
El 19 de noviembre se celebra el Día de la Mujer Emprendedora, y solo unos días después, el 25 de noviembre, es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Quizá la cercanía de las fechas no es casualidad, ya que ambos conceptos están más relacionados de lo que muchos creen. Casa Gaviota, una asociación sin fines de lucro, lo ha entendido muy bien y propone romper el ciclo de violencia a través de empoderamiento, redes de apoyo y emprendimiento.
Fundada en 2012 por Dolores Blancas y su hija Samantha Báez, ambas sobrevivientes de violencia de pareja, esta asociación civil mexicana nació de una necesidad personal que se transformó en una misión colectiva.
“Hace 15 años la violencia no era tan visibilizada como ahora, gracias al feminismo”, recuerda Samantha, directora y cofundadora de Casa Gaviota, evidenciando los obstáculos iniciales.
Hasta el año 2023, Casa Gaviota había beneficiado a 928,502 personas con atención a mujeres en situación de violencia y capacitación laboral. También cuentan con talleres y diplomados sobre las violencias, campañas de prevención, sensibilización y atención en sus diferentes redes sociales.
El origen de Casa Gaviota se encuentra profundamente arraigado en las historias de vida de sus fundadoras, Dolores Blancas, autora del libro De la Oscuridad a la Luz, y Samantha Báez. Su propia travesía para escapar de la violencia de género las enfrentó a un sistema de apoyo fragmentado y poco especializado hace quince años.
El punto de inflexión surgió cuando, tras las conferencias de Dolores, las mujeres asistentes comenzaron a formular preguntas complejas que exigían respuestas profesionales.
“Empezó como un poco a armar el equipo”, explica Báez, refiriéndose a la incorporación de psicólogas y abogados para brindar información fidedigna. Esta necesidad orgánica las llevó a constituirse formalmente como una asociación civil con el firme objetivo de ofrecer algo más sustancial que una plática ocasional.
Su modelo de operación, que prioriza la autosuficiencia financiera sobre la dependencia gubernamental, se consolidó mediante la venta de servicios de capacitación a empresas y la ejecución de proyectos productivos, sentando las bases para una intervención que hoy alcanza a miles de mujeres en todo el país.
Su propuesta se basa en un modelo integral que combina la atención inmediata con la construcción de autonomía, trabajando bajo la filosofía de que: “Las gaviotas nunca vuelan solas…Cuando una se adelanta, regresa por las demás”
Según la ONU:
Con programas que van desde la atención psicológica y jurídica hasta el empoderamiento económico, la organización ha beneficiado de manera directa a más de 80 mil personas anualmente. Esto demuestra que la salida a la violencia contra la mujer es un camino que se recorre mejor en comunidad y con herramientas para la independencia.
Uno de los pilares fundamentales dentro del modelo de Casa Gaviota es el empoderamiento económico, el cual consideran indispensable para que las mujeres puedan romper ciclos de violencia.
Báez lo define como una combinación crucial: “El empoderamiento económico es necesario para las mujeres. Necesitamos el dinero, pero también necesitamos el empoderamiento emocional”, afirma.
Programas como ‘Belleza por un Futuro’, realizado en alianza con L’Oréal, ejemplifican esta filosofía. Este proyecto capacita durante cinco meses a mujeres en situación de vulnerabilidad.
Las participantes reciben una formación integral para convertirse en maquillistas o estilistas profesionales con validez oficial. La iniciativa incluye la dotación de un kit completo de herramientas y productos de primeras marcas. Este apoyo logístico es fundamental para que puedan comenzar a trabajar inmediatamente después de su graduación, superando así la barrera económica inicial.
Casa Gaviota complementa esta capacitación técnica con un componente de empoderamiento emocional esencial. Este enfoque dual asegura que las mujeres no solo adquieran un oficio, sino también la autoconfianza para ejercerlo y transformar sus vidas, cerrando el círculo de la dependencia económica y la violencia contra la mujer.
Además, la organización ha establecido una sólida bolsa de trabajo gracias a alianzas estratégicas con empresas como Farmacia San Pablo y Banamex, las cuales no solo comparten vacantes sino que implementan flexibilidades para adaptarse a las necesidades de madres solteras.
El crecimiento y la sostenibilidad de Casa Gaviota están intrínsecamente ligados a su habilidad para tejer una red de alianzas con el sector privado, una estrategia que eligieron para mantener su independencia.
Empresas como L’Oréal, Avon y Natura, Farmacia San Pablo, Estafeta y MercadoLibre se han convertido en socios claves, aportando desde donaciones de producto y logística hasta programas de capacitación y contratación.
“La realidad es que nuestros aliados le echan un montón de ganas y de ingenio para hacer todo esto posible”, destaca Báez sobre el compromiso de estas corporaciones.
Más allá del apoyo financiero, estas colaboraciones se materializan en oportunidades concretas para las mujeres, como las vacantes mensuales de Farmacia San Pablo o las convocatorias laborales de L’Oréal para las egresadas de ‘Belleza por un Futuro’.
Esta construcción de un ecosistema de apoyo, donde cada empresa contribuye desde su expertise, refleja el poder de la sororidad institucional para generar cambios tangibles y duraderos en la vida de miles de mujeres y sus entornos.
La trayectoria de Casa Gaviota ha estado marcada por su capacidad para transformar los desafíos en oportunidades de crecimiento, demostrando una resiliencia admirable. Durante la pandemia, cuando se cancelaron todas sus conferencias presenciales y su bazar de venta de ropa, la organización pivotó hacia el comercio en línea para sostener sus operaciones.
Una ingeniosa sinergia entre tres actores permitió la supervivencia financiera de la asociación. Las empresas donantes, como Studio F y Troquer, proporcionaron ropa y mercancía en excelente estado que se podía vender.
“Fue impresionante porque teníamos muchísimos zapatos donados por Studio F… la gente compraba y compraba. Eso ayudó mucho a la fundación”, relata Báez.
Por su parte, MercadoLibre tiene un programa que exenta a las organizacones sin fines de lucro del pago de comisiones sobre sus ventas en la plataforma. Esto permitió que todos los ingresos llegaran íntegros y directamente a Casa Gaviota. Mientras tanto, la transportista Estafeta facilitó los envíos donando gúias de paquetería para todos los rincones del país de forma gratuita.
Simultáneamente, durante la emergencia sanitaria identificaron una necesidad urgente y comenzaron a ofrecer terapias en línea para mujeres latinas en el extranjero. El programa nació como una respuesta innovadora a la pandemia y a la falta de acceso a servicios de salud mental.
Mujeres migrantes en Estados Unidos o Europa, que enfrentaban barreras lingüísticas y costos fuera de sus posibilidades, podían acceder a sesiones en línea. Ellas pagaban una tarifa accesible en dólares, que resultaba económica en sus países de residencia. Este pago no solo cubría su propia terapia con psicólogas especializadas, también financiaba completamente la sesión de una mujer en México.
Este modelo creó un “círculo supervirtuoso”, según lo define su cofundadora, donde dos mujeres recibían apoyo simultáneamente y las profesionales obtenían una fuente de trabajo estable, democratizando el acceso a la salud mental con un profundo sentido de comunidad y sororidad.
La virtualidad, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en su mayor aliada, permitiéndoles extender su alcance a toda la República Mexicana y más allá, garantizando la seguridad tanto de las beneficiarias como del equipo de Cas Gaviota ante posibles represalias de los agresores.
