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¿Te sientes como un impostor? No estás solo. Te digo cómo creer en tu grandeza

¿Has escuchado esa voz que te dice que no eres lo suficientemente bueno, que no mereces el éxito que has alcanzado? Te comparto alguas técnicas para superarla.

¿Tienes el Síndrome del Impostor?
¿Tienes el Síndrome del Impostor? © Depositphotos.com

Hola, ¡los extrañé! ¿Cómo están? Yo feliz y lista de estar de vuelta por aquí. En esta ocasión quiero platicarte de una experiencia negativa muy frecuente, que quizás ya has vivido tú o alguien cercano a ti: el Síndrome del Impostor.

No sé si alguna vez te ha pasado que escuchas una molesta vocecita que susurra “no puedo” o “no soy lo suficientemente bueno”. Es hora de entender este fenómeno psicológico y descubrir cómo superarlo para construir una vida más saludable y llena de confianza.

Antes de seguir, definamos lo que es realmente el Síndrome del Impostor; es decir, esa voz que te dice que no eres lo suficientemente bueno, que no mereces el éxito que has alcanzado.

La psicóloga Pauline Clance creó ese término en 1978, tras darse cuenta de que una cantidad significativa de estudiantes brillantes sufrían de mucha inseguridad.

Es un fenómeno psicológico por el cual la persona no reconoce sus logros, méritos, conocimientos y valor. Este síndrome no discrimina a nadie. Puede afectar a cualquiera en diversos ámbitos de la vida: profesional, académico, social, interpersonal y familiar.

¿Te suena conocido? No estás solo. Más del 70% de las personas se ven afectadas por este fenómeno, según el International Journal of Behavioral Science.

Incluso figuras destacadas, como la talentosa Michelle Pfeiffer, han confesado sentirse como impostores. Alguna vez dijo:

“Todas las mañanas me despierto pensando que este será el día en que se den cuenta de que soy un fraude, de que no merezco esta fama, y de que más temprano que tarde tendré que volver a atender la caja de un supermercado”.

¡Qué duro!

La voz detrás del Síndrome del Impostor

¿Sabes qué es lo más sorprendente? Que la persona que más suele hacernos sentir así, como impostores, es uno mismo… ¿Cómo? Con sesgos y prejuicios que nos boicotean.

Por ejemplo, nunca he entendido por qué muchas personas sienten la obligación de demostrar, con un papel, quienes son, lo que saben o pueden lograr.

Esto es muy común en algunas profesiones, como entre médicos, pero nada se compara a la competencia que libran quienes tienen un negocio de coaching o mentoría, para los cuales parece ser obligatorio exhibir muchas certificaciones en sus currículums.

No estoy en contra de la preparación constante, de estudiar, de que estés actualizado en todo lo relacionado con tu profesión. Sin embargo, una cosa es prepararse para desempeñarse mejor en su trabajo, y otra muy distinta es hacer de la preparación un trabajo en sí mismo… No sé qué opines tú, pero yo creo que la preparación es un medio, no un fin.

Los que viven preparándose para vivir, ¿cuándo viven? ¡Se pierden del mundo real!

Pero volvamos al síndrome del impostor. ¿De qué se alimenta? De dinámicas familiares, sesgos de género, diferencias salariales y una percepción distorsionada del éxito y competencia.

La autora Aida Baida Gil destaca dos niveles del Síndrome del Impostor: el que superamos con el tiempo y la experiencia, y el más complejo, que puede derivar en trastornos de estrés postraumático.

Muchos coaches y emprendedores se preguntan si son lo suficientemente buenos para ofrecer sus servicios. La verdad es que la preparación constante es importante, pero la experiencia real es invaluable.

Una de las primeras cosas que hay que cultivar es la confianza. Y esta empieza con uno mismo. No puedes ofrecer un servicio ni vender un producto si tú no crees en él.

Estrategias para callar esa voz

¿Cómo esperas que la gente confíe en ti, te compre o quiera trabajar contigo, si tú no te la crees? Déjame te comparto algunas estrategias para superar este síndrome.

  • No te dejes hundir por tus errores, aprende de ellos.
  • No te compares con otros; cada uno tiene su propio camino.
  • Celebra tus logros regularmente y reconoce tu unicidad.
  • Desarrollar nuevas habilidades y pedir ayuda son pasos cruciales. Recuerda, no hay peor lucha que la que no se hace.
  • Atrévete a explorar lo desconocido; cada pequeña acción suma.

La inspiración, el estímulo y la aceptación de críticas constructivas también son fundamentales.
Recuerda que cada cual es el constructor de su propio destino.

¿Cuándo vas a aceptar que tus logros son producto de tu inteligencia, de tus capacidades y de tu talento? ¿Por qué te cuesta tanto creer que eres bueno en lo que haces, que eres un ser único y extraordinario?

Reconoce tu grandeza personal y empresarial. No permitas que el Síndrome del Impostor te robe tus sueños. La confianza en ti mismo es la llave para el éxito. Te lo aseguro, ¡créetela!

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autor Claudia M Sheppard es emprendedora mexicana, estratega y mentora de negocios, CEO y Fundadora de The Latin Powerhouse