



Un restaurante temático en China ha causado indignación tras promocionar su servicio de té acompañado de abrazos a cachorros de león en cautiverio.
La propuesta, que busca atraer clientes con la promesa de experiencias “únicas”, ha sido ampliamente rechazada por organizaciones defensoras de los animales.
El establecimiento, llamado Yunshang Animal Café, ubicado en la ciudad de Chengdu, promociona en redes sociales una “experiencia VIP”. Ésta incluye disfrutar de té o café mientras se convive directamente con animales salvajes, incluidos cachorros de león. En videos de su cuenta oficial del local en Douyin (TikTok en China), se observa a visitantes acariciando a los pequeños felinos en espacios cerrados.
Las imágenes generaron fuertes críticas de grupos como World Animal Protection y la ONG WildAid China. Los activistas argumentan que el contacto físico con especies salvajes es peligroso, poco ético y profundamente estresante para los animales, que además son apartados de sus madres a muy corta edad. Según expertos, este tipo de prácticas violan principios básicos de bienestar animal al exponer a los cachorros a ruidos, manipulación y ambientes artificiales.
Aunque China ha endurecido ciertas leyes tras la pandemia de COVID-19 respecto al consumo y tráfico de vida silvestre, las lagunas legales sobre la exhibición de animales exóticos en cafeterías, zoológicos o recintos privados siguen vigentes. Esto permite que lugares como Yunshang operen sin consecuencias legales inmediatas, siempre que cuenten con licencias de crianza y exhibición, las cuales en muchos casos se otorgan sin rigurosos controles.
La polémica no es aislada. En países como Tailandia o Japón existen cafés con búhos, erizos, serpientes y otros animales que generan ingresos turísticos pero reciben críticas por condiciones de cautiverio inadecuadas. En 2023, un local en Vietnam fue clausurado por ofrecer fotos con tigres drogados para selfies. Estos casos muestran un patrón creciente de turismo basado en la explotación animal, disfrazado de “interacción educativa”.
Los especialistas señalan que los cachorros de león utilizados en este tipo de atracciones son separados de sus madres, socializados forzadamente con humanos y muchas veces utilizados hasta que dejan de ser “adorables”. Después, pueden ser vendidos a zoológicos, circos o incluso mercados ilegales. No existen garantías de seguimiento ni planes de conservación reales para estos ejemplares.
Ante la controversia, Yunshang emitió un breve comunicado asegurando que todos los animales son tratados con “amor y cuidado”, que cuentan con los permisos legales necesarios y que su objetivo es generar “conciencia sobre la vida silvestre”. No obstante, las respuestas fueron catalogadas como insuficientes por activistas y usuarios en redes, quienes señalaron que el amor no justifica el confinamiento con fines comerciales.
La historia se viralizó rápidamente, y miles de usuarios en China y el extranjero han exigido el cierre del establecimiento. El hashtag #LionCubsInCafe acumuló millones de vistas en plataformas como Weibo y X. Campañas de firmas en Change.org y publicaciones de influencers del bienestar animal han acelerado la presión pública para que autoridades actúen.
Este caso pone nuevamente sobre la mesa el debate entre la atracción turística y la ética animal. Mientras la industria busca experiencias “instagrameables” para atraer clientes, la explotación de especies salvajes plantea graves problemas de bienestar animal, salud pública y sostenibilidad. La historia del café con cachorros de león en China debe servir como llamado de atención global para repensar la relación entre humanos y fauna silvestre.
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