



En el mundo digital de hoy, un negocio puede pasar de tener cientos de miles de vistas y clientes potenciales a la total invisibilidad en cuestión de horas. ¿La razón? Los algoritmos “infieles” con negocios de plataformas como Instagram y TikTok.
Más del 80% de las marcas dependen de la visibilidad orgánica en redes sociales, pero un simple ajuste en el algoritmo puede reducir el alcance hasta en un 70% de la noche a la mañana. Esto no solo es una estadística, es una realidad que ya está dejando en crisis a miles de emprendedores y empresas que construyeron comunidades durante años, para descubrir que su contenido ya no aparece frente a quienes los seguían.
El problema es claro: las plataformas tienen el control absoluto. Cambian las reglas sin aviso, priorizan lo que genera más retención y monetización para ellas, no necesariamente lo que construye relaciones sostenibles para los negocios. El resultado es una dependencia peligrosa. Muchos emprendedores sienten que tienen un negocio, pero en realidad solo alquilan un espacio en plataformas que mañana pueden apagar el interruptor.
A esto se suma otro problema: el espejismo de los seguidores. Tener 100,000 followers no garantiza facturación ni estabilidad. Si el algoritmo decide que solo un 5% de tu audiencia verá tu contenido, el resto de ese esfuerzo se convierte en un número vacío.
El algoritmo puede ser infiel, pero los negocios que entienden esto y se blindan con sistemas propios logran estabilidad a largo plazo. El mundo digital es poderoso, sí, pero solo para quienes dejan de ser esclavos de las plataformas y construyen con visión de dueños.