
México se ha consolidado como un actor clave en la industria tecnológica global. Con más de medio millón de ingenieros y alrededor de 130 mil egresados STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) al año, el país muestra un ecosistema digital en expansión y una infraestructura empresarial que lo posiciona como el segundo hub tecnológico más relevante de América Latina. El país tiene el talento, pero necesita fortalecer la especialización para competir a escala global.
A nivel global, la escasez de talento tecnológico es una preocupación compartida. Según el Foro Económico Mundial, América Latina enfrenta una creciente demanda de profesionales en áreas como inteligencia artificial, ciberseguridad y computación en la nube. México, con su proximidad geográfica y cultural a Estados Unidos, se presenta como una opción estratégica para empresas que buscan talento calificado.
Sin embargo, la falta de profesionales con certificaciones internacionales y experiencia en metodologías ágiles limita la capacidad del país para competir en igualdad de condiciones con otros hubs tecnológicos globales.
Detrás de estos números alentadores se esconde un desafío crítico: apenas unos 300 mil perfiles cumplen con los estándares internacionales de TI, según un análisis del sector liderado por Codifin, firma de desarrollo de talento digital.
Esta cifra evidencia una brecha estructural entre la oferta de profesionales y las demandas del mercado.
La escasez de perfiles con experiencia global, certificaciones internacionales y habilidades avanzadas en liderazgo digital limita la capacidad del país para atraer inversión extranjera y consolidarse como proveedor estratégico de talento especializado.
En México existen más de 250 Centros de Excelencia en ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, que concentran buena parte del talento y de la inversión en innovación. Sin embargo, la acelerada transformación tecnológica y la presión por cumplir estándares globales de calidad han elevado los niveles de exigencia para los profesionales del sector.
El reto no es solo aumentar el número de ingenieros formados, sino desarrollar talento con pensamiento crítico, capacidad de innovación y dominio de metodologías ágiles y lenguajes de programación emergentes. En este contexto, se subraya la importancia de generar puentes entre la formación local y los requerimientos internacionales, un paso crucial para que las empresas mexicanas puedan acceder a perfiles listos para competir en entornos globales.
México tiene el talento, pero falta transformar el potencial en especialización.
La competencia global por el talento se intensifica y la capacidad de México para formar profesionales con visión internacional será determinante para el futuro de su ecosistema tecnológico. Convertir esos 300 mil perfiles de clase mundial en millones no solo es una meta estratégica, sino una condición indispensable para que México mantenga su posición como motor de la transformación digital en América Latina.


