



¿A quién le caben dudas de que la buena comunicación es la piedra angular del éxito de los mejores líderes? Dentro de su vasto conjunto de herramientas, el arte de persuadir se convierte en una clave vital.
Aristóteles, el legendario filósofo griego, nos legó un marco trascendental para comprender la persuasión. A través de una lente atemporal, exploraremos cómo los principios que legó siglos atrás, ethos, logos y pathos, hoy se entrelazan para formar el núcleo de una comunicación efectiva y convincente.
En este viaje del pasado hasta el presente, no sólo nos revelará los secretos de la persuasión, sino que también nos empoderará para utilizarlos en nuestra vida diaria, tanto personal como profesionalmente.
La sabiduría de Aristóteles en materia de persuasión se sustenta en tres pilares fundamentales: ethos, logos y pathos. Cada uno de estos componentes ofrece una dimensión poderosa para que, en forma combinada, cualquier persona pueda tener una mayor influencia en sus actividades.
A continuación, conocerás de qué se trata cada uno y cómo cultivarlos en tu día a día, en forma fácil y práctica:
Ethos se traduce al español como “carácter distintivo”. En la percepción de Aristóteles, es la autoridad moral o la credibilidad del orador, entendido como cualquier persona que mantiene vínculos con los demás.
En el contexto moderno, esto se traduce en la confianza que generamos en los demás. Ya sea por nuestra experiencia, conocimientos o integridad, el ethos es esencial para que las palabras tengan peso.
Cómo cultivarlo: A través de la consistencia, el respeto por nuestros valores y la demostración práctica de las habilidades con que contamos. También, el respeto por los demás, y los aspectos que te distinguen de las demás personas, incluso de aquellas que se dedican a tu misma actividad.
Logos se refiere a la lógica y el razonamiento detrás de nuestro argumento, de la palabra.
En esta era de la información e instantaneidad, los datos, las estadísticas y los hechos objetivos son herramientas poderosas. Sin embargo, el desafío radica en presentar esta información de manera comprensible y relevante para los demás.
Por lo tanto, el logos efectivo no solo informa, sino que también invita a la reflexión y al análisis crítico.
Cómo cultivarlo: Conociendo al destinatario de tus mensajes, conversaciones y comunicaciones; desde allí podrás entrar en el mundo del otro, saliendo de tu propia percepción y filtros personales, para ingresar en un universo compartido para tener claridad, concisión, lenguaje en común y que el mensaje llegue con total eficacia, y la menor cantidad de distorsiones posibles.
Pathos es el acto de conectar emocionalmente con el público al que te diriges.
Ya sea en una charla, un texto escrito, un audio por mensaje de voz, un afiche o un video, Aristóteles entendía la importancia de las emociones en la persuasión.
Para tocar el corazón de nuestra audiencia, debemos ser empáticos, entender sus necesidades y preocupaciones y comunicarnos de una manera que resuene con sus emociones. Ten por seguro de que no se producirá una buena comunicación si no sensibilizas primero a las personas, para que abran sus canales de percepción a tu mensaje.
Cómo cultivarlo: Las historias personales, los ejemplos vivenciales y el lenguaje que despierta sentimientos son claves en este aspecto. Cuenta historias, traduce datos duros en información más blanda y que se pueda comprender al nivel de percepciones de quienes tienes adelante. Ilustra con imágenes que sean impactantes y representativas, crea imágenes en la mente del público, y estimula los cinco sentidos al comunicar.
La persuasión, según Aristóteles, es un arte que equilibra la credibilidad (ethos), la lógica (logos) y la emoción (pathos). Si lo que buscas es influir y conectar, es esencial entender que cada uno de estos elementos juega un papel crucial. Al dominarlos mejorarás la capacidad para comunicarte eficazmente, y, también, tenderás un puente que une la sabiduría de la antigua Grecia con las complejidades del mundo moderno, permitiéndonos alcanzar un impacto verdaderamente transformador.