



El cambio climático se refiere a los cambios de las temperaturas. Las variaciones pueden ser naturales por la actividad solar o grandes erupciones volcánicas. O por actividades humanas, principalmente la quema de carbón, petróleo o gas. Ese fuego genera emisiones de gases de efecto invernadero que crean una manta que envuelve a la Tierra. Esa manta atrapa el calor del sol y eleva las temperaturas.
Por eso, en los últimos tiempos el planeta ha estado más caliente y ha habido olas de calor extremas, incendios forestales graves, escasez de agua, sequías, aumento del nivel del mar que provoca deshielo de los polos, inundaciones y huracanes. Todo esto puede causar lesiones, enfermedades e incluso la muerte.
Las Naciones Unidas indican que China, Estados Unidos, India, la Unión Europea, Indonesia, Rusia y Brasil, son los siete países que más provocan el cambio climático pues son los que generan mayores emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, la mitad de las emisiones a nivel mundial son causadas por ellos. Así, que tienen una mayor responsabilidad.
Greenpeace asegura que el cambio climático es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad. Hasta ahora 200 países acordaron limitar el aumento de la temperatura del planeta a no más 1,5 grados. Sin embargo, todo apunta a un aumento a 2,8 grados para finales de siglo. ¿La solución? Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El cambio climático afecta nuestra vida diaria de diversas maneras:
El calentamiento global provoca enfermedades transmitidas por alimentos, enfermedades respiratorias y cardiovasculares por la contaminación del aire, impacto en la salud mental por el estrés climático, lesiones o incluso la muerte por los fenómenos meteorológicos extremos como huracanes o inundaciones.
El aumento de las temperaturas afecta el crecimiento de los cultivos y favorece la proliferación de plagas. Asimismo, el calentamiento global altera los patrones de lluvia. Si hay sequías no se puede regar los cultivos y las inundaciones arruinan las cosechas. Esto afecta la producción de alimentos.
El calentamiento global provoca el derretimiento de los glaciares, y, por eso, el nivel del mar aumenta y genera más huracanes, tormentas, inundaciones y olas de calor que dañan a las viviendas. Estos eventos interrumpen los servicios básicos como el suministro de agua y electricidad. El cambio climático genera la necesidad de calefacción o refrigeración adecuada.
El aumento de desastres naturales como huracanes, inundaciones, sequías e incendios forestales, ponen en peligro la vida. La escasez de agua potable y alimentos podría provocar conflictos por su acceso y aumentar la inseguridad alimentaria. Además, el cambio climático aumenta la migración forzada y esto puede generar tensiones sociales en las comunidades receptoras.
Las altas temperaturas y condiciones climáticas extremas pueden afectar la productividad de los trabajadores, especialmente en sectores como la agricultura, construcción y otras actividades al aire libre. El estrés por el calor y las condiciones climáticas adversas pueden reducir la eficiencia y aumentar el riesgo de accidentes laborales.
Los científicos y los gobiernos saben que aumentará la frecuencia e intensidad de los desastres naturales como huracanes, inundaciones, sequías e incendios forestales. Lo que podría provocar una hambruna, por ejemplo. Así que, la humanidad enfrenta un gran reto: reducir las emisiones para evitar consecuencias climáticas catastróficas.
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