Recuperando el valor del contacto en un mundo hiperconectado.
- Aurora, ¿ya conseguiste el fotógrafo para mañana?
- ¡Sí!
- ¡Bien! ¿A qué hora llega?
- Bueno, ya le escribí .
- Ah… ¿y te contestó?
- Ehmm. No. Ahorita le vuelvo a escribir.
- Pero esto es muy importante. Necesitamos ese fotógrafo.
- Sí, perdón. Ahorita le mando un correo.
- …
Esta conversación la he tenido docenas de veces en los últimos años. Los millennials (entre ellos, yo el primero) hemos ido generando un horror al contacto humano. Los centennials nos siguen los pasos: no solamente no tenemos teléfono en nuestras casas, sino que raramente llamamos a una persona. El teléfono es la app menos importante de nuestro teléfono. Hemos perdido la capacidad de hablar: todo lo resolvemos con un whats, un voice o, si ya es muy formal la cosa, un correo electrónico.
Eso no es malo en sí, ¡bendita tecnología! Usarla en nuestro favor es parte de la vida moderna, y más aún en el mundo postcovid, en donde la virtualidad es la norma.
Pero -ojo- tu reticencia a “marcar” puede estar dañando gravemente tu carrera. Aquí cinco buenas razones para levantar ese teléfono.
1. Comunicar es conectar
Imagen: yang miao vía Unsplash
“La mayoría de la gente no levanta el teléfono y llama. La mayoría de la gente no pide ayuda; y eso es lo que separa a la gente que hace de la gente que solo sueña. ” Son palabras de Steve Jobs, uno de los grandes revolucionarios de la tecnología moderna… y uno que siempre entendió el poder de lo humano.
La comunicación escrita tiene sus límites; y más aún, la comunicación digital: un SMS, un mensaje de WhatsApp, un correo. Ninguna de estas cosas transmite realmente la voz, el tono ni el estilo personal de la persona que lo envía. La risa no es risa en WhatsApp, ni la voz se quiebra cuando se escribe. Escribimos “jajaja” sin reír realmente: son apenas jeroglíficos. Difíciles de leer, de decodificar y de obtener valor más allá de una mera información.
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Levantar el teléfono hoy es un verdadero acto de rebeldía. ¡Levanta el teléfono! ¡Haz esa llamada! ¡Márcale para decir “feliz cumpleaños” o para resolver una duda personal! Llama, sobre todo, para generar una relación humana.
Con tus clientes y tus colaboradores, salte pronto del WhatsApp y llama . Que sientan que les hablas y, sobre todo, que les escuchas.
Si quieres vender más, empieza por levantar el teléfono.
Si quieres liderar mejor, empieza por levantar el teléfono.
Si quieres conectar más, empieza por levantar el teléfono.
Si quieres conseguir ese trabajo, empieza por levantar el teléfono.
Si quieres arrancar ese proyecto… empieza por levantar el teléfono.
2. Discusiones infinitas
Imagen: Jonas Leupe vía Unsplash
Solo hay una cosa peor que un comité: un comité digital.
En un comité digital (en el que se resuelve un tema por correo o en un chat), la discusión más pequeña puede durar días o semanas; y el más pequeño malentendido convertirse en un tsunami de desviaciones y frustraciones.
¿Qué tanto se puede alargar una discusión digital? Aunque no lo creas, la ecuación matemática de la discusión digital es esta: multiplicar por dos y elevar a la siguiente unidad de tiempo . De esta manera, un problema que debía solucionarse en una hora se solucionará en dos días. Y si era un tema de dos días, puedes esperar respuesta en tres semanas… si tienes suerte.
La causa es sencilla: Las conversaciones digitales (aunque parezcan), no son simultáneas. Las personas leen las cosas a distinto tiempo, y contestan tarde o no contestan; o contestan días después para echar todo a perder. Entre tanto, se enojan todos. Es una verdadera pesadilla.
Por regla general: los problemas nunca se solucionan por escrito. Se solucionan hablando y después se ponen por escrito .
Usa email o chat para agendar la cita… y después resuélvelo hablando, de buen modo, sin enojarte y con una gran sonrisa. Todo esto es imposible en digital.
3. Soluciones necesarias
Imagen: Priscilla Du Preez vía Unsplash
Mandar un mensaje puede ser dos cosas: poco o nada. “Ya mandé un mensaje” no significa nada a menos que se tenga una respuesta. ¿Quieres solucionar ese asunto? Empieza por levantar el teléfono.
El caso de Aurora, quien se niega a levantar el teléfono para conseguir al fotógrafo, es el pan de todos los días en empresas y negocios. Aurora ha “mandado un mensaje”, igual que se lanza una botella al océano, pero no ha confirmado ni asegurado la respuesta. El evento en su totalidad se encuentra en peligro y puede llegar a implosionar, solamente porque nos incomoda llamar.
Los Generación X y los Baby Boomers conocen el poder de la llamada, porque es la manera en que siempre lo hicieron. En la llamada no solo se solucionan los problemas y se confirman las cosas, sino que se crean relaciones de negocios que duran toda la vida.
¿Quieres crecer como emprendedor o intrapreneur? Es hora de que los millennials y centennials levantemos el teléfono. Es el siguiente paso para dominar el mundo. Entre los pasillos de los CEO y los directores, se sabe que levantar el teléfono es una nueva “habilidad directiva” necesaria y un ejemplo de madurez emocional. ¿Quién consigue ese codiciado puesto? Es sencillo: el que sabe levantar el teléfono.
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4. ¿Por qué la gallina cruzó la calle?
Para llegar al otro lado: el lado en donde están las gallinas de éxito.
Yo trabajo en una universidad, que tiene distintos edificios dentro de un mismo campus. Con tristeza, veo cómo cada vez son más comunes las reuniones de Zoom entre personas que están en el mismo campus. ¡Hoy me convocaron a una reunión virtual entre personas que estábamos en el mismo edificio, a menos de 10 metros de distancia! Esto no solo es absurdo, sino que, a la larga, tiene consecuencias personales y organizacionales importantes.
Las conversaciones virtuales son necesarias cuando existe distancia de por medio que impida una reunión real, pero siempre son un sustituto: nunca son la cosa real . Hago un esfuerzo por salir de la oficina, cruzar el jardín o la calle y ver a las personas cara a cara, cada vez que sea posible. Y tú también deberías hacerlo.
Recuerda que la comunicación en la empresa tiene como resultado principal la cultura, la unidad y la identidad entre personas que comparten una misión. Las empresas que comparten cultura sobreviven crisis y tormentas. Las que solo comparten trabajo, se desintegran bajo la presión o la amenaza.
Siempre he sido enemigo de la “juntitis” y la “comititis”. Las reuniones deben ser breves y concisas; pero primero deben ser. Así que sal a la calle, toma tu coche y ve a ver a las personas. Parece más complicado, pero en realidad hace todo mucho más sencillo. Nunca conocemos realmente a las personas que solo conocemos virtualmente.
5. Tiempo de calidad
Imagen: Akshar Dave vía Unsplash
Por último, una capotada de maestro: las personas exitosas saben “perder el tiempo” con las personas . Si tienes una llamada, “pierde” un minuto saludando a la otra persona, preguntándole sobre su familia y deseándole buena tarde.
Conversa; es decir, escucha aplicando siempre la regla del 80/20. Tómate un café, baja la velocidad, levanta la mirada: mira a los ojos. Sonríe, saluda, abraza, deja que respire la conversación. Quiere a tu gente, cuida a tu gente, escucha a tu gente.
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Cada tiempo “perdido” en generar conexión es tiempo “ganado” en crear una red personal y profesional a prueba de terremotos. El mundo del futuro, el mundo virtual, es de aquellos que se atreven también a ser humanos.