
Entre julio y septiembre de 2025, la residencia musical No me quiero ir de aquí: Una más de Bad Bunny transformó a Puerto Rico en el epicentro cultural y económico del Caribe. El artista puertorriqueño ofreció 31 conciertos consecutivos en el Coliseo de Puerto Rico, reuniendo a más de medio millón de personas en la isla y atrayendo a turistas de diversos países.
El artista eligió su tierra natal tras anunciar que no se presentaría en Estados Unidos para promocionar su aclamado álbum Debí tirar más fotos. Tal decisión fue su forma de pronunciarse ente la situación migratoria en Estados Unidos. La movida no sólo resultó un éxito para él, también para la isla.
Con más de 46,000 habitaciones de hotel reservadas y más de 3,600 empleos directos generados, esta serie de conciertos inyectó hasta un 7% de crecimiento en el Producto Interno Bruto local según estudios de Gaither International y Moody’s Analytics. Su impacto se extendió al transporte, gastronomía, vida nocturna y comercio local, fortaleciendo múltiples sectores económicos.
Más allá de las cifras, el intérprete de Tití me preguntó consolidó su imagen como un símbolo de orgullo boricua y motor económico.
La residencia de Bad Bunny apostó por incentivar el turismo y la economía local durante una temporada usualmente crítica: la temporada de huracanes. Por fortuna, la isla caribeña recibió el “amuleto del conejo” a partir del 31 de julio y hasta fines de septiembre de 2025.
La estancia de Benito Antonio Martínez Ocasio, nombre real del artista, provocó que las reservas hoteleras alcanzaran cifras récord:
De acuerdo con El Economista, Bad Bunny realizó el circuito de conciertos fijos más taquillero de la historia, superando las estancias musicales de Celine Dion en el Caesar’s Palace de Las Vegas. Además, es el evento de música latina con mayor impacto económico en la historia y, por primera vez, un artista de habla no inglesa entra en el top 10 de giras más taquilleras.
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Esta afluencia también benefició áreas como producción, logística, transporte, gastronomía y turismo local (guías y turoperadores, entre otros). La investigación cuantificó que el impacto económico se tradujo en:
Más allá de lo económico, la residencia de Bad Bunny en Puerto Rico constituyó un fenómeno de orgullo cultural y resistencia social. Su concierto final fue transmitido vía streaming a nivel global, congregando millones de espectadores y rompiendo récords en plataformas como Amazon Music y Prime Video.
El cantante utilizó su arte para denunciar problemáticas locales, como el apagón energético y la gentrificación, convirtiendo su espectáculo en un emblema cultural. Artistas boricuas y legendarios formaron parte de esta celebración musical que exaltó la identidad y tradiciones puertorriqueñas.
“El hecho de que Bad Bunny decidiera que sus primeros conciertos fueran para puertorriqueños hace que la gente esté orgullosa de su identidad. Y también es una postura firme frente al estatus colonial de la isla. Es una denuncia a la gentrificación y a la influencia externa en América Latina”, dijo Fernanda Quiroz, Maestra en Lengua, Arte y Literatura con enfoque en Estudios Hispánicos y Latinoamericanos por la Universidad Lumière Lyon 2 para AS USA.
La residencia posicionó a Puerto Rico como epicentro latino y confirmó a Bad Bunny como figura global, pero se espera que el intérprete de ‘Dákiti’ tenga aún más proyección para 2026.
Además de anunciar su primer tour por Europa, la NFL confirmó a finales de septiembre que el boricua de 31 años protagonizará el show de Medio Tiempo del Super Bowl LX en febrero de 2026, en el Levi’s Stadium de California.
Por supuesto, su actuación ha generado mucha expectativa ante un escenario de fuertes tensiones entre el gobierno de Estados Unidos y la comunidad latina. Incluso, el presidente Donald Trump se ha mostrado displicente al respecto.
“Nunca he oído hablar de él”, respondió Trump en una entrevista para Entertainment Weekly. “No sé quién es… No sé por qué lo hacen. Es una locura… Me parece absolutamente ridículo”.
Pese a que el mandatario ‘ni conoce’, el ascenso de Bad Bunny parece imparable y sus cuentas lo prueban: ha conseguido a masar una fortuna estimada de unos 50 millones de dólares, según Celebity Net Worth.
Su riqueza no proviene solo de sus giras y música, sino también de lucrativas colaboraciones con marcas internacionales como Adidas, Cheetos, Corona y Crocs. También sima ganancias por proyectos de moda y apariciones en Hollywood.
Aunque su participación en el Super Bowl 2026 no incluye un pago directo, se prevé que esta exposición potencie sus ingresos. Se espera que el espectáculo se traduzca en un aumento exponencial en ventas de merchandising, reproducciones en streaming, nuevos contratos de patrocinio y más.
