5 recursos para que te conviertas en una persona segura de sí misma
No es fácil mantener la autoconfianza, pero si lo practicas diario lo podrás conseguir. Sigue estos consejos.
¿Tienes tanta confianza en ti como te gustaría? Sin dudas, es una pregunta con truco, porque en algún momento, todos sentimos gran autoconfianza, y en otros, decaemos.
La auto confianza te permite tener seguridad de ti en los distintos aspectos funcionales de la vida. Se trata de una parte de tu espíritu interno que constituye la base del equilibrio emocional, para afrontar mejor las tareas, desafíos y superarte permanentemente.
La falta de confianza limita el potencial, porque construye un muro entre quién eres y lo que quisieras ser. Es en esa brecha de ausencia de auto percepción positiva de ti que pierdes, porque permites que otro tipo de estímulos restrictivos tomen su lugar.
Por ejemplo, si has crecido en entornos opresivos, sometimiento, falta de valoración en tu infancia, pérdidas y angustias no superadas, es factible que la confianza no esté presente de la manera adecuada.
La buena noticia es que la seguridad en ti que se basa en la auto confianza es una habilidad; y como tal, se puede entrenar y desarrollar.
Beneficios de confiar en uno mismo
Foto: Jacob Mejicanos vía Unsplash
- Mayor autonomía para decidir
- Sentido de disfrute
- Mejora la satisfacción sobre quién eres y lo que puedes lograr
- Afrontas los problemas con decisión
- Disminuir las dudas acerca de tu potencial
- Ayuda a equilibrar tu estilo de vida de lo real a lo que deseas
El origen está en una emoción
La emoción del miedo es transversal a la falta de confianza. Es posible que ante determinados estímulos internos o externos, tu valía disminuye tanto que te sientes poca cosa y piensas que no eres capaz de afrontarlos.
Sin embargo, el miedo puede ser un motor para impulsarte más allá de esa barrera invisible para proyectarte más allá de la limitación.
La clave está en tomar acción. Los humanos reviven permanentemente el instinto reptiliano de afrontamiento o huida de las situaciones: en el caso de la falta de seguridad y confianza en uno mismo, es este último el que prevalece, anteponiendo todo tipo de excusas y consideraciones que limitan tu expansión más allá de la zona conocida o habitual.
Sentir miedo es normal: el desafío aparece cuando te limita y coarta todo tipo de despliegue y desarrollo.
El origen del miedo en la ausencia de autoconfianza puede ser total (te sientes totalmente anulado para tomar decisiones por mínimas que sean) o parcial (en ciertas situaciones o estímulos es donde se manifiesta la falta de seguridad).
Por lo general, hay dos enormes motores de este limitante, y son:
1. El miedo a fracasar
Las personas con mayor indecisión interna son las que fantasean negativamente la mayor parte del tiempo. Como el miedo es una construcción interna sobre una expectativa externa aparentemente real (en tu mente), es posible deconstruirla para reconvertirla en algo propositivo que te impulse hacia adelante. Por día tenemos aproximadamente 12,000 diálogos internos, cuando hablamos con nosotros mismos. Empieza por observar esa auto charla, a detectar qué tipo de palabras te dices, y con qué niveles de certeza le prestas atención y actúas en consecuencia.
En general, el miedo al fracaso se siente como una emoción muy potente que traba, estanca y limita todo tu accionar; por lo que es posible cambiar las cadenas de creencias que tienes dentro, para cambiarlas por otras más funcionales para alcanzar tus metas y objetivos.
2. Los pensamientos negativos recurrentes
Tenemos unos 60,000 pensamientos diarios; de esos, hay personas que piensan en negativo el 90 % del día; así que puedes imaginar el resultado que obtienen en sus vidas.
Uno de los mayores problemas son estas advertencias de fracaso que dices internamente, lo que, como resultado, genera profecías auto cumplidas. Es decir que, a través de las emociones y sentimientos de tu mente subconsciente, llevas eso que piensas a la realidad, y allí, sencillamente pierdes.
Es posible entrenar en desarmar ese sesgo cognitivo inconsciente de pensar en negativo casi todo el tiempo, para llegar a cierta neutralidad funcional para que también impulses tu potencial en vez de restringirlo.
5 recursos para ser una persona segura de sí misma
Para empezar a tener más confianza en ti, aquí va una caja de herramientas para practicar diariamente; no toman demasiado tiempo y verás resultados si lo haces con continuidad:
1. Postura corporal
La postura erguida y los hombros hacia atrás es conocida como la pose del superhéroe o heroína. De hecho, en todos los dibujos animados y cómics los encontrarás con este “súper poder”. En la Universidad de Harvard experimentaron con 42 participantes. A un grupo le pidieron que tuviesen esa postura de triunfo durante dos minutos, y a otro, una postura de derrota (hombros caídos, vencidos, hacia adelante, cabeza gacha). El resultado arrojó que quienes tenían la postura erguida revelaron sentimientos de poder, fuerza, entusiasmo y confianza, mientras que el otro grupo aseveró sentir abatimiento, angustia, poca autoestima, bajo rendimiento.
Herramientas: Antes de una situación estresante o difícil, hacer la postura del superhéroe o heroína durante 3 minutos, respirando lentamente y llenando toda tu capacidad de aire. También funciona abrir los brazos como si ganaras una maratón, hacer saltos repetidos unas diez veces como festejando; estirar la columna con los brazos hacia arriba debajo de la ducha; y cantar o silbar en forma alegre en todos los momentos donde sea factible.
2. Tomar decisiones
Foto: Letizia Bordoni vía Unsplash
Un factor decisivo para adquirir autoconfianza es la habilidad de decidir. A muchas personas les cuesta lograrlo, ya que implica un riesgo: las cosas pueden salir bien o no tanto.
Herramientas: empieza por decisiones pequeñas hasta adquirir la destreza de elegir las mejores opciones; evita que otros elijan por ti (por ejemplo, la comida en un restaurante); analiza, pero no demores la decisión, lo que se llama “parálisis por análisis”; piensa en qué es lo peor que puede suceder respecto a la decisión que tomas (en general las consecuencias tremendistas son producto de la fantasía, más que de la realidad).
3. Detecta cuáles son tus botones de inseguridad y supéralos
Todos tenemos algunas teclas internas que, cuando se activan, nos hacen sentir especialmente inseguros. Si logramos detectarlas, habremos superado estas barreras invisibles que traban nuestra seguridad.
Herramientas: trabaja con un psicoterapeuta en casos muy limitantes, ya que habrá que bucear en el inconsciente. En otras situaciones, un coach experimentado o un experto en programación neuro lingüística pueden ayudar a esclarecer y reestablecer el circuito interrumpido de inseguridad interna para apoyarte en tu fortalezas.
4. Enfocarte en los logros, en vez de los fallos de tu vida
Foto: Andre Hunter vía Unsplash
Una visión frecuente de las personas inseguras es que se enfocan demasiado en los fracasos o situaciones catastróficas.
Herramientas: haz diariamente una lista de pequeños logros (siempre los hay); detecta los avances en aspectos mínimos para reforzar el centro de recompensa del cerebro -el lugar del auto reconocimiento-; trabaja en tus modelos mentales limitantes, para detectar creencias y paradigmas que pueden estar coartando tu seguridad.
5. Reevaluar el estrés que produce que baje tu auto confianza:
Foto: Jared Rice vía Unsplash
Sin dudas, la falta de seguridad en uno mismo es motivo de estrés. Es posible que sientas que te empequeñeces frente a situaciones de la vida, y aparece la falta de asertividad para actuar.
Herramientas: engaña a tu cerebro con palabras superadoras sabiendo que lo que necesitas gestionar es el miedo (aunque te parezca raro, háblale y dile directamente: “Lo sé, eres tú, el miedo que quiere frenarme. No lo conseguirás esta vez.” ). Al hacerlo y ponerle palabras esa emoción pierde potencia. Trabaja con afirmaciones: son una herramienta excelente para avanzar (ejemplos: “Yo puedo”, “Soy valiosa y supero con éxito esta y cualquier situación que se presente”, “Me amo y me acepto como soy” ). Cambia las palabras que describen la emoción que sientes: por ejemplo, en vez de decir “ Tengo pánico de esta reunión con mi jefe” di con fuerza e internamente: “Me entusiasma poder tener la reunión con mi jefe, y tomaré esta experiencia para aprender y avanzar” . Estas fórmulas cambian la bioquímica de tu cuerpo, y, por lo tanto, el resultado que vas a obtener.