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Por qué los emprendedores deben ser líderes como Franz Beckenbauer

Este jugador es uno de los grandes ídolos en la historia del futbol teutón y Mundial, pero sus hazañas por poco y no se escriben, pues en su primera prueba para formar parte de un club fue rechazado.

Franz Beckenbauer
Franz Beckenbauer © Especial

Franz Beckenbauer, una figura icónica en el mundo del fútbol, conocido como “El Kaiser”, falleció el pasado domingo a la edad de 78 años.

Las grandes historias de los héroes del balompié están plagadas de momentos de amargura y tristeza; de descalabros que forman el carácter, que si se digieren adecuadamente, impulsan para luchar con mayor empeño por alcanzar lo que se desea. Una de ellas es la de Franz Beckenbauer, leyenda teutona e internacional en toda la extensión de la palabra.

Nació en Giesing, Alemania, en 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial ya había culminado; su país se esforzaba por reencontrar su identidad nacional y escapar de la penumbra económica que los había bañado tras la derrota ante los aliados. Además, cargaban con un remordimiento colectivo por las atrocidades cometidas durante el conflicto bélico.

En ese contexto de desazón, el pequeño Franz creció sintiendo amor por una camiseta, la del TSV Munich 1860 y, como todo niño amante del balón, soñaba con portar sus colores y formar parte de sus filas. Sin embargo, a diferencia de otros de sus coetáneos, Beckenbauer sabía hacer magia con los pies, una magia que pronto quedaría al descubierto aunque no como lo había soñado.

Inicia el camino al éxito de Franz Beckenbauer

En 1959, a la edad de 14 años, parecía que la puerta del cielo futbolístico se le abría: el equipo de sus amores –hoy en la Tercera División de Alemania– lanzó una convocatoria para reclutar niños y adolescentes de Baviera. Su primer resultado fue un rechazo: le dijeron que no servía para el futbol y que mejor se dedicara a otra cosa.

El joven Beckenbauer volvió a casa roto en llanto. Sus lágrimas llamaron la atención de un vendedor de periódicos, quien le aconsejó probar en otro pequeño club que algunos vaticinaban estaba destinado a grandes cosas. Se trataba del Bayern Munich. El visor croata Tschicj Cajkovsi inmediatamente lo aceptó para formar parte de las categorías menores.

Para 1964 ascendió al primer equipo, donde paulatinamente se convirtió en pieza clave tras dejar su posición de delantero para liderar la defensa, habilidad que a la postre le valió el mote de ‘Káiser’.

“Su inteligencia era tal, que se dio el lujo de revolucionar el futbol con la perfección del libero; es decir, el defensa que no tiene una marca fija y es libre de moverse por todo el centro de la zaga, o incluso ser quien inicie los contraataques”, recuerda Erick Meneses, periodista deportivo y creador del Club de Apuestas.

Gracias al equipo que conformó con el delantero Gerd Müller y el arquero Sepp Maier, el Bayern se convirtió en un equipo todoterreno e imbatible: ganó cuatro Bundesligas, cuatro Copas de Alemania y tres Champions League, añade el experto.

Paso mundialista

No tardó mucho en llegar a la selección nacional, donde también compartió equipo con Maier y Müller. Sin embargo, el ‘Káiser’ se consolidó como el gran capitán de aquella generación.

“Beckenbauer es famoso por protagonizar una de las anécdotas más recordadas en la historia de los Mundiales”, cuenta Meneses en entrevista con Entrepreneur. “En las Semifinales de México 70, contra Italia, se dislocó el hombro tras un choque con Giacinto Fecchetti, un toro que lo embistió y lo dejó tirado por unos instantes.

“Alemania ya había hecho sus dos cambios –en ese entonces sólo se permitía un par por partido–, pero Franz se levantó y pidió seguir jugando. Le pusieron un trapo en lugar de una venda y le fijaron el hombro con cinta. Un acto totalmente heroico, aunque al final Italia se impuso 4-3 en tiempos extra”, agrega el periodista.

Franz Beckenbauer también alcanzó la Copa Mundial como entrenador, en Italia 90, logro que comparte únicamente con el brasileño Mario Zagallo, quien también fue campeón del mundo como jugador (1958 y 1962) y técnico (1970).

Su liderazgo no quedó de manifiesto sólo en el campo, pues de igual manera fue presidente del Bayern Múnich de 1994 a 2009, periodo en el que la institución ganó 23 títulos oficiales, incluida una Champions League y una Copa Intercontinental, recuerda el especialista.

Directamente, ayudó a que el club bávaro se convirtiera en uno de los más grandes del orbe. Y de paso colaboró para que ‘Die Nationalmannschaft’ (selección alemana) se transformara en la potencia futbolística que conocemos, aportando dos de sus cuatro títulos mundiales.

Por si fuera poco, encabezó el comité organizador que ganó la sede de la Copa del Mundo de 2006. La última vez que Alemania había recibido el magno evento futbolístico había sido en 1974.

En el Once Ideal del Siglo XX

En 1998, la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) lo incluyó en el Once Ideal del siglo XX. Y en 2002 fue elegido en el ‘Dream Team’ de la historia de los Mundiales.

“Fue un hombre que se repuso de un rechazo fuerte a los 14 años. Debe ser un golpe tremendo que a esa edad te digan que no sirves, pero al final no sólo consiguió su sueño de jugar futbol, sino se volvió una pieza clave en el futbol teutón. Es el único personaje en la historia del fut que ha sido jugador, entrenador y presidente de un mismo equipo, por lo que es un ejemplo para todo aquel que quiera emprender o lograr algo. Es un líder nato”, exalta Meneses.

Como todo emprendedor en algún punto, Beckenbauer cayó, pero no se quedó tirado en el piso. Tomó todos los medios a su alcance y destacó en cada uno de ellos. Nada mal para alguien a quien alguna vez le dijeron que no servía para el futbol.

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