Comenzamos un nuevo mes y los emprendedores –naturalmente imparables– estamos enfocados en una larga lista de retos operativos y financieros por superar. Pero, hagamos una pausa para responder a esta simple pregunta: ¿cómo está tu reputación? ¿Es buena, mala, no lo sabes? Es más, ¿nunca te lo habías preguntado? Seguramente satisfaces una necesidad de mercado, pero, cuál es la reputación que estás construyendo para generar confianza en tus grupos de interés.
Si estás pensando que estás trabajando en ello, que la reputación vendrá cuando alcances la cima y cuando conquistes a tu mercado, o que eso es para las grandes empresas, la realidad es que no.
La reputación se construye todos los días y gracias al mindset de las nuevas generaciones, podría ser la diferencia entre el éxito y fracaso de nuestro emprendimiento.
Es la llamada Economía de los Intangibles que se viene desarrollando desde hace unos 25 años y se aceleró durante la pandemia cuando las personas reconocimos a los negocios por “cuidarnos”. Esos sentimientos (intangibles) como la confianza, la admiración, el respeto y la buena estima se han convertido en activos para medir el valor del negocio y en motores de decisión para las personas que ya no se conforman con tener un producto o servicio de buena calidad.
Es un momento en el que las personas se hacen preguntas como: si el negocio cuida a sus colaboradores, les paga justo, se preocupa por su impacto en el planeta, si contribuye al desarrollo social y cuál es el comportamiento de su fundador o fundadores hacia sus grupos de interés. Esto no ha sido gratuito. El mal comportamiento, el engaño, la estafa, la corrupción y una larga lista de prácticas negativas han sumido a la sociedad en una crisis de confianza nunca antes vista.
El Barómetro de Confianza de Edelman lleva 20 años midiendo la confianza y en 2023 registró un histórico aumento de desconfianza con una buena dosis de polarización social, incertidumbre y miedo, convirtiendo a la confianza en un valor altamente apreciado, por el que la sociedad está dispuesta a apostar e invertir.
Curiosamente este mismo reporte demuestra que las personas (incluidas las mexicanas) tienen más confianza en las empresas que en sus políticos, sus medios de comunicación y ¡sus ONG! Esto significa que, como emprendedores (responsables del 99% de las empresas, creadores de más del 70% de empleos formales y del 40% del PIB de México), tenemos una gran responsabilidad para construir una buena reputación a partir de un comportamiento notable (con valores y propósito) en el mercado.
“¡La reputación no nos pertenece, se merece!”, se dijo durante la Conferencia Anual Sobre Reputación que se llevó a cabo en Europa en 2023.
Es decir, la reputación no se levanta comprando portadas de revista o artículos en medios de comunicación, se construye a través de un auténtico liderazgo y una realidad en tu negocio, que demuestre con hechos y no con palabras, tu trabajo con tus grupos de interés. La portada es de quien la trabaja y en todo caso debiera ser el reflejo de mejores prácticas bien ejecutadas.
La Reputación Corporativa y la Economía de los Intangibles se han convertido en un eje de los negocios y algunos ya las reconocen como la Quinta Revolución Industrial. Son la tendencia a la que los emprendedores estamos invitados a integrar en nuestros emprendimientos sean chicos, medianos o grandes. ¿Cómo?
Cualquier producto o servicio puede ir más allá del objetivo de ganar dinero. Como líder pregúntate: ¿cuál es tu legado? ¿cómo vas a ganarte la licencia social -el permiso de la gente- para operar en un entorno al cual impacta tu negocio? Si necesitas inspiración, el libro Que mi gente vaya a hacer surf, del fundador de Patagonia, te puede resultar útil.
Todo líder imprime sus valores en su emprendimiento. Es inevitable. Reflexiona, anótalos y analiza cómo se imprime en el comportamiento y desarrollo de tu emprendimiento. ¿Eres una emprendedora o emprendedor honesto, apasionado y tienes una tienda? Llevar tus valores podrían generar en tus compradores la confianza de tener pesos exactos, precios justos y una atención ejemplar. Por ahí construirás tu reputación.
En una hoja escribe por qué nació tu emprendimiento, cómo surgió la idea, fue a partir de algo que como emprendedores ocurrió, cómo quieres que la gente se comporte cuando crezcas, con qué valores y por qué, qué hace a tu emprendimiento diferente y, sobre todo: ¿para qué emprendes? ¿cuál es tu legado? ¿a qué te comprometes? Tu Equity Story es tu manifiesto, el punto al que regresas cuando surgen las dudas, las decisiones, y la conexión con quienes operas. Entre otras cosas, son mensajes que sirven para construir tu sitio web y tus mensajes en redes sociales.
Debes de saber que tu primer grupo de interés es con quienes trabajas (tú mismo como emprendedor(a), tus socios, tus colaboradores) y con quienes compartes objetivo, valores y propósito (clientes, proveedores, vendedores, aliados, inversionistas). Enlístalos y ¡escúchalos! Pregúntales cómo los tratas, qué expectativas tienen de ti, y revisa si las satisfaces o no, cómo puedes mejorar y qué de lo que haces quieres que perciban de ti y de tu emprendimiento. Ahí puede estar tu valor agregado.
A través de este cuadro. Tus públicos (stakeholders) estiman, admiran, confían o solo tienen buena impresión de lo que tu emprendimiento genera en las siguientes dimensiones.
Realidad, reconocida por tus grupos de interés, construye reputación.
R+R=R
Espero que estos ejes te ayuden a dimensionar que la Reputación y la construcción de activos intangibles es posible sin importar el tamaño de tu negocio. No solo para vender más, más caro o aumentar tu propuesta de valor, sino para asumir la responsabilidad que como emprendedores tenemos: obtener la licencia social y contribuir a mejorar el estado de las cosas en nuestro país y en el mundo. Si te quedaste con dudas, te gustó el tema o quieres saber más, no dudes en escribirme: [email protected]
