



Sin duda, el primer objetivo que debemos trazarnos como empresarios es definir la cara del negocio para después empezar a diseñar tu propia imagen personal.
Es impensable que una compañía que quiera brindar buen servicio al cliente esté en manos de alguien que además de ser mal encarado, no le gusta arreglarse y llegue tarde todos los días, ¿no lo crees?
La imagen personal provoca un fenómeno al que yo llamo “éxito en cadena”, ya que si haces bien las cosas, tus colaboradores lo notarán y se sentirán motivados a hacerlo.
El pensar que por ser jefe puedes hacer todo lo que desees es un grave error ya que el resultado de tu negocio será lo que proyectes.
El individuo que tiene coherencia entre la imagen corporativa y la personal será un imán que llame a los demás, y es que en el mundo de los negocios, atraer personas es el paso más importante del éxito.
Ahora bien, mejorar tu imagen requiere esfuerzo, es por eso que debes asesorarte y lograr la armonía entre lo interno y lo externo. Piénsalo como si fuera un producto en el mercado: si queremos que un cliente vuelva debemos dejar huella y ésta debe ser positiva.
A continuación te comparto siete claves que debes tomar en cuenta para lograr esa coherencia.
Ademas de que tus empleados deben vestirse de acuerdo al estilo de la compañía, el logo de tiene que tener los colores que emitan lo que quieres proyectar, por ejemplo: si es una empresa es enérgica o alegre, el naranja estaría bien, pero si es más formal, el azul es ideal.
Si tu misión es ser la mejor empresa no solo esto debe verse reflejado en los objetivos de la compañía, también tiene que ser evidente para tus clientes. Al final de cuentas ellos son tu principal riqueza y deben estar enterados de lo que estás haciendo para convertirte en el mejor.
No es posible que un líder se jacte de lo que no se debe hacer y constantemente lo haga, recuerda enseñar con el ejemplo. Las empresas que triunfan son aquellas en las que el líder es el timón del barco.
Recuerda: somos un producto en el mercado y éste se puede vender fácilmente si tiene un empaque atractivo, aunque la recompra solo se logrará con un buen contenido. Entonces, puedes vestir muy bien y proyectar inteligencia, pero si cuando hablas eso no se demuestra de nada servirá, lo mismo sucede a la inversa.
Desarrollar un manual de procedimientos y que los colaboradores tengan las cosas claras permitirá a los demás estar ubicados y conocer las directrices. Si un jefe que demuestra ser exitoso dicta las reglas, será más fácil para otros acatarlas pues la admiración provoca deseos de imitar. Está comprobado: si hay motivación es más factible que se sigan instrucciones.
No dejes atrás el balance. No se trata de ser un régimen, pero tampoco un salón de fiestas. El lugar de trabajo tiene que ser un lugar donde se respire profesionalismo y a la vez un espacio en donde los empleados se sientan cómodos.
La imagen es tan poderosa que puedes mover masas fácilmente. Si deseas lucir como una persona triunfante tienes que cuidar los detalles tanto en la vestimenta como en tu cuidado personal. Empieza por creerlo, esto no se trata de arrogancia, sino de creer en lo que eres y empezar a demostrarlo a los demás. ¿Cómo vas a crecer si nadie lo nota? ¡Hazte notar!