsables designados para cada área; de lo contrario, el caos está garantizado.
A menudo se piensa que solo la alta dirección debe saber qué hacer en una crisis. No obstante, la primera línea de respuesta puede estar en atención al cliente, recepción, redes sociales o logística —y no necesariamente en la oficina del director general—.
Decir “estamos listos para una crisis” es fácil, hasta que ocurre una situación que nadie previó. Las organizaciones deben considerar los riesgos reales y específicos de su industria y contexto local.
Un simulacro sin evaluación es solamente una actuación. Las empresas que hacen ejercicios, pero no revisan los errores cometidos, pierden la oportunidad de mejorar su capacidad de respuesta real.
Tu organización (como todas) no es inmune a las crisis; por lo tanto, prepararse para responder con orden, ética y oportunidad no es opcional: es estratégico. Finalmente, los simuladores de crisis son una herramienta clave en esa preparación y, como líder, no entrenas a tu equipo para cuando todo va bien, sino para cuando todo se complica. Concientiza a tu equipo sobre la importancia de practicar con compromiso. Cuando ocurra una crisis, ¡ellos mismos te lo agradecerán!