



¿Usado es lo nuevo? Así crece la venta de ropa de segunda mano en América Latina. El Día Mundial del Medioambiente, que se celebró este 5 de junio, vuelve a poner en el centro del debate el impacto de las industrias y las medidas que se tienen para implementar modelos sostenibles en los diferentes sectores de la economía. Quizás uno de los más relevantes en esta discusión es el de la moda, que es responsable del 10% de las emisiones globales de carbono.
Frente al gran incremento de tiendas de ropa a precios ultra bajos y el avance desmedido del fast fashion, el rol de los consumidores ha ganado importancia como eje transformador. Y aquí, el mercado de la ropa de segunda mano, antes mal visto por el consumidor, ha ganado mucho impulso por parte de la Generación Z. Son los jóvenes quienes están contribuyendo a la moda sostenible, preocupados por el medioambiente y el deseo de estilos únicos a menor costo.
Las plataformas e-commerce alrededor del mundo se han convertido en canales ideales para propulsar este sector de la economía. Vinted, Wallapop, Depop, eBay o GoTrendier son algunas de las más relevantes a la hora de transformar el acceso a prendas de segunda mano, mientras que marcas como Levi’s han incorporado programas de recompra como parte de sus estrategias de sostenibilidad.
En paralelo, la omnicanalidad —la combinación de tiendas físicas y plataformas digitales— se consolida como un modelo preferido por los consumidores, especialmente por aquellos que buscan comprobar la calidad de las prendas antes de adquirirlas.
Los consumidores valoran el precio, el estado y la calidad de la prenda, dejando en un segundo lugar la sostenibilidad, que no acaba de cuajar como motivación de la compra, lo que la convierte en una ventaja para las marcas que quieran usarla como atributo.
En América Latina, los Millennials y la Generación Z lideran esta tendencia, que a nivel global representa más del 60% de los consumidores de ropa usada.
Sus principales motivaciones incluyen el ahorro, el deseo de encontrar piezas únicas y, cada vez más, el compromiso ambiental.
El comportamiento de los consumidores en cuanto al destino de la ropa no utilizada subraya un cambio hacia la conciencia ambiental, con un creciente interés en el reciclaje y la reventa. Sin embargo, existe margen para que las marcas de moda promuevan más activamente programas de sostenibilidad y donación, generando no solo un impacto positivo en el medioambiente, sino también construyendo una relación más sólida con los consumidores comprometidos con la moda circular.
Aunque el auge de plataformas digitales ha facilitado el acceso a ropa de segunda mano, las tiendas físicas siguen siendo relevantes, sobre todo para consumidores de mayor edad o quienes valoran la experiencia presencial. Por eso, combinar lo físico con lo digital —es decir, apostar por una estrategia omnicanal— será clave para que los actores de este mercado mantengan su crecimiento.
Además, muchas marcas de ropa, así como tiendas de grandes superficies, han abierto sus puertas para recibir donaciones que den una segunda vida al material desechado, y los consumidores han ido abrazando estas iniciativas.
Si bien algunos aún optan por desecharla, crece el interés por reciclarla, venderla o donarla, una señal de que la conciencia ambiental está permeando los hábitos de consumo.
Para saber más: Del fast fashion al estilo libre, el giro consciente de la moda
Tanto consumidores como marcas, pues ambos grupos tienen un rol clave para continuar impulsando una nueva conducta de consumo revolucionaria.