
Australia vuelve a sorprender a la ciencia con un hallazgo diminuto pero llamativo: investigadores describieron una nueva especie de abeja nativa con “cuernitos” en la cara de las hembras, bautizada Megachile (Hackeriapis) lucifer. El insecto —detectado por primera vez en 2019 durante un muestreo de polinizadores en torno a la planta críticamente amenazada Marianthus aquilonaris— fue confirmado y descrito formalmente en la Journal of Hymenoptera Research.
Además del aspecto “diabólico” que inspiró su nombre, el descubrimiento pone foco en la urgencia de estudiar y proteger a los polinizadores locales en regiones presionadas por minería y cambio climático.
Megachile (Hackeriapis) lucifer pertenece a las abejas cortadoras de hojas (familia Megachilidae). Lo que la hace única son dos pequeñas protuberancias faciales —“cuernitos”— visibles en las hembras, un carácter inusual en el grupo y que originó el apodo “Lucifer” (también en alusión a “portador de luz”). El estudio discute hipótesis sobre su función: posiblemente ayudar a manipular flores o actuar como defensa.
La primera observación ocurrió en 2019 en las Bremer Ranges y en la región de Goldfields (Australia Occidental) durante un levantamiento de polinizadores de Marianthus aquilonaris, una floración endémica listada como “En Peligro Crítico”. La especie se describió formalmente hasta noviembre de 2025, tras análisis morfológicos y genéticos.
La investigación incorporó secuenciación de ADN para verificar que machos y hembras pertenecían a la misma especie y que no había coincidencias en bases genéticas de referencia, reforzando su novedad. El artículo científico también resalta que es el primer nuevo miembro de este subgrupo descrito en décadas.
Pese a búsquedas de seguimiento en 2022 y 2024, el equipo no logró hallar nuevamente ejemplares, lo que sugiere una distribución muy restringida, estacionalidad marcada o poblaciones bajas. Para los autores, este “fantasma del paisaje” subraya la necesidad de monitoreo continuo.
Tanto la nota científica como el comunicado de Curtin University advierten que el área carece de protección efectiva y enfrenta amenazas por minería y cambio climático. En Australia, la taxonomía de abejas nativas recibe menos fondos que otros grupos carismáticos, pese a su rol ecológico y a que cientos de especies siguen sin describirse.
El género Megachile agrupa a abejas que cargan polen en el abdomen y recortan fragmentos de hoja para construir nidos. M. lucifer se sitúa en el subgénero Hackeriapis, un linaje poco estudiado en el que no se describían novedades desde hacía más de 20 años, según las coberturas internacionales.
Detrás del apodo llamativo hay ciencia sólida y una alerta: Megachile lucifer representa tanto la riqueza biológica aún por descubrir como la fragilidad de los polinizadores locales. Proteger su hábitat y financiar la investigación de abejas nativas no es un capricho: es asegurar la resiliencia de ecosistemas y cultivos que dependen de ellas.

