¿Caprichosos? ¿Poco profesionales? ¿Individualistas? ¿Hipersensibles? Algunas empresas están asegurando tener problemas con los jóvenes de la Generación Z al grado de ser los más despedidos en los espacios de trabajo.
En el reporte elaborado por Intelligent, señalan también que esta fama que se extiende rápidamente, está desmotivando a otros líderes empresariales a contratar empleados pertenecientes a este segmento poblacional.
Nacidos entre 1995 y 2009, los también llamados centennials son los nuevos miembros que se están incorporando al campo laboral y, en muchos casos, lo están “poniendo de cabeza”.
Estos jóvenes nativos digitales comparten ciertas actitudes y comportamientos, tales como un compromiso social y ambiental más fuerte comparado con el de otras generaciones. Se caracterizan también por un fuerte interés en la salud mental, la cual se convierte en una de sus prioridades.
Las personas pertenecientes a la Generación Z han demostrado valorar su independencia, por lo que el emprendimiento es una alternativa interesante para emplearse, generar ingresos y crecer. Y es que, entre otras cosas, rechazan el modelo tradicional de trabajo de 9 a 17 horas.
En general se habla de estos jóvenes como firmes a sus convicciones, aunque es también esto, en sus extremos, lo que ha decepcionado a los empleadores.
Un informe de la revista digital estadounidense, Intelligent, especializada en educación y dirigida a estudiantes, evidenció las problemáticas de la Generación Z en el espacio de trabajo, mismas que están haciendo que estos jóvenes sean los más despedidos.
En términos generales, los reclutadores hablan del poco profesionalismo que ha demostrado este segmento poblacional y su falta de preparación para el campo laboral. Señalan también que no pueden lidiar con las cargas de trabajo.
Las principales razones por las que las empresas catalogan como insatisfactorias las contrataciones de los jóvenes que pertenecen a la Gen Z son: su falta de motivación, iniciativa o profesionalismo; y la baja capacidad de organización o las pobres habilidades comunicativas que los caracterizan.
También muestran problemas cuando se trata de recibir y lidiar con la retroalimentación; no cuentan con experiencia laboral relevante; muestran pocas habilidades para resolver problemas; capacidades técnicas insuficientes; no se adaptan a la cultura laboral; o hay una marcada dificultad para trabajar en equipo.
Son estas situaciones que han enfrentado los reclutadores las que han avivado otras creencias alrededor de los centennials. Entre las más populares se encuentra el que se sienten más merecedores de derechos o privilegios que los demás; se ofenden fácilmente; no tienen ética laboral; o cuesta más trabajo capacitarlos.
Ha sido tal el desencanto con los jóvenes de la Generación Z, que un 75% de las compañías encuestadas afirmó que todas o algunas de las contrataciones de recién graduados hechas este año no fueron favorables. Aunado a esto, las actitudes o el bajo rendimiento han obligado a 6 de cada 10 empresa a despedir a un centennial contratado este mismo año.
La mala fama de la Gen Z en los espacios de trabajo ha hecho que 1 de cada 6 gerentes de contratación haya expresado sus dudas respecto a contratar a personas de este grupo de edad. Incluso, 1 de cada 7 líderes empresariales afirmó que para el 2025 podría abstenerse de contratar recién egresados.
Lo que es una realidad, es que tanto los lugares de trabajo necesitan el conocimiento y nuevas perspectivas de la Generación Z, mientras que éstos requieren ocupar las plazas disponibles en las empresas para crecer y aprender.
Coexistir no será sencillo pero es fundamental lograrlo. Las empresas tienen en sus manos el poder crear espacios de trabajo funcionales para que estos jóvenes puedan sentirse cómodos, comprometidos y exploten al máximo su potencial. Ofrecer prestaciones que contribuyan al bienestar personal o crear lugares con cultura laboral diversa, pueden ser un buen inicio.
Por otra parte, el tiempo irá sensibilizando a los jóvenes de la Generación Z respecto a su rol en los espacios de trabajo. Este cúmulo de experiencias podría contribuir a que, en unos años, dejen de ser los más despedidos.
