



¿Te preocupan los hundimientos en la CDMX? A los expertos también. La Ciudad de México enfrenta una crisis silenciosa pero alarmante: el hundimiento progresivo de su suelo. Según especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este fenómeno, conocido como subsidencia, avanza a un ritmo de entre 10 y 40 centímetros por año en distintas zonas de la capital.
Las causas principales son la extracción intensiva de agua subterránea, el peso de las construcciones y la compactación de suelos arcillosos y volcánicos, herencia de un pasado lacustre que hoy cobra factura. El panorama es inquietante: cerca del 70% del territorio capitalino es considerado propenso a inundaciones. De no tomar medidas urgentes, advierten, algunas alcaldías podrían volverse inhabitables antes de 2035.
Las consecuencias van más allá de daños materiales, la calidad de vida de millones de habitantes está en juego. Existe una amenaza real de desplazamientos forzados y una transformación radical en el mapa urbano de la metrópoli más grande del país.
De acuerdo con los geólogos de la UNAM, cinco alcaldías concentran el mayor riesgo de hundimiento. Estas zonas, desarrolladas sobre lo que hace siglos fue un extenso lago, presentan hundimientos anuales de entre 10 y 40 centímetros.
Las alcaldías con mayor riesgo de vivir un ‘apocalipsis’ son:
El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en la Venustiano Carranza, es uno de los puntos más críticos, con un Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). En Iztapalapa, Tláhuac, Iztacalco y Gustavo A. Madero, la subsidencia oscila entre 15 y 30 centímetros. Cuauhtémoc, aunque menos afectada, ya reporta hundimientos superiores a 10 centímetros anuales.
La situación se agrava en temporada de lluvias, cuando la impermeabilización del suelo por el asfalto y el concreto impide la filtración natural del agua, provocando inundaciones recurrentes y acelerando el deterioro del terreno, especialmente en zonas bajas y con drenaje insuficiente.
El origen del problema radica en la composición del subsuelo capitalino, formado en su mayoría por materiales arcillosos y volcánicos con alta concentración de agua. La extracción desmedida de agua de pozos profundos, sumada al peso de grandes edificaciones como centros comerciales y desarrollos inmobiliarios, ha llevado al límite la capacidad de soporte del terreno.
Los expertos advierten que este proceso es ya irreversible. La ciudad, construida sobre el lecho de un antiguo lago, es especialmente vulnerable a la subsidencia y a las lluvias intensas. Además, la cobertura asfáltica y la canalización de ríos han reducido la capacidad de absorción y drenaje.
El crecimiento desordenado, la deficiente planeación hídrica y la desigual distribución del agua acentúan la crisis, generando zonas con escasez y otras con sobreexplotación de recursos. Y todo esto agrava el problema durante la temporada de lluvias.
El hundimiento no solo daña calles, viviendas y monumentos emblemáticos como el Ángel de la Independencia, al que se le han agregado varios escalones por el descenso del suelo. También amenaza con volver inhabitables amplias zonas de la ciudad en menos de una década.
Los expertos de la UNAM advierten que, de no implementarse soluciones inmediatas, el desplazamiento forzado de miles de familias será inevitable. Entre las propuestas destacan:
El reto es enorme, pero la alternativa es enfrentar una crisis social y económica de gran magnitud, con desplazamientos masivos y el aumento de la marginación en las zonas más vulnerables.
La Ciudad de México se encuentra en una encrucijada histórica: adaptarse a la nueva realidad del hundimiento o enfrentar el éxodo de sus habitantes. La decisión recae en autoridades y ciudadanos, quienes deben actuar con urgencia para evitar que el mapa urbano de la capital se transforme de manera irreversible. El futuro de la metrópoli depende de las acciones que se tomen hoy.