



Por primera vez en una década, América Latina y el Caribe han logrado reducir la prevalencia del hambre y la inseguridad alimentaria por debajo del promedio mundial. Según el informe “Panorama de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en América Latina y el Caribe 2024”, publicado por diversas agencias de la ONU, la región registró una tasa de inseguridad alimentaria del 28,2%, comparada con el 28,9% a nivel global.
El informe destaca que el hambre afectó a 41 millones de personas en la región durante 2023, lo que representa una disminución de 2.9 millones respecto a 2022 y de 4.3 millones en comparación con 2021. Esta reducción se atribuye a la recuperación económica postpandemia, programas de protección social y políticas específicas para mejorar el acceso a alimentos en varios países sudamericanos.
A pesar de los avances, existen disparidades significativas entre las subregiones. Mientras Sudamérica ha mostrado mejoras notables, América Central se ha mantenido estable y el Caribe ha experimentado un aumento en la prevalencia del hambre, alcanzando el 17.2% en los últimos dos años. De acuerdo con El País, eventos climáticos extremos han afectado negativamente la productividad agrícola en estas áreas, encareciendo los alimentos y dificultando el acceso a dietas saludables.
La variabilidad climática y los eventos extremos representan amenazas significativas para la seguridad alimentaria y la nutrición en la región.
LAS PLÁTICAS CON LOS LÍDERES YEMPRENDEDORES DE AMÉRICA
El informe subraya la necesidad de implementar políticas integrales que fortalezcan la resiliencia de los sistemas agroalimentarios, permitiendo anticipar, prevenir y adaptarse a diversos riesgos asociados al cambio climático.
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La región enfrenta una doble carga de malnutrición: mientras uno de cada diez niños menores de cinco años sufre desnutrición crónica, el sobrepeso y la obesidad también están en aumento. En 2022, el 8.6% de los niños menores de cinco años en América Latina y el Caribe presentaban sobrepeso, superando el promedio mundial del 5.6%. Esta situación se ve agravada por la alta exposición y vulnerabilidad climática en las comunidades más desfavorecidas.
En 2022, aproximadamente 182.9 millones de personas en la región no podían permitirse una dieta saludable. Aunque esto representa una mejora de 2.4 puntos porcentuales en comparación con 2021, aún persisten desafíos significativos para garantizar el acceso equitativo a alimentos nutritivos.
Expertos abogan por una inversión más inteligente en áreas rurales, promoviendo la producción sostenible y la diversificación de cultivos resistentes al clima.
Estas medidas son fundamentales para mitigar los impactos del cambio climático y fortalecer la resiliencia de los sistemas agrícolas, asegurando la continuidad de los avances en la lucha contra el hambre y la malnutrición.
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Aunque la región ha logrado avances significativos, es crucial mantener y fortalecer las políticas públicas que abordan la seguridad alimentaria y la nutrición. La implementación de estrategias integrales y sostenibles permitirá enfrentar los desafíos actuales y futuros, garantizando el derecho a la alimentación de toda la población.
La reducción de la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe es un logro notable, pero aún queda un largo camino por recorrer.
Es esencial continuar trabajando en políticas y acciones que promuevan sistemas alimentarios equitativos y sostenibles, capaces de resistir las adversidades climáticas y económicas, para asegurar una alimentación adecuada para todos.