
Imagina una galleta verde de matcha, cubierta de mousse de chocolate Dubái, decorada con pistachos y coronada por un Labubu de chocolate. Suena a delirio, pero esa fue la receta ficticia que una usuaria de TikTok (@moteaeats) presentó como si fuera real, desatando un tsunami de reacciones. ¿El nombre? “Labubu Matcha Dubai Chocolate Crumbl’ Cookie”, una combinación de tres tendencias virales de 2025 que encapsula el exceso de consumismo en redes sociales.
Aunque la galleta nunca existió en Crumbl’, la cadena estadounidense de galletas gourmet, el video acumuló millones de vistas y se convirtió en un meme para criticar cómo TikTok infla modas efímeras.
Detrás hay un fenómeno más grande: plataformas como TikTok e Instagram están redefiniendo la industria alimentaria, desde supermercados hasta cafeterías, que ahora corren para satisfacer demandas creadas por algoritmos. Mientras, productos como el matcha y los pistachos ya enfrentan escasez por la sobredemanda.
El video de @moteaeats mostraba una galleta artesanal con ingredientes de lujo: base de matcha, crema de pistacho, chocolate Dubai y un Labubu hecho de kataifi (pasta árabe similar a hilos de masa).
La presentación era impecable (como todo lo viral), pero el detalle clave estaba en el nombre: una mezcla arbitraria de términos trendy. Las combinación de las palabras “Labubu”, “matcha” y “Dubai”, además de garantizar el posicionamiento del clip, satiriza cómo las marcas inventan colaboraciones absurdas para generar ‘hype’.
En horas, el clip dividió a los usuarios: unos preguntaban “¿Dónde se compra?”, mientras otros lo usaban para burlarse de la cultura del consumo en redes. “Esto parece el resultado de que un algoritmo elija ingredientes al azar”, comentó un usuario.
La confusión era lógica: en 2025, Crumbl’ lanzó sabores con celebridades, y Labubu (los codiciados muñecos coleccionables de Pop Mart) ya habían tenido colaboraciones con heladerías y cafés. Pero esta vez, era pura ficción.
@moteaeats #labubu #matcha #crumbl #mukbang #fyp #foryoupage #dubaichocolate ♬ Tonight – PinkPantheress
El meme escaló tanto que el sitio Know Your Meme lo documentó como un ejemplo de cómo las redes distorsionan tendencias reales. En el sitio cuentan que, originalmente, la broma surgió en abril de 2025, cuando un tuit combinó “matcha”, “Labubu” y “jeans japoneses” de forma aleatoria.
La galleta falsa es solo la punta del iceberg. Según un informe de Waitrose citado por The Guardian, en 2025 el 60% de las tendencias foodie han nacido en TikTok. Cadenas como Starbucks, Pret a Manger y Greggs han reformulado menús enteros basados en videos virales.
“Antes copiábamos a restaurantes, ahora a TikTokers”, admitió Zoe Simons, desarrolladora de Waitrose.
Algunos datos nos ayudan a dimensionar la influencia de los trends en redes:
Para no quedarse atrás, supermercados usan IA para rastrear recetas virales y lanzar productos en semanas, no meses. Pero hay un costo: el pistacho subió un 35% por la demanda, y el matcha triplicó su producción en una década sin satisfacer el mercado.
La obsesión por ingredientes trendy tiene consecuencias más allá de los memes. El cultivo de pistacho, concentrado en California e Irán, consume cantidades brutales de agua en zonas con sequía crónica. “Cada kilo requiere 16,000 litros de agua”, alertó un informe de Tridge.
@capibobalatam Esto se esta saliendo de control 😵💫🍫 #moonbeamicecream #labewbew #chocolatededubai #matchadubai #labubu #capiboba ♬ original sound – The Jungle Pups
Algo similar ocurre con el matcha: “Japón triplicó su producción, pero sigue sin alcanzar”, explicó Hanife Hursit, dueña de Frothee, una cafetería londinense especializada en lattes virales. Ella intentó añadir pistacho a su menú, pero los precios mayoristas lo hicieron imposible. Expertos advierten que estas modas no son sostenibles.
“Si una tendencia desaparece tan rápido como llega, deja tras de sí tierras sobreexplotadas y precios inflados”, señaló Mzingaye Ndubiwa, analista agrícola.
El caso de la falsa galleta Labubu refleja esa paradoja: mientras algunos se ríen del consumismo absurdo, otros corren a comprar ingredientes insostenibles para replicar recetas que vieron en pantalla.
La “Labubu Matcha Dubai Cookie” nunca llegó a existir tal cual, pero su viralidad deja una pregunta: ¿hasta qué punto las redes están dictando nuestra dieta? Entre escasez de recursos y menús diseñados por algoritmos, el futuro de la gastronomía parece depender menos del sabor y más de cuántos ‘me gusta’ genera un plato. Bon appétit, o mejor dicho: “bon appetiktok”.
