
Pocas veces en su historia reciente Apple había vivido una sacudida de este tamaño: en cuestión de días, decenas de ejecutivos clave han dejado la empresa o anunciado su salida, y ahora el hombre a cargo de los chips que dan “vida” al iPhone y Mac podría ser el próximo en irse. Ese viraje, si se concreta, pone en riesgo más que cargos: amenaza la continuidad de su estrategia en hardware —y con ello, buena parte del futuro de la compañía.
Durante los últimos días, Apple ha visto cómo caen piezas de peso en su estructura ejecutiva: salidas —voluntarias o planificadas— que abarcan desde inteligencia artificial hasta diseño, pasando por asuntos legales y responsabilidad social.
Según reporta Bloomberg, entre los más destacados ejecutivos en irse está John Giannandrea, líder de IA y aprendizaje automático, quien dejará su cargo definitivamente en 2026. The Verge señala Alan Dye, responsable de diseño de interfaces —quien incluso ya partió hacia Meta—; así como Lisa Jackson, vicepresidenta de Medio Ambiente y Políticas Sociales, y Kate Adams, consejera general, ambos anunciaron su retiro durante 2026.
El ritmo y la amplitud de estos movimientos —en muchas áreas críticas para Apple— ha generado lo que algunos analistas califican como “el cambio más profundo en la cúpula directiva en décadas”.
El punto que más alarma genera: Johny Srouji, vicepresidente sénior de tecnologías de hardware —arquitecto de los Apple Silicon que impulsaron productos como los Mac con chip M1 y siguientes generaciones— habría informado a Tim Cook que “considera seriamente” dejar la empresa.
Aunque por el momento no hay una renuncia formal, fuentes citadas por la prensa indican que Srouji ha discutido con colegas su intención de unirse a otra firma si finalmente abandona Apple.
Este posible adiós no es menor: de concretarse, significaría una pérdida crítica para la capacidad de innovación en hardware y silicio de Apple, lo que podría ralentizar o poner en riesgo futuras generaciones de dispositivos.
El contexto de esta oleada de salidas no es accidentado. Por un lado, la apuesta de Apple por la inteligencia artificial —con la plataforma Apple Intelligence y la renovación de su asistente de voz Siri— se ha quedado rezagada respecto a otras grandes tecnológicas.
La demora en funciones clave, los tropiezos en los lanzamientos y una posible pérdida de confianza interna podrían estar empujando a algunos ejecutivos a buscar mejores oportunidades.
Por otro lado, algunos de los que se van son veteranos: su retiro podría responder a un plan de sucesión generacional, aunque la magnitud del éxodo y su concentración en distintos departamentos genera incertidumbre sobre la estabilidad futura.
Si las salidas continúan, Apple se enfrenta a varios riesgos concretos:
Así, Apple, históricamente vista como un bastión de estabilidad, hoy camina sobre arena movediza.
Para hacer frente al descalabro, Apple ha comenzado a asignar nuevas responsabilidades: funciones de IA ahora recaen en ejecutivos como Craig Federighi, software, o Sabih Khan, operaciones.
En paralelo, la empresa podría estar contemplando elevar a Srouji a un cargo de mayor rango —como director de tecnología— para retenerlo.
Sin embargo, hasta que no se despeje el futuro inmediato —quién se queda, quién llega, qué tan rápido logran estabilizar la compañía— la incertidumbre prevalecerá, tanto interna como externamente.

