
El director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, sorprendió a la comunidad tecnológica al anunciar a través de su cuenta en X (antes Twitter) que la compañía permitirá la creación y el consumo de contenido erótico o para adultos dentro de ChatGPT, bajo estrictas condiciones de seguridad y consentimiento. La medida, explicó, busca “explorar expresiones humanas más amplias en un entorno responsable y controlado”.
“La inteligencia artificial debe poder reflejar todas las facetas de la creatividad humana, incluyendo la sexualidad, siempre que haya consentimiento, ética y control”, escribió Altman en su publicación del 13 de octubre de 2025.
El anuncio del CEO de OpenAI marca un punto de inflexión: por primera vez, una gran empresa de inteligencia artificial integra explícitamente la sexualidad humana como parte del espectro creativo de sus modelos. Altman explicó que esta expansión no implica la eliminación de límites, sino la introducción de un marco de “consentimiento explícito, control del usuario y prevención de abusos”.
Según fuentes cercanas a la compañía, la actualización formará parte de un programa piloto para ChatGPT Plus y Enterprise, con acceso opcional a un entorno seguro para adultos.
El nuevo modelo, previsto para lanzarse en fase beta a inicios de 2026, incluirá:
La versión inicial se enfocará en narrativas eróticas, ilustraciones artísticas y exploraciones educativas, no en pornografía gráfica.
El anuncio generó reacciones divididas en la industria. Algunos expertos lo consideran una evolución lógica de la IA generativa, que ya se usa para crear arte, literatura y simulaciones emocionales. Otros advierten sobre riesgos éticos y de privacidad, temiendo que incluso los entornos controlados puedan derivar en abuso o difusión no autorizada.
La organización AI Now Institute pidió transparencia total sobre los criterios de moderación y las medidas contra el contenido sin consentimiento.
Especialistas en tecnología coinciden en que este paso reabre el debate sobre hasta qué punto una IA debe replicar el comportamiento humano. OpenAI, que históricamente ha mantenido restricciones estrictas en temas sexuales, busca ahora un equilibrio entre libertad y responsabilidad.
Para Altman, el objetivo es que ChatGPT sea un entorno personalizable, donde cada usuario determine los límites de su interacción, tal como ocurre con la música, el arte o la escritura: “La IA debe adaptarse al humano, no al revés”, escribió en X.
La decisión de permitir contenido erótico en ChatGPT marca un cambio profundo en la relación entre tecnología, intimidad y creatividad. Si bien abre oportunidades para la exploración artística y el bienestar emocional, también plantea desafíos sobre regulación, privacidad y responsabilidad corporativa. En una era donde las IAs acompañan cada aspecto de la vida digital, el anuncio de Altman simboliza la llegada de una nueva frontera: la inteligencia artificial sexualmente consciente, pero éticamente limitada.
