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Coca‑Cola anunció que lanzará este otoño una versión de su refresco endulzada con azúcar de caña, tras la petición pública del expresidente Donald Trump.
El nuevo producto con azúcar de caña complementará, no sustituirá, la fórmula con jarabe de maíz; según la empresa, es una estrategia alineada con la preferencia del mercado, mientras Trump lo celebró como un triunfo de sabor.
El 16 de julio, Trump declaró en Truth Social: “hablé con Coca‑Cola para usar AZÚCAR DE CAÑA REAL… y acordaron hacerlo. Será muy buena idea. Es simplemente mejor”. Días después, la compañía confirmó que lanzará un refresco endulzado con caña en EU.
La empresa aclaró que no cambiará su fórmula base, sino que añadirá una opción con azúcar de caña paralela a la versión con jarabe de maíz, afirmando que será parte de su “agenda de innovación continua”.
La famosa “Mexican Coke”, hecha con azúcar de caña y vendida en botella de vidrio, ha sido elogiada por su sabor auténtico. Esta nueva versión apunta a replicar esa experiencia en el mercado doméstico, acercarse a los gustos de quienes consideran la variante mexicana más deliciosa.
Este movimiento estratégico expande su portafolio sin alterar la base de productos actuales. El CEO James Quincey señaló que utilizarán todas las herramientas disponibles para diversificar la oferta.
Una encuesta de MarketWatch en X reveló que el 76 % de los consumidores prefiere la versión con azúcar de caña, frente al 2.8 % que opta por jarabe de maíz, reforzando la decisión de Coca‑Cola.
El azúcar de caña es significativamente más costosa en EU por subsidios al maíz y restricciones a las importaciones. Esto podría elevar precios hasta un 10 %, además de detonar debates sobre empleos rurales y sostenibilidad.
Expertos recuerdan que tanto el azúcar de caña como el jarabe de maíz son equivalentes en calorías y efectos metabólicos. La OMS y algunos especialistas —como el Dr. Dariush Mozaffarian— advierten que el verdadero beneficio está en reducir el consumo, sin importar la fuente.
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El lanzamiento de la versión con azúcar de caña “aprobada” por Trump representa una jugada audaz de Coca‑Cola para responder al gusto del consumidor sin alterar su exitoso portafolio. Más allá de su impacto político o sensorial, la iniciativa refleja tendencias de mercado y desafíos económicos, además de recalcar la importancia de una estrategia que equilibre sabor, precio y conciencia nutricional.