El impresionante crecimiento de la inteligencia artificial (IA) generativa ha despertado tanto entusiasmo como cautela entre quienes busvan invertir. Empresas como Nvidia, Microsoft y Amazon han experimentado grandes subidas y bajadas en sus precios de acciones, lo que ha llevado a muchos a preguntarse si estamos viendo una burbuja especulativa, como las que hemos visto en el pasado. Para entender mejor los riesgos y oportunidades actuales, vale la pena comparar este frenesí con burbujas tecnológicas del pasado y considerar estrategias de inversión inteligentes para este momento.
El profesor Andrew Odlyzko, experto en burbujas especulativas, compara el boom de la IA con el auge del telégrafo y la iluminación eléctrica en el siglo XIX. Al principio, las empresas de telégrafo tuvieron problemas a pesar de las grandes inversiones, logrando beneficios solo después de que la industria se consolidó y terminó la Guerra Civil en Estados Unidos.
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De manera similar, la emoción inicial en torno a la iluminación con arco eléctrico desapareció cuando la bombilla de Thomas Edison lo superó, lo que llevó a la quiebra a muchas compañías que habían apostado por la tecnología equivocada.
Estos ejemplos históricos muestran que la incertidumbre es común con tecnologías disruptivas. La IA generativa, como el telégrafo y la iluminación eléctrica en su momento, está en una fase crítica. Aunque tiene un gran potencial, aún no está claro cuáles serán sus aplicaciones más rentables, lo que hace difícil saber si las empresas líderes de hoy mantendrán su dominio o serán superadas por nuevas innovaciones.
Sin embargo, si bien las comparaciones con el pasado son útiles, también hay diferencias importantes entre el boom actual de la IA y burbujas anteriores, como la burbuja de las dot-com a principios de los 2000.
A diferencia de la era dot-com, cuando las valoraciones de las acciones subieron a niveles insostenibles, las empresas tecnológicas de hoy, aunque costosas, no llegan a ese nivel de sobrevaloración. Además, los inversionistas actuales parecen ser más cautelosos. En los últimos años, ha habido menos fondos invertidos en acciones, lo que indica un enfoque más medido en comparación con el entusiasmo desenfrenado de los años 90.
Muchas de las empresas que lideran la revolución de la IA son negocios bien establecidos y rentables, con ingresos sólidos en otras áreas o servicios. Esto es muy diferente de la era dot-com, donde muchas de las nuevas empresas no tenían modelos de negocio probados ni eran rentables.
Entonces, ¿cómo deberían los inversionistas enfrentar el mercado de la IA? Comparto tres consejos que doy cada que me preguntan de este tema:
Aunque la IA tiene un gran potencial, también conlleva riesgos. Diversificar tus inversiones en diferentes sectores puede ayudar a mitigar estos riesgos y protegerte de posibles pérdidas si el mercado se vuelve volátil.
Dada la complejidad del mercado de la IA y su potencial tanto para grandes ganancias como para caídas repentinas, es vital contar con un asesor financiero experimentado, que te ayude a tomar decisiones basadas en fundamentos sólidos en lugar de dejarte llevar por la emoción del momento.
El éxito final de la IA probablemente dependerá de la aparición de una aplicación que impulse su adopción masiva y rentabilidad. Así como el correo electrónico se convirtió en el gran éxito inesperado de los primeros días de internet, podría surgir una innovación basada en la IA que aún no hemos previsto. Los inversionistas deben ser pacientes y centrarse en el crecimiento a largo plazo en lugar de buscar ganancias rápidas.
Es así como, aunque el mercado de la IA podría parecer una burbuja especulativa, también está basado en el potencial real de una tecnología que podría transformar el mundo. Aprender de las burbujas pasadas, diversificar, y confiar en expertos puede ayudarte a aprovechar las oportunidades de la IA sin caer en las trampas del mercado.
Este enfoque no solo te protege de posibles pérdidas, sino que también te posiciona para aprovechar las oportunidades que surgirán con la próxima ola de innovación tecnológica.
