



El 16 de julio de 1950 quedó marcado como una fecha funesta en la historia de Brasil. Fue el día en que todo un pueblo fue silenciado tras perder el título de la Copa del Mundo en casa con un infame 2-1 ante Uruguay: el famoso Maracanazo.
“Técnicamente, en ese Mundial no hubo una Final. A las cuatro selecciones ganadoras en la primera ronda las metieron en un cuadrangular, en el que se tenían que enfrentar todas entre sí, y la que hiciera más puntos se quedaba el campeonato.
“A Brasil le bastaba empatar para coronarse en su propio Mundial. Todo el país anticipaba una victoria por goleada –en los dos juegos previos destrozaron 7-1 y 6-1 a Suecia y España, respectivamente– pero (Juan Alberto) Schiaffino y (Alcides) Ghiggia tenían otros planes”, relata Erick Meneses, periodista deportivo y creador del Club de Apuestas, en entrevista con Emprendedor.com.
Todo emprendimiento arranca con un sueño. Instantes después de la dolorosa derrota, un chiquillo de 9 años llamado Edson Arantes do Nascimento vio cómo su padre lloraba desconsolado, al igual que los millones de brasileños que se sentían campeones incluso antes de iniciar el juego.
El impacto de ver a su papá llorar fue tan fuerte para el pequeño que le hizo una promesa: “Un día voy a ganar la Copa del Mundo para ti, papá”. Parecía una quimera a años luz de cumplirse, especialmente porque el pequeño y su familia vivían en condiciones sumamente precarias.
Su padre, João Ramos do Nascimento ‘Dondinho’ había sido futbolista profesional. Llegó a jugar en el Atlético Mineiro, pero no logró trascender y terminó jugando en equipos chicos. Al final tuvo que retirarse por una lesión de rodilla que nunca lo dejó en paz.
Pero el emprendedor, al igual que el héroe brasileño, siempre encuentra obstáculos en el camino que debe superar. Debido a las limitadas condiciones económicas de su familia, el chico –entonces apodado ‘Dico’– formó un equipo de futbol con sus amigos, quienes jugaban descalzos, pues ni siquiera tenían dinero como para comprar zapatos deportivos. Pese a tener todo en contra, incluso a una afición despectiva, el Ameriquinha ganó el torneo de la ciudad.
El joven Pelé tenía un talento especial con los pies y un romance particular con el balón. Su padre le ayudó a mejorar su técnica a escondidas de su madre, quien se oponía a una vida de patadas, partidos y goles precisamente porque el futbol, hasta cierto punto, había quebrado físicamente a su padre, quien se ganaba la vida limpiando baños.
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Formó parte de las divisiones inferiores del Baquinho, equipo donde jugó su progentitor y donde fue entrenado por Waldemar de Brito, quien jugó en el Mundial de 1934. Fue éste quien ayudó a convencer a su mamá para que le permitiera unirse al Santos de Sao Paulo, su equipo predilecto.
Arrancó jugando en el conjunto inferior y trabajó en fortalecer su físico –era demasiado flaco– hasta llegar al primer equipo. Sin embargo, Edson siempre extrañó a su familia y, tras fallar un penalti en un partido del Torneo Sub 16, buscó huir y volver a casa. Su intento de escape fue frustrado y tuvo que quedarse en el club.
Y si se sabe cómo sortear los obstáculos, el emprendimiento rendirá frutos paulatinamente cuando se consiga conquistar al cliente. Aún no tenía ni 16 años cuando debutó profesionalmente ante el Cubatão, encuentro en el que incluso marcó un gol. Ese mismo año (1956) se consolidó como el goleador del Santos y ayudó a conquistar el Torneo Paulista y el Torneo Río-Sao Paulo.
“En 1958, el entrenador Vicente Feola lo convoca a la selección para el Mundial de Suecia en lugar de Zizinho, estrella del Corinthians. La furia fue tal, que los ‘torcedores’ del equipo organizaron un amistoso entre el popular Timao y los convocados a la Canarinha.
“Pelé no estaba en buena forma y la selección cayó 3-1; y por si fuera poco, lesionaron a ‘O Rei’ (como también se le decía) intencionalmente. Pese a todo, lo llevaron al Mundial, aunque estuvieron a nada de sacarlo del equipo porque pensaban que no se recuperaría a tiempo”, añade Meneses.
El fracaso es intrínseco a la vida emprendedora; no obstante, si se le toma como lección puede ser un impulso fundamental para alcanzar el éxito. Fue hasta el tercer partido de la Fase de Grupos, cuando los sudamericanos se midieron ante la Unión Soviética, que el joven de 17 años hizo su debut en Copas del Mundo. En aquella oportunidad se conjuntó de maravilla con Vavá, Didí y ‘Garrincha’ y derrotaron 2-0 a los soviéticos. Pelé marcó una de las anotaciones.
En Cuartos de Final marcó el gol del triunfo (1-0) sobre Gales y en las Semifinales se destapó con tres para doblegar (5-2) a la imponente Francia de Raymond Kopa y Just Fointaine, éste último hizo 13 tantos en ese Mundial –récord que se mantiene hasta hoy día–.
Y entonces el sueño se cumple, más allá que por dinero, por el amor al balón. En la Final, ante la anfitriona Suecia, logró dos de los cinco goles que le dieron el título a Brasil (5-2). Pero eso no fue todo, también ganó otro par de Mundiales: Chile 1962 y México 1970. En total, marcó 12 anotaciones en Copas del Mundo.
La promesa que había hecho el pequeño Edson Arantes do Nascimento a su padre en 1950 se hizo realidad. Y por partida triple.
Pelé jugó casi toda su carrera con el Santos, conquistando seis títulos nacionales en el proceso. Cerró su prolífica trayectoria, en la que marcó casi mil 300 goles, en el Cosmos de Nueva York.
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Entre sus múltiples galardones, se encuentran: Deportista del Siglo (Revista L’Equipe, 1980), fue incluido en el Equipo Histórico de los Mundiales (FIFA, 1994), Jugador del Siglo (Federación Internacional de Historia y Estadística, 1999; Revista France Football, 1999; FIFA, 2000), se le incluyó en el ‘Dream Team’ de las Copas del Mundo (FIFA, 2002) y el Balón de Oro Honorífico (FIFA, 2014).
El suyo es un ejemplo de la fuerza del trabajo y de la lógica del talento conjuntada con la meritocracia. Pelé, como muchos otros futbolistas que han nacido en condiciones de pobreza pero han sabido alzarse al reto, son un ejemplo de mentalidad y motivación, factores imprescindibles al interior de toda empresa y un símil perfecto de la vida emprendedora.
Además de ser considerado el mejor jugador de la historia del balompié, Pelé también nos ha regalado importantes frases aplicables a la vida empresarial y al emprendimiento.