El 2008 representa un antes y después en el turismo. Ese año comenzó la historia de Airbnb, un negocio y plataforma tecnológica innovadora que transformaría la manera en que los viajeros podían alojarse en sus destinos favoritos.
La compañía ha permitido, entre otras cosas, que los usuarios tengan una experiencia más auténtica al momento de viajar. Sin embargo, su modelo de negocio también ha generado otros problemas tanto para usuarios, habitantes locales e incluso gobiernos.
La idea de negocio se originó en 2007. Brian Chesky y Joe Gebbia, dos diseñadores que se habían mudado de Nueva York a San Francisco, comenzaron a tener problemas para pagar la renta de su departamento. Decidieron buscar alternativas para aumentar sus ingresos.
La opción que encontraron para generar dinero extra fue implementar el modelo de negocio “Air Bed and Breakfast”, que ofrece hospedaje, internet y desayuno temporal. Se enteraron que en la ciudad se llevaría a cabo una importante convención de diseño. Para aprovechar el momento, los jóvenes compraron colchones inflables y rentaron el alojamiento a los visitantes que asistirían al congreso.
Por si te interesa: Tardamos 12 años en construir Airbnb y lo perdimos casi todo en 6 semanas: CEO
Tras el éxito de esa experiencia, Chesky y Gebbia decidieron llevar a otro nivel esta idea. Con esto en mente, se unieron a Nathan Blecharczyk quien se dedicaba al desarrollo de software. Él les ayudaría a crear una plataforma digital de hospedaje. La idea era que, al igual que a ellos, más personas pudieran generar ingresos extra y, a otros, obtener hospedajes cómodos y a bajo costo.
En 2008, “Airbed and Breakfast” fue lanzada oficialmente y un año más tarde, en 2009, la compañía cambiaría de nombre al ya mundialmente famoso: Airbnb.
Tras su lanzamiento, Airbnb no hizo más que crecer y es que su naturaleza disruptiva introdujo el concepto de economía colaborativa al sector turístico. Esto representó un mundo de oportunidades para millones de personas.
Por un lado, permitía que los propietarios de viviendas alquilaran sus espacios disponibles y generaran ingresos adicionales. Por el otro, contribuía a ofrecer experiencias más auténticas y personales para los viajeros. Además, para muchos, Airbnb democratizó el turismo al generar las condiciones para que personas de diferentes niveles socioeconómicos viajaran.
Simplemente permitía que las personas se hospedaran en lugares que antes se creían inaccesibles.
Todas estas ventajas llevaron a que la popularidad de Airbnb creciera exponencialmente, y la empresa se expandiera rápidamente a nivel mundial.
Esto les permitió diversificar su oferta e incluir experiencias locales como tours gastronómicos o talleres artesanales, promoviendo así un turismo más responsable y enriquecedor.
En la actualidad, la plataforma tiene presencia en alrededor de 220 países, cuenta con más de 5 millones de anfitriones y más de 1,500 millones de personas han realizado una renta de Airbnb.
No toda la historia ha sido color de rosa pues el rápido crecimiento, e incluso las implicaciones del modelo de negocio, también trajeron consigo desafíos y polémicas.
Airbnb ha enfrentado críticas y desafíos regulatorios en varios países. Uno de los principales problemas ha sido la gentrificación, ya que el hacer que propiedades residenciales se conviertan en alquileres de corto plazo ha derivado en un aumento en los precios de la vivienda y el desplazamiento de residentes locales.
En México, un reporte de Homie señala que colonias como la Roma y Condesa, tuvieron incrementos anuales entre 20 y 30% en los costos de renta tradicional de vivienda, lo cual ha generado debates para la regulación de este tipo de plataformas, tal como ha sucedido en otras importantes ciudades turísticas como Barcelona y Venecia, que implementaron normas más estrictas para controlar el impacto de los alquileres a corto plazo.
Para saber más: Airbnb tiene un ‘equipo secreto de élite’ para ocultar los delitos que ocurren en sus alojamientos, así operan
Y esto no es todo, vacacionistas de todo el mundo han hecho públicas historias de terror en donde su privacidad y seguridad se vio vulnerada, tal como le sucedió hace unos años a una familia neozelandesa que viajó a Irlanda y se percató que su anfitrión los estaba grabando sin su consentimiento, y peor aún, lo estaba transmitiendo en vivo.
Airbnb ha tratado de responder a este tipo de situaciones haciendo más estrictas sus políticas.
Recientemente anunciaron que serán prohibidas todas las cámaras al interior de los alojamientos, dando como plazo el 30 de abril para retirar los dispositivos en caso de tenerlos.
A pesar de las controversias y desafíos, la compañía sigue siendo un actor clave en la industria, impulsando un cambio hacia experiencias de viaje más auténticas y sostenibles, además de trabajar en colaboración con gobiernos para garantizar el cumplimiento de las regulaciones locales.
¿Qué opinas del impacto del negocio de Airbnb en tu localidad?
