



Uno de los fenómenos que más utilizo para explicar los cambios e innovación que ha tenido la comunicación digital es el famosísimo fear of missing out o FOMO.
Aunque el término original se utilizaba para los CEO o gente de altísimos niveles ejecutivos por el temor de no ver algún detalle que repercutiera de manera negativa en su organización, el fear of missing out rápidamente migró de la esfera empresarial a la social.
Hoy en día este miedo, el FOMO, es el temor a quedar digitalmente excluidos en dos sentidos: el primero, a no seguir el ritmo de los avances tecnológicos y, el segundo, a no estar enterado de lo que pasa en el mundo o nuestro círculo social, o bien de la información, o de las tendencias. Básicamente, es el miedo a no poderse subir al tren o no entenderlo.
Su definición es algo así como “la patología producida por el temor a quedarse fuera del mundo tecnológico y sus avances”. Este fenómeno es muy común y abarca desde la generación X hasta los centennials. No hay que señalar culpables, pero las redes sociales quizá algo tiene que ver. Los prosumers (o sea todos) definitivamente debemos alzar la mano e incluso podríamos decir que algunos medios son responsables por usar el clickbait para atraer a la gente.
En fin, este fenómeno junto con algunos otros de los que escribiré más adelante, es en gran medida motivo de innovación tanto en la forma como en el fondo en el que se presentan contenidos.
Aquí van tres maneras en las que se puede aprovechar ese miedo para innovar la manera en la tú y tu marca se relacionan con sus usuarios y consumidores.
En mundo que vive bajo la dictadura del clic y el SEO, en la que la inmediatez es necesaria, la pregunta a responder es ¿cómo competir con tantos mensajes en todas esas plataformas? La respuesta es ofreciendo contenidos originales.
Tus usuarios y consumidores esperan de cada red o canal un contenido diferente. Aquí podría usar que llamamos transmedia y de esta manera darles algo único, pero antes de establecer un proceso nuevo, experimentan dándole la vuelta a lo que harás.
Según JWT el 69% de la generación dominante, los millennials, ha tenido algún episodio de FOMO. Además, la audiencia más amplia “no quiere más de lo mismo”. Sí, súbete al tren, pero ofrece algo novedoso y original. Aquí algunas ideas para lograr la autenticidad:
Snapchat lo hizo increíblemente bien en el 2014 cuando dio a conocer las microhistorias: solo por tiempo limitado existía algo para pensado específicamente para ti. Aunque esto se originó por creciente levedad social, las marcas no tardaron mucho en desarrollar contenidos efímeros para satisfacer esta insaciable necesidad de poseer. Y por supuesto, el miedo de no quedarse fuera y enterarse de lo último.
El sentido de urgencia juega de formas muy extrañas con nuestro cerebro, pero invariablemente siempre caemos. Si algo es por tiempo limitado, lo deseamos aún más. Esta añoranza siempre trae consigo seguidores, clics y –para algunas marcas– tráfico orgánico.
Las grandes marcas estudian a fondo a sus usuarios. Las más pequeñas se dejan llevar por sus instintos y en el mejor de los casos toman muestras diminutas formadas por conocidos para decidir. Lo que hacen muy bien es comprender las tendencias que van dominando al mundo y arriesgarse con ellas.
Los videos llevan más 10 años siendo tendencia, por lo que yo los llamaría un patrón, pero cada vez son más cortos. Toma el riesgo y, sabiendo que nosotros estamos pegados 24/7 al teléfono, revisamos más de 217 veces al día promedio (FB, 2019) nuestras redes sociales, haz ese mini-micro-video que tenías en mente.
Siendo muy crudos, el miedo a quedarse fuera permite que casi cualquier cosa que parezca disruptiva, se considere innovadora.
La evolución del sapiens, los fomo sapiens, estamos ávidos de experimentar cosas nuevas. Las marcas, productos y servicios, así como las personas, estamos obligados a satisfacer esa necesidad, cada vez mayor, de estar enterados.