Claudia Sheinbaum ha hecho historia al convertirse en la primera mujer en asumir la presidencia de México. Su toma de posesión marca un hito en la política del país y refuerza la continuidad de la Cuarta Transformación iniciada por Andrés Manuel López Obrador.
Sheinbaum juró como presidenta en una ceremonia solemne en el Palacio Legislativo de San Lázaro, rodeada de mandatarios internacionales y miles de simpatizantes. Prometió mantener las políticas de justicia social y bienestar que caracterizan al gobierno de izquierda, mientras enfrenta grandes desafíos como la reforma judicial y la transición energética.
La ceremonia se llevó a cabo el 1 de octubre de 2024, con la asistencia de líderes de todo el mundo, entre ellos los presidentes de Chile, Brasil y Honduras. En su discurso, Sheinbaum destacó la importancia de la inclusión de las mujeres en el poder y ratificó su compromiso con la agenda de la Cuarta Transformación, el proyecto político que busca reducir la desigualdad y fortalecer la soberanía nacional.
La presidenta del Congreso de la Unión, la diputada Ifigenia Martínez, figura histórica de la Izquierda mexicana, fue quien le colocó la banda presidencial. La legisladora tomó la insignia del presidente saliente Andrés Manuel López Obrador.
Sheinbaum asume como nueva presidenta de México, primera mujer en hacerlo, tras haber vencido con un récord de casi 36 millones de votos tras las elecciones del 2 de junio.
La presidenta de México de los próximos 6 años tendrá el mayor poder en la Cámara de Diputados desde 1982, en los tiempos del presidente Miguel de la Madrid, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) era hegemónico en el país.
Tras una votación dividida de los consejeros del INE para asignar la cifra definitiva de diputados, los tres partidos de la coalición de Sheinbaum obtienen 364 puestos de un total de 500: 108 por sufragio proporcional y 256 por votación directa.
Uno de los primeros desafíos que enfrentará Sheinbaum es la implementación de la reforma judicial, que busca elegir por voto popular a jueces y magistrados en 2025. Además, la presidenta tendrá que lidiar con la crisis económica que enfrenta la petrolera estatal Pemex y avanzar en la transición hacia energías más limpias.
El evento de toma de posesión también estuvo cargado de simbolismo. Sheinbaum usó un vestido tradicional bordado por artesanas oaxaqueñas, y más tarde recibió el bastón de mando de manos de representantes de los pueblos originarios, un gesto que reafirma su compromiso con las comunidades indígenas y su cultura.
El ascenso de Claudia Sheinbaum a la presidencia no solo marca un logro para las mujeres mexicanas, sino que también simboliza un cambio en la política del país. Su mandato será clave para definir el futuro de México en términos de igualdad de género, justicia social y sostenibilidad.
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