



Cuando escuchas la palabra “invertir”, ¿qué te viene a la mente? Quizás: “uy, pero si apenas ahorro”, “eso es de ricos” o hasta “yo con trabajo llego a la quincena”.
Spoiler: no necesitas millones en la cuenta, ni ser Elon Musk o Warren Buffett para lograrlo. Lo que sí urge es cambiar la forma en la que ves tu dinero y lo empleas: dejar de verlo como algo que se esfuma cada quincena y empezar a usarlo como herramienta para crear la vida que sueñas.
Pero, ¿por qué nos resulta más sencillo gastar que poner a trabajar nuestros ingresos? Veamos…
La verdad es que para muchos gastar se siente rico: apenas te cae lana y te sientes el rey del mundo. Vas, despilfarras en el café de moda, el “me lo merezco” del viernes o la pantalla nueva que estaba de oferta y “necesitabas”.
Ojo, el problema no es darte gustos, sino cuando todo tu dinero se va en cosas que en el futuro no te darán un beneficio. Ese dinero que hoy te da un rato de placer, en realidad te roba tiempo y dirección a tus metas más grandes.
Solo para que te des una idea de cuánto le estás robando: el gasto hormiga (cafecitos, apps, suscripciones que ni usas) puede comerse hasta el 12% de tu ingreso mensual, según datos de la Cámara de Comercio.
Y para acabarla de amolar, al 30% de la población en México no le alcanza el dinero en el mes, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera 2023.
¿Ves por qué el gasto, aunque inmediato y sabrosón, es tu peor enemigo si lo dejas correr sin control?
Y ok, puede que no todo sea gasto hormiga o compras compulsivas, pero si eres del 80% de mexicanos que no lleva un presupuesto, de acuerdo con Condusef, es probable que no tengas muy claro en qué se te va el dinero. Y si no sabes a dónde se va, ¿cómo vas a dirigirlo a donde más quieres?
Si gastar es inmediato y fácil, invertir es lo que realmente acelera tu vida y tus metas. La diferencia es que, mientras el gasto se esfuma, la inversión multiplica.
Pero aquí viene el primer gran ajuste mental: invertir no siempre es comprar una casa o un coche para uso personal. Crecimos con la idea de que esos eran los símbolos del “éxito financiero”, pero la realidad es que si no generan ingresos, solo son patrimonio (y a veces hasta gastos, porque un coche implica seguro, gasolina y mantenimiento).
Invertir en realidad es comprar algo con la expectativa de obtener una mayor ganancia a futuro. Esto puede ser desde instrumentos financieros hasta un curso, libro o taller que desarrolle tus habilidades o mejore tu calidad de vida.
Hay muchas opciones accesibles, como Cetes, fondos de bajo riesgo o plataformas reguladas de inversión. La clave no es empezar con mucho, sino con claridad y estrategia.
Si no sabes para qué utilizarás tu lana, ¿cómo pretenderás invertir? Tómate un break en la semana y pregúntate:
Estas tres preguntas te permitirán tener un objetivo claro y no solo quedarte con “quiero comprar un coche”. Recuérdalo: tener metas claras le da dirección a tu dinero y evita compras innecesarias.
Ese café diario, las compras por impulso o suscripciones que ni usas suman más de lo que imaginas. Al identificar esos “hoyos negros” en tu presupuesto, puedes aprovechar ese gasto y ahorrarlo. Esto acelerará tu meta.
Dato de terror: de acuerdo con Condusef, puedes llegar a gastar hasta 19,000 pesos en Navidad y fin de año. Lana que proviene de tus bonos o aguinaldo y que bien podrías aprovechar para ese coche, el boleto de avión o tu maestría que pospones porque “no te alcanza”.
Si ese mismo dinero lo repartes entre inversión, pago de deudas y un gustito, ¡te motivarás más!
No necesitas saltar de 0 a 100, o tu experiencia invirtiendo será de terror (y volverás a caer en las garras de tus manitas gastalonas).
Si eres nuevo en el mundo de las inversiones o tu meta es a corto plazo, empieza con CETES y Sofipos. Esto, además de darte tranquilidad, te permitirá ganar confianza y después diversificar en instrumentos de mediano y largo plazo.
No necesitas millones para lograr la vida que sueñas; solo un plan claro y disciplina que te permitan dejar de sentir que el dinero se te va en automático y darle dirección.
Si quieres aprender paso a paso cómo estructurar este “salto” financiero, te invito a unirte a mi taller:
“De gastar a invertir: Ruta de la Riqueza”.
En solo una semana diseñarás tu plan financiero y empezarás a usar tu dinero como herramienta para tus metas.
Invertir no se trata de tener mucho dinero, sino de saber usarlo con propósito. Pasar del gasto automático a la inversión consciente es el paso más poderoso para lograr estabilidad, libertad y crecimiento financiero.