



¿Quieres ahorrar dinero para poder invertir, comprarte una casa o simplemente para tener un fondo de emergencias y simplemente no puedes? Hay fugas de dinero ‘imperceptibles’ que si no controlas, mantendrán tu cartera en la sala de emrgencias.
Nu México, empresa de servicios financieros a través de la tecnología, hizo un análisis sobre finanzas personales y encontró que existen cuatro principales hábitos que no permiten a las personas ahorrar dinero, y que básicamentese dan por no llevar un control de cuánto se gana y cuánto se gasta al mes.
“Estas fugas de dinero podrían no estar en tu radar, pero si las detectas oportunamente en tus hábitos de consumo, pueden ser la diferencia entre una cuenta en números rojos y un confortable guardadito”, explica Iván Canales, director senior de producto de Nu México.
Imagen: Alexander Mils vía Unsplash
Según el estudio de Nu México, considerar un presupuesto mensual como parte de una rutina puede ser un primer gran paso para tener visibilidad sobre nuestras finanzas personales. Asimismo, tomar algunas “precauciones” inmediatas para eliminar hábitos que impiden el ahorro detro de la rutina diaria, es una acción que mejorará la salud de nuestra cartera de forma casi instantánea.
La última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares Mexicanos del INEGI, identificó que los mexicanos que optan por ahorrar, destinan alrededor de un 8% del total de sus ingresos para ello. Esto contra un 11% que se destina a la compra de bebidas de diseño, gadgets, moda y tabaco. Muchas de esas compras se podrían definir como “no esenciales”, por lo tanto, rara vez estarán planificadas dentro de un presupuesto.
Esto puede ser un problema cuando, además de ser compras por impulso, se hacen a plazos, pues al sumar todas las mensualidades por pagar siempre terminan descontrolando el presupuesto mensual -si no fueron planeadas-. Esto lo puede confirmar cualquier fanático de los cafés de franquicia, que puede llegar a gastar hasta 21,000 pesos al año comprando el mismo latte cinco veces por semana.
Utiliza tu crédito sabiamente. La tarjeta de crédito y los diversos métodos de pago que ofrece, son herramientas que hay que usar estratégicamente. Por ejemplo, elegir el máximo de meses para poner todas tus compras a Meses Sin Intereses. Esto no es necesariamente un error, siempre que esa elección sea congruente con tu línea de crédito y tu capacidad de pago. Es necesario considerar que las mensualidades comprometen tu límite crédito y en esa situación, estarías restringiendo compras futuras que pudieran resultar de primera necesidad.
En un par de meses, esta falta de planificación puede llevarte no solo a disponer de lo mucho o poco que hayas podido ahorrar, sino hasta buscar alternativas financieras para cubrir los gastos a fin de mes. Si tu línea de crédito está bloqueada, podrías llegar a contemplar ciertos tipos de créditos ‘de rescate’ con tasas de interés altísimas.
Pagar el saldo mínimo del estado de cuenta, de tu tarjeta de crédito, significa transferir el resto de la deuda al futuro y pagarla con intereses. Indiscutiblemente esto tiene el potencial para convertirse rápidamente en una bola de nieve. La opción de pagar el mínimo sólo debe considerarse si realmente tienes problemas para pagar el saldo completo. Pero en tales casos, el mínimo es mejor que simplemente retrasar el pago completo.
No es realista imaginar que todas las personas puedan (o quieran) registrar cada uno de sus pequeños gastos diarios. Sin embargo, debes tener al menos una idea de la magnitud que representa la suma de estos gastos en tu presupuesto mensual. Si los gastos que alguien categoriza como esporádicos se vuelven cotidianos (juegos en línea, plataformas de streaming, comida a domicilio, etc.), habrá que poner atención a lo que podría ser el fin del balance en sus finanzas personales.
No es que esos productos y servicios no puedan ser parte de nuestras opciones. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que estos pueden llegar a ser exponencialmente más caros que otros servicios similares que se manejan de forma tradicional, sin los costos que representa una app y sin renovaciones automáticas. Esto se traduce automáticamente en: ahorrar.