Nuevas formas de interactuar y transaccionar entre personas, compañías o instituciones que se encuentran en lugares diferentes del planeta están dinamizando la actividad empresarial y el mercado laboral a nivel internacional. Una forma superadora de negocios internacionales en la que se desdibujan las fronteras geográficas y culturales, no sólo ha permitido reunir virtualmente a empresas y trabajadores antes irremediablemente distanciados, sino también compartir de manera fluida ideas, innovaciones y talento.
Si nos enfocamos específicamente en la forma de transaccionar y transferir dinero entre los distintos actores económicos, ¿cuál es la clave del éxito de las nuevas plataformas digitales? En esencia, es la mejora sustancial de la experiencia de usuario, que se vuelve ágil e intuitiva, más eficaz en términos de costos, más segura y sobre todo más democrática, permitiendo que millones de nuevos actores participen fácilmente de una nueva economía global que acorta brechas gracias a la tecnología.
Las empresas para expandirse en forma eficiente necesitan desarrollar proveedores, contratar talento y acceder a nuevos compradores en nuevos mercados, muchas veces remotos. Si bien al expandirse internacionalmente las oportunidades para hacer negocios aumentan exponencialmente, esto también trae una complejidad asociada a la falta de conocimiento sobre cómo operar en nuevos mercados y cómo montar una estructura financiera global.
Cuestiones asociadas a operar en múltiples monedas, las fluctuaciones del tipo de cambio, la adhesión a las regulaciones locales e internacionales sobre todo en materia impuestos, o prevención de lavado de dinero y financiamiento terrorista, son temas que normalmente están muy por fuera del conocimiento general que una Pyme puede tener.
La expansión de las empresas para hacer negocios internacionales, además de ser una alternativa para acelerar su crecimiento, en algunos casos se transformó en una necesidad, especialmente a partir de la pandemia de COVID-19. Desde entonces, los actores económicos buscaron desarrollar nuevos proveedores internacionales y solucionar así los cortes en las cadenas de suministro y el aumento de precios asociados a la reducida oferta logística global. Y también muchas empresas también vieron posible por primera vez, acceder a una oferta global de talento a precios muy competitivos. Todo esto fue posible gracias al impulso de la tecnología, que oficia de facilitadora y puente entre oferta y demanda, acortando las distancias entre las distintas geografías.
En ese contexto, América Latina se convirtió en un mercado atractivo, tanto por el tamaño de su mercado en sí mismo –con más de 600 millones de habitantes altamente concentrados en Brasil, México, Argentina y Colombia–, como por la calidad de su talento, expresado en las habilidades técnicas, interpersonales y de conocimiento de idiomas en vastos segmentos de su población. Además, más de la mitad de sus habitantes dicen haber hecho una adopción temprana de nuevas tecnologías, lo cual también contribuyó al desarrollo de una sólida oferta de expertos especializados en tecnologías emergentes como blockchain, criptomonedas e inteligencia artificial.
América Latina también está mostrando un altísimo grado de adopción de soluciones fintech, plataformas digitales que brindan soluciones financieras con más del 50% de su población bancarizada accediendo al menos a una cuenta virtual básica con posibilidad de realizar pagos digitales, democratizando así el acceso al mundo de las finanzas.
La explicación de este fenómeno radica en que, por un lado, la región cuenta con uno de los índices más altos de penetración de internet y acceso a telefonía móvil del mundo y por otro lado, la oferta financiera del sistema bancario tradicional fue siempre muy limitada, aun en muchos casos, lejos de estar 100% digitalizada y con una de calidad de servicio por lo menos muy mejorable. Si nos enfocamos en las transacciones internacionales o los pagos transfronterizos, la oferta es aún más limitada, los costos en general son altos y los tiempos de acreditación lentos.
Estas deficiencias del sistema bancario tradicional favorecieron en los usuarios latinoamericanos una rápida adopción de soluciones digitales más masivas, de fácil adhesión, como las billeteras virtuales, y la posibilidad de adoptar nuevas formas de transaccionar a través de códigos QR o transferencias instantáneas sin una cuenta bancaria asociada.
En el caso de los códigos QR, altísimamente adoptados China y otros países del sudeste asiático hace algo más de 8 años, vieron la luz en la región en 2019 y rápidamente se masificaron para convertirse la forma “mainstream” de pagar en países como Argentina o Brasil en apenas dos años.
América Latina también generó otras experiencias disruptivas, casos de estudio globales, en torno a la forma en la cual individuos y empresas eligen transaccionar como el caso de las transferencias instantáneas, quizá el más relevante aún sea el de PIX en Brasil. Esta exitosa experiencia fue lanzada en octubre de 2020, con un trabajo conjunto entre el Banco Central, bancos tradicionales, fintech y ONG con el objetivo de facilitar el acceso y mejorar la oferta financiera y experiencia del usuario para los brasileros. Ésto fue uno de los motores de su rápida adopción, junto con el de la flexibilidad y la accesibilidad.
Otras experiencias similares se están desarrollando en México, con CoDi, o en Colombia, con el incipiente avance de la reglamentación de un sistema público de pagos interoperable. Estos formatos pueden convertirse en partners de los sistemas internacionales para pagar o cobrar, al representar una solución de última milla para que interactúe el cliente.
Las Pymes, los emprendedores, los profesionales independientes y las plataformas de e-commerce que quieren llegar a clientes del exterior -no sólo en otros países de América Latina, sino también en Estados Unidos, Europa y Asia- son los principales beneficiarios de sistemas de pago transfronterizos, que actúan como un puente entre actores que están a miles de kilómetros de distancia y que tienen otra moneda, otro lenguaje y otra normativa. Con sólo abrir una cuenta, esas dificultades desaparecen y los negocios se hacen realidad.
La confiabilidad, la rapidez y la flexibilidad se logran con tecnología, pero también con equipos de personas capacitadas que están presentes en los diferentes países y que monitorean los cambios legales y económicos, así como las tendencias y las demandas de la población de cada sitio. Es fundamental reaccionar rápidamente ante las variaciones que se presentan en los mercados.
Los sistemas de pago agregan valor a su propuesta cuando incluyen servicios de capital advance, que permiten dar impulso a emprendimientos, superar contingencias con pagos adelantados o aprovechar buenas oportunidades de expansión.
Contar con opciones de financiación rápida para adquirir mercadería a buen precio, acceder a ofertas o cerrar tratos con agilidad, son algunas de las ventajas del adelanto de capital.
La economía del conocimiento, el trabajo remoto y la expansión internacional son ambiciones hoy al alcance de todos. La gran misión para Latinomerérica es lograr que los pagos internacionales ayuden a generar riqueza en nuestros países. Millones de clientes tienen ahora acceso a hacer negocios internacionales y esto tiene un enorme efecto positivo no sólo en sus economías individuales, sino también en la creación de un crecimiento sostenible en la región.
