



Christian Peñaloza, ingeniero tijuanense, ha sido apodado “el padre de los robots mexicanos” por impulsar avances pioneros en neurotecnología que permiten controlar prótesis y brazos robóticos con la mente, posicionándolo como un referente internacional en el campo de las interfaces cerebro-máquina.
Originario de Tijuana, Christian Peñaloza estudió ingeniería en la Universidad de San Diego y superó grandes retos como el idioma y el rechazo al apoyo en México, antes de que su carrera despegara en Japón. Tras cinco rechazos del Conacyt, logró obtener financiamiento y desarrolló su investigación como parte de su maestría y doctorado en Robótica e Inteligencia Artificial y Neurociencia Cognitiva Aplicada, en la Universidad de Osaka.
Su proyecto más destacado, el sistema Aura, es una interfaz que interpreta señales cerebrales mediante inteligencia artificial, permitiendo controlar un brazo robótico con la mente, incluso mientras se utilizan ambos brazos del cuerpo simultáneamente. Esta innovación supera la fatiga mental al “aprender” las órdenes del usuario y automatizarlas.
En colaboración con investigadores en Kioto, Peñaloza logró controlar un brazo robótico adicional a los propios. En pruebas con voluntarios sanos, algunos lograron manipular un objeto con el brazo robótico mientras sostenían una bandeja con sus manos, lo que podría activar nuevas capacidades cognitivas.
En 2016, fue nombrado “Innovador Menor de 35” por MIT Technology Review México por su contribución a neurotecnología avanzada. También es fundador de Mirai Innovation, empresa tecnológica que busca acercar soluciones de robótica e inteligencia artificial a México y el mundo.
Desde cruzar diariamente la frontera para ir a estudiar, hasta adaptarse a la cultura japonesa y trabajar como mesero, Peñaloza muestra que la pasión e innovación pueden abrir puertas incluso en ambientes hostiles o sin apoyo institucional local.
El trabajo de Christian Peñaloza es fundamental en un mundo donde la integración entre mente y máquina deja de ser ciencia ficción. Su capacidad para transformar pensamientos en acción física no solo abre caminos para personas con discapacidad, sino que impulsa la vanguardia tecnológica mundial. Su trayectoria es ejemplo de perseverancia, visión y orgullo mexicano en el campo de la robótica y neurociencia.