
Con un ladrido poderoso solo superado por su extraordinario olfato, “Manchas”, un bretón español con un talento poco común, se ha convertido en el primer perro buscafugas de agua en México. Desde Saltillo, Coahuila, este peludo héroe recolecta agua gota por gota y devuelve vitalidad a una ciudad donde cada litro cuenta.
Saltillo, una ciudad de clima semidesértico en el norte de México, enfrenta el reto diario de preservar su agua. Para reforzar esta lucha, Aguas de Saltillo y Veolia formaron un equipo junto a “Manchas”, un bretón español entrenado en Chile, que ahora localiza fugas invisibles con su poderoso olfato.
El proceso inicia con 190 sensores que detectan anomalías en una red de 3 mil km de tuberías. Luego, imágenes satelitales acotan el área a un radio de 400 metros. Finalmente, Manchas entra en escena: se tumba en el piso y apoya la barbilla, marcando el punto exacto de la fuga. Un geofonista confirma la anomalía y la fuga se repara en un máximo de 24 horas.
En apenas cinco meses de trabajo —de lunes a viernes, cuatro horas al día— Manchas ha detectado alrededor de 230 fugas, recuperando hasta 14 litros por segundo, volumen suficiente para abastecer a más de 3 200 familias.
La inversión fue de apenas 500 mil pesos, y se estima que se amortiza en menos de un año frente al costo de operar un nuevo pozo.
Aunque fue entrenado en Chile, Manchas tuvo que adaptarse al clima más extremo de Coahuila. Su entrenadora, la veterinaria Mariana, lo protege del calor y del estrés, asegurando que su jornada laboral no supere las primeras horas del día.
Su labor ya le ha valido el reconocimiento como “Guardián del Agua” por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
El uso de perros como Manchas para detectar fugas ocultas existe en apenas 25 lugares del mundo. Saltillo se convierte en pionera en México gracias a esta práctica, abriendo la puerta para que otras ciudades adopten métodos similares.
“Manchas” no solo es un perro, es un símbolo de innovación y esperanza en México.
Su labor demuestra que, con ingenio y ternura, se puede proteger un recurso escaso como el agua.
En un país donde muchas comunidades enfrentan estrés hídrico, su éxito en Saltillo ofrece un camino replicable, sostenible y, sobre todo, humano.
