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04-01-2022, 9:57:03 AM

Qué es sinergia negativa y cómo combatirla

Muchas veces escuchamos hablar del concepto de sinergia como algo saludable en los grupos que constituyen las organizaciones. Sin embargo, pocos saben que el mismo proceso puede tener efectos devastadores si no es conducido a tiempo

Quienes trabajamos en este mundillo del management estamos habituados a utilizar una serie de términos propios. En realidad, no son tan propios porque la mayoría de ellos son pedidos prestado a otras disciplinas. Tal el caso de la palabra que hoy nos convoca: Sinergia .

Puedo definirla en forma resumida como esa propiedad que tienen los grupos de lograr mayores resultados que la suma de las participaciones individuales .

Así, en los equipos en que las cosas funcionan, los resultados son deslumbrantes y muy superiores a los que podría conseguir cada uno trabajando en soledad. Tal como se ve, la sinergia entraña una forma positiva de narrar los hechos: si en un conjunto de personas se produce este efecto, evidentemente, estaremos en presencia de algo bueno.

Posiblemente de un equipo de alta permanencia. Sin embargo, un aspecto poco estudiado de este concepto es su contracara, la sinergia negativa. Y digo convencido que es uno de los efectos más indeseados y peligrosos capaz de generarse en las organizaciones. Indeseado, porque nadie quiere que esto ocurra y Peligroso porque pocos se animan a mensurar las consecuencias de su invisibilidad. Es como si, ingenuamente, nos volcásemos a pensar que eso no ocurrirá nunca, y que acaso las consecuencias sinérgicas de un sector serían siempre saludables.

Para que se entienda, la sinergia negativa comparte con la anterior el hecho de ser un efecto de determinados posicionamientos subjetivos y de la manera en cómo se vinculan los miembros de un grupo. Si estos observan relaciones de tipo superficiales, con escasa comunicación y débiles en calidad, el resultado final será mucho peor al que pudiese obtener cada uno, con sus malhumores, de forma solitaria.

Y no se trata de un mero “efecto contagio” sino que es aún más profundo que eso. Se trata de la presencia de un espiral con neto corte negativo y descendente, que arrastra motivación, empeño, compromiso y sentido de pertenencia en iguales volúmenes. Parafraseando, puedo decir que “El resultado es menor que la resta de cada una de sus partes”. Si cada empleado hace lo mínimo, no solo las metas no serán logradas sino que nos alejaremos a cada minuto, un poco más de ella. De este modo, la sinergia negativa se acerca mucho al concepto de entropía, que establece la tendencia a la degradación como mecanismo propio de los seres vivos. Todo grupo abandonado a este proceso, será destruido (para el concepto de entropía, en relación con la segunda ley de la termodinámica sugiero este link ).

Consejos para su control

Si en algún momento de nuestra vida laboral nos toca estar al frente de uno de estos grupos, o formar parte de él, existen acciones específicas que podemos hacer para minimizar su impacto o directamente, eliminar sus nocivos efectos.

1. Tomar cartas en el asunto

No sé si por ingenuidad, comodidad, estructura de personalidad o su combinación muchas personas tienden a creer que este tipo de hechos nocivos van a desaparecer si no se les presta importancia. “No hagas caso. Ya vendrán tiempos mejores. Seguro en un par de meses las cosas se calmarán…”. Falso. La estrategia del avestruz solo es plausible en un mamífero sin capacidad de pensamiento. Es fundamental que asumamos el carácter imperioso de dar solución a este asunto, y nos hagamos las preguntas claves: “Qué tengo que ver yo en esto?. En cuánto mis acciones u omisiones colaboran y cooperan en la prosecución o disolución de la Sinergia negativa?”. Tomar cartas es responsabilizarse.

2. Atender a la comunicación positiva

Alude a esa comunicación directa, honesta y franca. Mensajes abiertos y frontales, respetando la individualidad y situación de los demás. Fundamentalmente abierta a una escucha agresiva. A una escucha activa que nos involucre como oyentes, para comprender todo lo que se nos diga, de la manera más limpia posible.

3. Reconocer que somos seres emocionales

Nosotros y los demás somos sujetos a los que nos pasan cosas. Estamos lejos de ser robots o perritos que solo responden a estímulos. Comprender esto integralmente significa que la resolución de los problemas solo será posible si incluimos nuestros estados de ánimo y emociones en el asunto, sea enojo, alegría u otra. Intentar borrarlas solo nos asegura que saldrán a la luz con toda firmeza más adelante.

4. No apagar el fuego con gasolina

A veces queremos dar solución a un problema, utilizando como herramientas las más rudimentarias y desaconsejables que pudiesen existir. Es como si en este ejemplo convocásemos a una reunión y la abramos con un “A ver, que cada uno diga lo que piensa del otro y así terminamos con este clima tenso”. Lo más probable en esta situación sería que nadie diga nada o que directamente terminen todos a las trompadas.

5. Fortalecer los lazos interpersonales

Los encuentros fuera del horario de trabajo, periódicos y sin grandes formalidades ayudan y son una condición muy propicia para que la gente se conozca entre sí. No es poca cosa sentir que aquel que vemos a diario tiene además una vida y experiencias que compartir. Ese proceso paulatino de humanización es un importante canalizador de ansiedades y malestares grupales.

6. Hallar espacios comunes

Si te encuentras completamente tomado por este fenómeno, tanto tu percepción como la de los demás se alterará tanto que cada vez te verás más distinto al resto. Con ideas diferentes, acciones diferentes… Todo diferente. Sin embargo, mi recomendación es que trates de alejarte un poco del asunto, y mediante un análisis lo más objetivo posible trates de encontrar cuáles son los lugares de posibles acuerdos. Como ejemplos típicos, puedo nombrarte al hecho de compartir la situación de ser padres. O ser fanáticos del mismo club, etc. En este sentido, existe una dinámica grupal muy potente que lo ilustra a la perfección.

Equipos Management recursos humanos Sinergia negativa
autor Psicólogo especialista en empresas - Escritor - Agile Coach Certificado ITF - Facilitador en Metodologías Ágiles y en Experiencias de Design Thinking.