



George Foreman, el legendario boxeador estadounidense y empresario, falleció a los 76 años el 21 de marzo de 2025, dejando un legado imborrable tanto en el deporte como en el mundo de los negocios.
Conocido por su imponente presencia en el ring y por su exitosa incursión en el mercado con la popular parrilla eléctrica que lleva su nombre, Foreman se destacó como un ícono de reinvención y perseverancia.
George Edward Foreman nació el 10 de enero de 1949 en Marshall, Texas. Su juventud estuvo marcada por dificultades y conflictos con la ley, pero encontró en el boxeo una vía para transformar su vida. A los 19 años, ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México 1968, lo que catapultó su carrera profesional.
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En 1973, Foreman se coronó campeón mundial de los pesos pesados al derrotar a Joe Frazier, consolidándose como una fuerza dominante en el boxeo.
Su estilo agresivo y potente pegada lo convirtieron en uno de los púgiles más temidos de su época.
Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera fue el combate contra Muhammad Ali en 1974, conocido como el “Rumble in the Jungle”. Aunque Foreman partía como favorito, Ali lo venció en el octavo asalto, en una pelea que quedó grabada en la historia del boxeo.
Tras una experiencia cercana a la muerte en 1977, Foreman se retiró del boxeo y se convirtió en predicador. Sin embargo, en 1987, realizó un sorprendente regreso al ring y, en 1994, a los 45 años, recuperó el título mundial de los pesos pesados, convirtiéndose en el campeón de mayor edad en la historia de la categoría.
Tras su retiro definitivo del boxeo, George Foreman sorprendió al mundo no solo por su carisma como comentarista y figura pública, sino por su inesperado éxito en el mundo de los negocios. En 1994, firmó un acuerdo con la empresa Salton Inc. para ser la imagen de una nueva parrilla eléctrica doméstica diseñada para cocinar carnes de forma más saludable. Así nació la George Foreman Grill, un producto que se convertiría en sinónimo de cocina rápida y sin grasa.
La propuesta de valor era simple pero poderosa: una parrilla inclinada que permitía que la grasa escurriera de los alimentos durante la cocción, ayudando a los consumidores a reducir su ingesta de grasa sin sacrificar sabor. El eslogan de Foreman, “It’s so good I put my name on it” (“Es tan buena que le puse mi nombre”), reforzó la autenticidad del producto y su conexión con la idea de salud y rendimiento físico.
El impacto fue inmediato. A finales de los años 90, la parrilla se convirtió en un fenómeno de ventas, impulsado por infomerciales protagonizados por el propio Foreman, quien lograba transmitir cercanía, humor y confianza.
Se estima que se vendieron más de 100 millones de unidades en todo el mundo, lo que la convierte en uno de los electrodomésticos de cocina más exitosos de la historia.
El acuerdo con el portal de Salton también fue uno de los más lucrativos para una celebridad fuera del entretenimiento tradicional. Foreman ganó aproximadamente 138 millones de dólares por los derechos de uso de su nombre, además de un porcentaje sobre las ventas iniciales. Este hito empresarial no solo consolidó su fortuna, sino que también le dio una nueva identidad: la de un emprendedor visionario, capaz de reinventarse completamente fuera del cuadrilátero.
La noticia de su fallecimiento provocó una ola de reacciones en el mundo del deporte y el entretenimiento. Figuras como Mike Tyson y Magic Johnson expresaron sus condolencias y destacaron la influencia de Foreman tanto dentro como fuera del ring.
Foreman fue padre de 12 hijos y mantuvo una profunda fe religiosa, sirviendo como predicador en su comunidad.
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George Foreman dejó una huella imborrable en la historia del boxeo y en el mundo empresarial. Su capacidad para reinventarse y superar obstáculos lo convierte en un ejemplo de perseverancia y éxito, recordado no solo por sus logros deportivos, sino también por su espíritu emprendedor y su dedicación a la comunidad.