Para investigar los frutos de una política de ingreso universal, de 2019 al 2022, el multimillonario Sam Altman repartió 1,000 dólares a personas de bajos ingresos sin condiciones.
El estudio sobre el ingreso básico de Sam Altman, uno de los más grandes de su tipo, ya fue publicado. El experimento consistió en entregar 1,000 dólares mensuales a participantes de bajos ingresos durante tres años, sin condiciones. El estudio fue inspirado por la creencia de Altman en la importancia de un ingreso básico en la era de la inteligencia artificial, que algunos temen podría hacer obsoletos millones de empleos.
Los beneficiarios destinaron la mayor parte de su dinero extra a necesidades básicas como renta, transporte y alimentos, según encontró el estudio. También trabajaron menos en promedio, pero se mantuvieron activos en la fuerza laboral y fueron más deliberados en sus búsquedas de empleo en comparación con un grupo de control.
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El experimento de Sam Altman
Sam Altman, CEO de OpenAI, una destacada empresa de inteligencia artificial, recaudó 60 millones de dólares para el estudio, incluyendo 14 millones de su propio dinero. OpenResearch llevó a cabo el estudio, bajo la dirección de la investigadora Elizabeth Rhodes.
El estudio comenzó oficialmente en 2019 con la participación de 3,000 residentes de Texas e Illinois, abarcando áreas urbanas, suburbanas y rurales. Todos estos residentes tenían ingresos inferiores a 28,000 dólares anuales. Un tercio recibió 1,000 dólares al mes durante tres años, mientras que las otros 2,000 personas —el grupo de control— recibió 50 dólares al mes. Ninguno de los participantes perdió sus beneficios existentes.
El estudio encontró que aquellos que recibieron los pagos de 1,000 dólares aumentaron su gasto total en un promedio de 310 dólares al mes, destinando la mayor parte de ese gasto a alimentos, alquiler y transporte. También ofrecieron más apoyo financiero a otras personas en comparación con el grupo de control.
¿Funciona el Ingreso Universal?
Los investigadores no encontraron evidencia directa de un mejor acceso a la atención médica o mejoras en la salud física y mental entre aquellos que recibieron los pagos de 1,000 dólares. Sin embargo, observaron reducciones significativas en el estrés, la angustia mental y la inseguridad alimentaria durante el primer año, aunque estos efectos disminuyeron en los años segundo y tercero del programa.
“El efectivo por sí solo no puede abordar desafíos como condiciones de salud crónicas, la falta de cuidado infantil o el alto costo de la vivienda”,señaló el informe.
En sus resultados, el estudio de Altman evaluó tanto datos cuantitativos, como encuestas y transacciones bancarias, como datos cualitativos, como entrevistas con los beneficiarios. El estudio encontró que, en comparación con el grupo de control, los ahorros individuales totales en las cuentas bancarias de los beneficiarios aumentaron casi un 25%. También gastaron 22 dólares más al mes en otras personas, aproximadamente un 26% más que el grupo de control.
Sam Altamn y la búsqueda de la seguridad económica básica
No hubo impacto significativo en la propiedad de automóviles o viviendas, aunque los beneficiarios de los 1,000 dólares eran más propensos a mudarse de vecindario o pagar por vivienda en comparación con el grupo de control.
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El apoyo a la renta básica universal se basa en la idea de que se podría garantizar una seguridad económica básica para todos los ciudadanos, independientemente de su situación laboral o ingresos. Los promotores de esta idea consideran que un ingreso básico permitiría a las personas tomar decisiones más libres sobre su trabajo, educación y vida personal, sin la constante presión de la supervivencia económica.