
Jared Kushner —yerno de Donald Trump— y el exsecretario mexicano Luis Videgaray cofundaron Brain Co., una startup que promete llevar proyectos de inteligencia artificial a gran escala para empresas e instituciones públicas.
La nueva firma —impulsada también por el inversionista tecnológico Elad Gil— salió del sigilo con una Serie A de 30 millones de dólares y una oferta: ayudar a grandes organizaciones a implementar IA de manera segura, útil y medible.
Brain Co. nace del cruce de tres trayectorias: Jared Kushner (exasesor senior en la Casa Blanca y hoy fundador del fondo Affinity Partners), Elad Gil (ex Google/Twitter y uno de los inversionistas ángeles más prolíficos de Silicon Valley) y Luis Videgaray (excanciller y exsecretario de Hacienda de México). Su objetivo: desbloquear casos de uso reales de IA en corporaciones y gobiernos que batallan con integración, cumplimiento y retorno de inversión.
De acuerdo con Forbes, Brain Co. apunta a proyectos llave en mano que combinan estrategia, datos, seguridad, despliegue y gobernanza para que la IA pase del piloto a la operación crítica. La tesis es sencilla: el “cómo” operar IA a escala es el verdadero cuello de botella para instituciones grandes.
La compañía salió del sigilo (stealth) con 30 mdd en Serie A, encabezada por Affinity Partners —el fondo de Kushner— y Gil Capital (de Elad Gil). El capital respalda un mercado en el que los contratos corporativos y públicos de IA crecen con rapidez, pero exigen cumplimiento regulatorio y resultados cuantificables.
Medios mexicanos y regionales destacaron el “regreso” público de Luis Videgaray como cofundador de la startup, subrayando su perfil tecnopolítico y redes internacionales. La firma busca así tender puentes entre sector público y grandes compañías que requieren acompañamiento ejecutivo y técnico para adoptar IA.
Kushner llega con el empuje financiero y diplomático de Affinity Partners —fondo que ha captado inversiones de Medio Oriente y que lo ha convertido en un actor de alto perfil tras su paso por la Casa Blanca— mientras Videgaray aporta experiencia en política económica y relaciones exteriores; Elad Gil inyecta el know-how operativo de Silicon Valley. La combinación política-finanzas-tecnología es poco común en el ecosistema de IA.
Reportes señalan que la startup apunta a contratos con gobiernos y “enterprises” —desde modernización de procesos hasta asistentes internos, analítica avanzada y automatización segura—, un nicho donde la gestión del riesgo, la protección de datos y la interoperabilidad son tan importantes como el modelo de IA elegido.
Fuera de la ronda y los fundadores, Brain Co. aún no publica un catálogo de productos propio ni clientes ancla; su propuesta se presenta como “consultoría + integración + despliegue” de IA con socios tecnológicos. Falta ver su tracción comercial y cómo sortean el escrutinio por potenciales conflictos de interés en contratos públicos, un tema que ya rodea la figura de Kushner y su fondo.
La asociación Kushner–Videgaray–Gil cristaliza una tendencia: la IA deja de ser un experimento y se convierte en proyecto de infraestructura institucional. Si Brain Co. logra ejecutar, veremos implementaciones más maduras en gobierno y grandes empresas; si no, será otro recordatorio de que el reto no es el algoritmo, sino el cambio organizacional, la seguridad y el ROI. Para el usuario promedio, el impacto llegará cuando los servicios públicos y privados que usa a diario respondan más rápido, personalicen mejor y cuiden mejor sus datos.

