La historia de cada mexicano que usó Guía Roji, es parte de sus 9 décadas de trayectoria y de la historia de la cartografía en México.
¿Quién recuerda estos libros rojos que eran esenciales cuando ibas a viajar a un lugar de México que no conocías? Esa era la Guía Roji, un recurso cartográfico que ayudó a millones de mexicanos a ahorrar tiempo al ubicarse en sus recorridos por las diversas zonas de México.
Este documento, que era un mapa de las principales ciudades y carreteras de México, estuvo muy presente en la vida de los mexicanos desde su surgimiento en 1928, hasta el día en que se declaró en quiebra, el 17 de mayo de 2018, tras 90 años de existencia.
Es todo una travesía al pasado recordar cómo los repartidores de productos o los transportistas en general, usaban estos libros para saber cómo llegar a los destinos donde debían dejar sus mercancías.
Piensa en todo lo que ahora haces con aplicaciones que usan la tecnología GPS, pero en aquellos años, se hacía con la Guía Roji. ¿Ibas a visitar a algún pariente o amigo? ¿Ibas a una entrevista de trabajo? ¿Ibas a algún recinto cultural o deportivo a disfrutar algún evento? ¿Ibas a cita médica en otra colonia, en otra delegación o municipio? ¿Salías de viaje por carretera a algún lugar de México? La respuesta a esas y otras interrogantes de ubicación se encontraba en la Guía Roji.
Para las nuevas generaciones, que ya se pueden ubicar donde sea gracias a las tecnologías de GPS, quizá sea difícil imaginar cómo estos libros de la Guía Roji eran indispensables en aquellos recorridos familiares por carretera o en las escapadas con los amigos.
O bien, como en los años de estudiante, cuando los profesores te mandaban a los museos, se usaba la Guía Roji para ubicar las calles de estos recintos culturales, y el uso era más frecuente si ibas desde el Estado de México a la Ciudad de México.
Era habitual ver la Guía Roji a la venta en supermercados y en puestos de periódicos, donde en los primeros años del segundo milenio, el precio aproximado era de 150 pesos.
Lourdes Romero, académica de la UNAM, recuerda que desde joven le gustaba mucho viajar, por lo que la Guía Roji fue fundamental para su vida diaria. Describe que se trataba de un libro rojo con tipografía y trazos en tinta negra, que iniciaba con un índice de las calles y colonias de la Ciudad de México, y después incluía la sección con los mapas. Este libro tenía el tamaño perfecto para que se pudiera guardar en la guantera de los autos. Aunque ya no conserva algún ejemplar, desde los años 60 y todavía hasta los 90, Lourdes compraba año con año su Guía Roji y le gustaba tenerla a la mano siempre que viajaba.
Trabajadores de las dependencias de gobierno de la Ciudad de México recuerdan que aún en 2007 usaban la Guía Roji para ubicar las colonias y domicilios a los que debían acudir para visitar a la población que estuviera haciendo algún trámite. Mencionan que les era muy útil porque podían encontrar con precisión todas las colonias, incluso aquellas de más difícil acceso.
Así como Lourdes y estos empleados de las instancias gubernamentales, cada mexicano que usó dicho recurso cartográfico tendrá varios recuerdos de experiencias en las que la Guía Roji fue de gran ayuda para ubicarse en un lugar. Y cada una de esas historias, es parte de las 9 décadas de trayectoria de la Guía Roji y de la historia de la cartografía en México.
Todo inició con dibujos
La empresa Guía Roji se volvió tan entrañable y especial para el pueblo mexicano tanto por sus inicios, por su final y por todo lo que representó.
No solo fue pionera en una labor tan grande como la de poner las principales vialidades de México en una serie de mapas, sino también fue de las pocas que en sus últimos años persistía, en un mundo en el que cada vez más gente empezó a usar aplicaciones como Waze o Google Maps.
La historia de la Guía Roji es una gran lección de emprendimiento. Lo que para Joaquín Palacios Roji Lara inició como un pasatiempo, pronto se convertiría en una empresa que perduraría casi un siglo.
Los primeros cuadernillos que se podrían considerar antecedentes de la Guía Roji, contenían los nombres de las calles y direcciones de lugares de servicio.
Fue entonces que se dio el cambio, cuando Roji Lara fundó la empresa Guía Roji en 1928. Roji Lara aprovechó que en sus recorridos a pie por la Ciudad de México hacía dibujos de mapas que permitían localizarse por las calles de la gran ciudad, dibujos a los que después agregó índices de localización.
La Guía Roji adquirió su nombre en honor al apellido de su creador y debido al característico color rojo de los cuadernillos que contenían los mapas de México.
La fundación de la empresa de Roji Lara inició con el registro de su obra de manera artística e intelectual, según información del registro del Archivo General de la Nación.
La edición de la guía Roji con la que se hizo el registro intelectual, constaba de un mapa completo de las 3 mil calles que había en la Ciudad de México.
Como testigo del inicio de este viaje de emprendimiento, el fondo Propiedad Artística y Literaria del Archivo General de la Nación resguarda el documento con el que Roji Lara dio de alta su creación.
En aquel entonces, el costo de la Guía Roji era de 1 peso. Tras el éxito que empezaron a tener los dibujos de Roji Lara, su empresa editorial en la que elaboraba y vendía los mapas, se dio a la tarea de actualizarlos cada año y sacar nuevas ediciones.
Cuando Roji Lara vio que su obra generaba ganancias y que, por lo tanto, su empresa empezaba a ser rentable, decidió dejar su negocio como sastre para dedicarse de tiempo completo a su nueva empresa editorial cartográfica, pues como los mapas se actualizaban cada año, era necesario consultar la información de censos así como las vistas de aerofotos.
La actualización de la Guía Roji, era un trabajo que implicaba concentración, precisión y tiempo, pues las fotos debían recortarse con la mayor exactitud, además era necesario interpretarlas de acuerdo con el clima, el horario y la dirección en que fueron tomadas.
La Guía Roji después de su creador
La empresa de Roji Lara continuó operando más allá de su vida, pues tras su muerte en 1962, su hijo Joaquín tomaría las riendas de la empresa familiar.
Joaquín y su hermano Alfredo, expandieron las operaciones de la empresa. Incluyeron nuevos productos con versiones más precisas de las principales ciudades de todo México, dentro de los que no podían faltar mapas de las carreteras más importantes.
Después de continuar la idea de su papá, haciendo mapas de las ciudades principales del país, Joaquín y Alfredo decidieron ir más allá: llevaron la utilidad de la Guía Roji más allá de las fronteras de México, haciendo también mapas de Estados Unidos y Belice.
Y así, por casi 50 años más desde la muerte de su padre, Guía Roji siguió siendo el principal recurso cartográfico de los mexicanos, aunque en sus últimos 13 años no fueron tan fáciles y, eran la antesala de su quiebra.
Todo viaje tiene su final
La llegada de Google a México en 2005 fue el inicio de un cambio en muchas actividades de la vida cotidiana, y que impactó especialmente a las empresas editoriales, inevitablemente a Guía Roji.
Google Maps, que en ese mismo año empezó a funcionar en México, fue una de las aplicaciones de localización que progresivamente ganó el terreno que Guía Roji estaba perdiendo en las preferencias de los usuarios.
En 2012, tan solo 7 años después llegó Waze a México, aplicación de tecnología GPS que se posicionó como otra de las más populares junto con Google Maps.
La cada vez mayor asequibilidad de los dispositivos electrónicos así como el rápido avance de la tecnología de Google, fue uno de los factores que provocó que cada vez menos gente usara la Guía Roji.
Ante la incursión de estas tecnologías en México, los hijos de Roji Lara decidieron digitalizar la Guía Roji. Primero poniendo en CDs los mapas actualizados año con año. Desafortunadamente la piratería hizo que las ventas de sus CDs disminuyeran drásticamente.
Los hermanos Palacios Roji Perezlete siguieron en la lucha por actualizar y mantener la empresa de su padre, pero otro hecho que afectó gravemente la empresa fue que el gobierno de esos años cedió toda la cartografía de México a Google Maps, según declararon en mayo de 2018 para el diario Reforma.
Aún con esta cuestión para la empresa había alguna esperanza de subsistir, pues Joaquín y Alfredo mencionaban que tenían registro y trazo en la Guía Roji de muchas colonias que Google Maps no tenía registradas.
Además de este haz bajo la manga, Guía Roji tenía planes de lanzar su propia aplicación con los mapas de todas las colonias, calles, sitios, vialidades, carreteras y demás que tenían de todo México.
Otro punto a favor de la empresa es que no todos los mexicanos podían (y quizá hasta la fecha no muchos puedan) acceder a las tecnologías GPS, pues por un lado aún hay parte de la población que debido a las brechas generacionales, no se siente cómoda usando este tipo de tecnologías. Y por otro lado, no toda la población mexicana tenía o tiene acceso a Internet, por lo que la empresa podía haber subsistido.
Lamentablemente los dirigentes de Guía Roji no lograron aprovechar estas áreas de oportunidad debido a los pleitos familiares. Joaquín y Alfredo declararon también para Reforma que sus primos, con quienes estaban asociados y eran inversionistas de la empresa familiar, decidieron retirarles su apoyo por lo que ya no tuvieron la oportunidad de lanzar la aplicación que habían planeado.
Después de todas estas dificultades, en agosto de 2017 la empresa inició el proceso para declararse en quiebra, misma que finalmente se hizo pública de manera oficial el 17 de mayo de 2018. Ante la noticia de su quiebra, en su página de Facebook Guía Roji recibió muchos comentarios de apoyo y agradecimiento de usuarios, por los años que les sirvió para ubicarse en diversidad de lugares.
Actualmente Guía Roji aún mantiene su sitio web en el que ofrece productos como mapas del mundo y de los continentes, mapas murales, mapas de todas las colonias, calles, carreteras, vialidades, ciudades principales y demás lugares de interés en México, así como atlas turísticos y mapas personalizados entre otros.
También tienen una tienda ubicada a 6 minutos de la estación de metro Universidad, ubicada en Ciudad Universitaria, donde están a la venta los mismos productos que mencionan en su página.
Como dato curioso y para cerrar esta historia de emprendimiento, hasta donde se sabe no hay calles en México que lleven el nombre de la Guía Roji ni de su creador, aún cuando fuera una figura muy importante para la vida diaria de los mexicanos.
¿Qué te parece esta historia de emprendimiento, qué lecciones te llevas? Si quieres conocer otras historias de emprendimientos mexicanos, te compartimos cómo Calzado Canadá fue la empresa mexicana que fabricó el primer tenis Nike del mundo.