Maye Musk tiene el aire de una artista de la Belle Époque. Su porte la hace parecer una de esas editoras de revistas de moda legendarias al estilo Anna Wintour. No es para menos, a sus 71 años es una súper modelo en toda la extensión de la palabra, con millones de seguidores en redes sociales y una lista de amigos compuesta por el jet set internacional.
Cuando surgió la oportunidad de platicar con ella por su participación en el INCmty2021, – el mayor festival de emprendimiento de habla hispana-, pensé que trataría con una influencer inalcanzable. Después de todo, es la mamá de Elon Musk, el hombre más rico del planeta. Mi sorpresa fue mayúscula al encontrarme con una mujer bastante agradable y cándida sobre las partes más obscuras de su pasado.
La verdad es que la vida de Maye Musk en varios momentos estuvo lejos de ser la de la influencer glamorosa. Nació en Canadá, pero su familia se mudó a Sudáfrica cuando era pequeña. Empezó a modelar a los 15 años y estando en preparatoria conoció a un rico ingeniero llamado Errol Musk. Sin embargo, lejos de ser una gran historia de amor, Maye pasó la mayor parte de sus 20 años atrapada en un matrimonio brutalmente abusivo, que, según sus propias palabras, le robó toda esperanza.
“Primero que nada tuve un matrimonio abusivo. No muchos lo sabían porque las mujeres no lo platicamos y quizás debiéramos. Espero que hoy en día sí lo estemos haciendo más”, dijo en entrevista.
De acuerdo con un reporte de Harper’s Bazar, ese matrimonio que empezó en 1970 fue un continuo abuso físico y mental. Pero separarse no era una opción ya que en aquel entonces las leyes de divorcio en Sudáfrica no consideraban el abuso doméstico como una causal suficiente.
Cuando Maye cumplió 31 años, – y una vez que cambiaron las leyes matrimoniales de su país-, decidió que tenía que luchar por sus hijos. Tomó a sus pequeños: Elon, hoy CEO de Tesla y SpaceX; Kimbal, magnate de la alimentación ecológica, y Tosca, productora y directora de cine, y huyó para tratar de reconstruir su vida. Algo que le tomó más de 10 años y el paso por ocho ciudades en tres países y dos continentes diferentes.
La vida no fue sencilla. “Mi meta cada día era encontrar cómo darles de comer a mis hijos”, me dijo cuando le pregunté cómo encontrar fuerza en ese entonces para levantarse a enfrentar el mundo. Recordó que cuando se mudó a su primer departamento en Toronto, – donde finalmente se instaló-, le tomó tres semanas a ella y a sus hijos lograr que el dilapidado lugar fuera habitable.
“Mis hijos y yo pasamos tres semanas haciendo de nuestro pequeño departamento en Toronto un lugar habitable, porque no podíamos comprar muebles. Pero estábamos contentos porque mi exesposo ya no me podía demandar en otro país. Eso fue un alivio tremendo. Si comienzas de un punto muy malo, todo a partir de ahí puede ser beneficio”.
En esa época Maye tuvo hasta cinco trabajos al mismo tiempo para llevar el pan a la mesa. Empezó a desarrollarse como dietista, pero también era maestra de escuela, trabajaba como modelo y buscaba darse a conocer con una práctica privada. Mientras tanto, trataba de criar a sus hijos para que fueran independientes y que persiguieran sus sueños (creo que podemos decir que lo logró). En ese sentido, la historia de Maye Musk es una de reinvención constante. Se enfrentó a problemas de salud al ser una modelo con un cuerpo y una historia diferente a lo que pedían las agencias en los años 90 y de hecho, tuvo su primer pasarela en toda forma hasta los 61 años.
Musk narra todas estas experiencias en su libro best-seller “A Woman Makes a Plan: Advice for a Lifetime of Adventure, Beauty, and Success”, donde detalla que la suerte en realidad es resultado del trabajo duro, que el éxito de una familia está en dejar que las personas que amas sigan su propio camino y que la aventura llega cuando entiendes que puedes tener la vida que quieres, a cualquier edad, siempre y cuando hagas un plan de lo que quieres lograr.
Durante su participación en el INCmty, Musk habló cómo reconstruirse después de vivir una crisis profunda. Cuando le pregunté dónde podríamos encontrar la fuerza para comenzar de nuevo, -teniendo en cuenta todo lo que hemos experimentado en los últimos dos años-, la súper modelo contestó que aunque encontrarás rechazo, siempre hay hombres y mujeres que estarán dispuestos a apoyarte.
Hay que trabajar con ellos, no con la gente que piensa que eres menos. Tienes que alejarte de ahí para estar con la gente que le dará un impulso a tu forma de pensar, a tus objetivos. Yo no lo hice suficientemente en mi vida y por eso sufrí tanto. Por ejemplo, mi hermana gemela y mis hermanos leyeron mi libro y me preguntaron por qué no me acerqué a ellos cuando estaba viviendo violencia doméstica”, recordó Maye Musk. “Yo no tenía la noción de acudir a alguien por apoyo porque siempre me sentí independiente. Sigo siendo independiente y eso es bueno [risas], pero hay que acercarse a la gente a pedir ayuda cuando se necesita.
Por supuesto, el apellido “Musk” hoy tiene un peso muy diferente. Pero en su momento, Maye enfrentó luchas muy reales y sorpresivamente identificables para millones de mujeres en el mundo: trastornos alimenticios, discriminación por edad (no fue una Covergirl sino hasta los 69 años), ser madre soltera de tres hijos con pasiones únicas cuando apenas tenía 31 años, etc. Con ese panorama, cualquiera podría haber “tirado la toalla”. No Maye Musk, quien durante nuestra conversación me aseguró que se tenía que convencer cada día para seguir luchando.
“Cuando huí de esa relación no tenía dinero, pero sí tenía tres hijos. Ya no tenía insultos e ira continua alrededor de mí. Tal vez no podíamos salir a comer o al cine, pero sí podía llevarlos a una escuela pública. Ya no tenía la desesperanza total que vivía en mi matrimonio. Ahí no había felicidad ni oportunidad de felicidad. Ahora tenía una opción de seguir luchando y mi único objetivo era ganar lo suficiente para alimentar a mis hijos y tener un techo sobre nosotros”.
Musk comentó durante nuestra charla que después de su divorcio enfrentó demandas continuas de su exmarido y, aunque seguía estando aterrorizada de él, al menos ya no lo tenía 24 horas continuas. Con esto en mente, le pregunté si los últimos 30 años le han dejado alguna lección de vida o mantra. Ella muy enfáticamente me dijo que “si estás en una situación mala en tu vida personal o profesional, debes hacer un plan para salir de eso”, ya que es el primer paso para recuperar la esperanza. “Necesitas hacer un plan para un cambio cada día. Da miedo, pero poco a poco podrás recuperar tu confianza al trabajar para sobrevivir”.
Claro que decir esto con tres décadas de perspectiva (y un hijo multimillonario), puede parecer sencillo. Pero es precisamente esa experiencia lo que le ha ayudado a Maye Musk a reinventarse constantemente, sobrevivir contra todos los detractores e impulsar los sueños de su familia. ¿Qué le diría la Maye actual a la madre soltera sin dinero que fue en su pasado?
“Hace 40 años que me divorcié, ¿lo puedes creer? Cuando era amable con la gente grosera conmigo creía que podía cambiarlos, pero en realidad no era así. Ellos querían sentirse poderosos y tratarnos mal, así que debíamos alejarnos de esa situación. Sí, puedes llegar a sentirte solo, pero es mejor eso a ser abusado mentalmente o físicamente”.
Al finalizar nuestra conversación, me pareció que Maye Musk es una mujer que ha hecho la paz con su pasado y ahora lo usa como una medalla de guerra. Recuerda los rincones oscuros de su historia con la sonrisa de alguien que sabe que todo el esfuerzo y las lágrimas han valido la pena. Y sobre cómo lograr tener hijos genios, Maye Musk dio un simple, pero poderoso mensaje durante su ponencia en el INCmty2021: “Déjalos crecer a su manera y tal vez después te lleven al espacio”.
