



En el corazón de Monterrey, una de las ciudades más contaminadas del mundo según IQAir, nació hace ocho años una idea que hoy compite en las grandes ligas del emprendimiento global. WAS Company, liderada por Walter Daniel Mata Martínez, es la única empresa mexicana seleccionada para South Summit Madrid 2025, uno de los eventos de innovación más importantes de Europa, coorganizado por IE University.
La chispa que encendió esta startup no vino del cemento, sino de la conciencia ambiental. “Identificamos que uno de los principales factores de contaminación en Monterrey era la industria de la construcción, específicamente la del cemento y concreto”, cuenta Walter.
La producción de una sola tonelada de concreto emite alrededor de 600 kg de CO₂, según la Global Cement and Concrete Association (GCCA). Si extrapolamos eso a una megaobra como la torre más alta de Monterrey, que usó 30,000 toneladas de concreto, estamos hablando de 18,000 toneladas de CO₂ emitidas. “Eso equivale a plantar más de un millón de árboles”, dice el emprendedor.
La industria del cemento es responsable del 7% de las emisiones globales de CO₂, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía. Frente a este panorama, WAS Co. (Worldwide Accountability Solutions) desarrolla y comercializa materiales sustentables para el sector de la construcción, fabricados a partir de residuos de la industria minera, conocidos como lodos o relaves. Esta estrategia no solo reduce las emisiones, también da una segunda vida útil a toneladas de desechos industriales.
WAS Company opera con dos divisiones:
La startup mexicana ya trabajan con gigantes como Holcim (México, Francia y Suiza), Sika, Grupo Cementos de Chihuahua, Cemento Pacasmayo (Perú) y Cementos Biobío (Chile). CEMEX, por ahora, está pendiente. “Es una relación más estricta, estamos esperando el mejor momento para avanzar”, dice Walter.
Uno de sus desarrollos estrella es el Ecoclinker, un material que no solo reduce emisiones, sino que también mejora la resistencia del cemento hasta en un 20%. Walter aclara: “Nosotros probamos nuestros productos con laboratorios externos y clientes antes de lanzarlos. Nuestro enfoque es sustentabilidad, sí, pero también calidad y costo competitivo”.
Walter no estudió ingeniería ni química. Su formación es en negocios, pero desde la tesis universitaria se sumergió en la ciencia de materiales, la nanotecnología y la química. “Me hice experto en el camino. Traje el know-how a la empresa y luego recluté a científicos, ingenieros y doctores”.
Hoy, después de ocho años de investigación y cinco como empresa legalmente constituida, WAS Company ya opera en México, Perú, Chile y Colombia, con miras a Estados Unidos, Canadá y Europa. En 2023 cerraron una ronda presemilla de 1.5 millones de dólares con una valuación premoney de 10 millones, una cifra poco común para startups latinoamericanas en etapa temprana.
Su éxito no ha sido lineal. Walter comparte dos errores comunes que él mismo cometió y que cualquier emprendedor técnico debe evitar:
Su origen es humilde, lejos del cemento y la industria pesada. “Vengo de una familia restaurantera, clase media-baja. No tenía contactos, solo una preocupación real por mi ciudad. Y esa preocupación fue el motor”.
La visión de WAS Company no es solo científica ni empresarial. Es una misión social y ambiental con bases sólidas. En palabras de Walter: “Nunca me imaginé que lo que estaba solucionando para Monterrey también iba a beneficiar a otras ciudades en el mundo. No me puedo cerrar”.
En un sector como la construcción, que genera más del 30% de los residuos sólidos urbanos y el 39% de las emisiones de CO₂ relacionadas con la energía, según la ONU-Hábitat, startups como WAS Company representan un rayo de posibilidad. No por discursos verdes, sino por soluciones viables, rentables y escalables.
Desde Monterrey al mundo, WAS Company demuestra que emprender con propósito y rigor puede llevarte lejos. Incluso hasta Madrid, donde la tarde del jueves se medirá contra las mejores startups a nivel global en la categoría Climate Tech & Sustaintability.
De los más de 1000 finalistas que han salido de Startup Competition, nueve han alcanzado el estatus de unicornio: siete españolas, una brasileña y una francesa, consolidándose como referentes tanto en el ámbito empresarial nacional como internacional.