
Lariza Valencia creía llevar una carrera cualquiera cuando la vida la condujo por un camino inesperado. Un conocido de su etapa en bienes raíces le abrió la puerta al mundo de las franquicias: “me dijo: ‘creo que tienes la empatía y el corazón de poder entrar en este negocio… aquí lo que vas a hacer es cumplir sueños y cuidar el patrimonio de la gente’”. Así, sin planearlo, se convirtió en representante nacional de la consultora Franquicias Que Crecen en México, enfocada en impulsar a marcas emergentes hacia la expansión por franquicia.
En apenas dos años y medio en el proyecto, Lariza ha sido testigo de casos sorprendentes: por ejemplo, la marca de helados gourmet Getzpat pasó de 4 a 17 sucursales con crecimiento sano en año y medio gracias al apoyo de su equipo.
Para Lariza, la clave de Franquicias Que Crecen es el acompañamiento integral. No basta con diseñar un formato de franquicia: hay que ayudar al emprendedor en todo el proceso.
“Creo que el acompañamiento… no solo es ayudarte a formalizar, sino mantenerlo como un negocio constante, rentable, estable, que se pueda crecer a corto plazo… y replicar no solo en México, sino de manera internacional”.
Este enfoque humano contrasta con consultoras que venden la “carpeta” sin seguir. En un sector tan dinámico, ese apoyo es esencial. Las cifras oficiales avalan el empuje de la industria: las marcas franquiciantes asociadas a la AMF abrieron un promedio de 4 nuevas unidades por marca en 2023, creciendo 15% en el número total de establecimientos. Incluso en un panorama desafiante, el sector proyecta alzas de dos dígitos – la AMF anticipó 14% más en ventas para 2024. En 2025, según la AMF, se esperan al menos 150 nuevas aperturas en México (más de 11% interanual).
Estos datos subrayan que una franquicia bien acompañada puede ser motor económico: actualmente el ramo aporta cerca del 5% del PIB nacional y más de un millón de empleos formales.
Franquicias Que Crecen identifica giros prometedores que se reinventa. Un ejemplo curioso es el de las cafeterías “híbridas”: Lariza menciona la marca uruguaya Desmadre, que planean traer a México. Esa cafetería abre de 7 AM a medianoche, ofrece desde matcha y lattes hasta coctelería, con DJs y reggaetón en vivo.
“Ya no vas a trabajar y a tomar la junta; es un lounge, descanses, hay DJs, reggaetón… están conceptualizando muy distinto lo tradicional”, explica.
Esta adaptación encaja con el peso del sector alimentos y bebidas: alrededor del 30% de las franquicias en México pertenece a ese giro (la consultora Feher estima incluso 32%). Cafeterías, restaurantes, panaderías y locales similares siguen atrayendo a inversionistas, quienes buscan ofrecer algo fresco a un mercado donde el “comer fuera” continúa fuerte.
La vida acelerada dejó claro a Lariza que el cliente ya no espera sentado. “Todo lo que sea para llevar tiene mucho que ver: todo el mundo ya trae prisa, nadie tiene tiempo”, resume para Emprendedor.com. Esta realidad está bien documentada: según la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), 54% de los consumidores mexicanos consideran la velocidad de entrega como factor crucial y 8 de cada 10 piden comida a domicilio con frecuencia.
El mercado mexicano de entregas creció con fuerza: en 2023 movió unos 7,170 millones de dólares, y se espera que siga aumentando a una tasa anual de 18% hacia 2028. Franquiciantes de café o comida rápida han adoptado apps, horarios extendidos y modelos “to go” para no quedarse atrás. Lariza enfatiza que una marca debe integrar estas tendencias (“take to go”, delivery, etc.) para conectar con el consumidor urbano y ajetreado.
Uno de los mensajes de Lariza es una advertencia: no dejes que el ego te haga perderlo todo. Muchas veces el emprendedor cree que él puede “todo bajo su control” y no solicita ayuda externa, cuenta. Ese error de soberbia suele costar caro. Sin la asesoría legal y administrativa adecuada, “arriesgas mucho más que tu patrimonio económico”.
Así lo han comprobado cientos de propietarios: sin manuales operativos, capacitación ni sistemas probados, un negocio puede fracasar rápida y costosamente. De hecho, la literatura del sector señala que el modelo de franquicia tiene una tasa de éxito cercana al 90% a cinco años (muy superior a un emprendimiento aislado), precisamente por ofrecer respaldo operativo y procesos estandarizados.
Lariza remarca que el verdadero riesgo está en no prepararse: la falta de planeación (financiera o de proveedores, por ejemplo) es el tropiezo más común al franquiciar por cuenta propia.
No todos los negocios están listos para convertirse en franquicia. La consultora aplica filtros estrictos antes de aceptar una marca.
“Yo me fijo mucho en que sea un negocio que ya tiene madurez de mínimo dos años, que ya se replicó en más de una ocasión, que tiene un concepto bastante memorable y fácil de replicar”.
Otro punto clave: el equipo detrás del negocio debe estar dispuesto a ceder el control y “tener esa actitud de servicio para acompañar a los demás”, más allá del interés económico. Si los dueños solo buscan crecimiento propio sin espíritu colaborativo, dice Lariza, lo más probable es que el proyecto fracase. De hecho, la Asociación Mexicana de Franquicias confirma que en México operan unas 1,500 marcas franquiciantes, pero solo las que demuestran estabilidad, replicabilidad y liderazgo compartido pueden aspirar a sumarse a esa lista.
El coronavirus cambió el panorama: cuando se relajaron las restricciones, el consumidor abrió la puerta a propuestas nuevas. “Ya estamos recibiendo más marcas pequeñas… muchas que tienen algo memorable puedan crecer de manera interna en nuestro país”, observa Lariza. Eso coincide con los datos oficiales: 85% de las franquicias en México son marcas nacionales, un porcentaje que ha aumentado tras la pandemia.
Al principio, muchos buscaban simplemente replicar cadenas extranjeras exitosas; ahora se valora más invertir en conceptos locales innovadores. Esta apertura ha diversificado el sector, dando oportunidades a emprendedores creativos de todo tipo. México se consolida como la quinta potencia mundial de franquicias (tercera en América), un título que, según Lariza, inspira a los negocios mexicanos a “salir al mundo” sin descuidar al mercado interno.
La experiencia de Lariza subraya que el control de la expansión es tan importante como la expansión misma. No tiene sentido cerrar rápido muchas franquicias si luego los franquiciatarios fracasan por falta de recursos o capacitación. En el sector suelen darse estos casos cuando el crecimiento va más rápido que la capacidad de servicio. Por eso ella considera “saludable” abrir espacios gradualmente.
En un contexto de crecimiento robusto del 11% anual (2024), la enseñanza es clara: un modelo sólido se construye con pasos firmes. Datos del sector refuerzan esta visión responsable: según la AMF, incluso tras crecer fuertemente, el 65% de las franquicias afiliadas reportó alza en sus ingresos, lo que indica que el crecimiento sostenido beneficia a largo plazo. Lariza concluye que un crecimiento “ordenado” garantiza rentabilidad para todos y evita el colapso financiero de los emprendedores.
Adaptar un modelo de franquicia a México no es copiarlo al pie de la letra. Lariza usa el término “tropicalización” para describir este proceso: traducir y ajustar las estrategias de la matriz a las sensibilidades locales.
“A veces como latinos creemos que todo se tiene que hacer igual, y no es así”, señala.
Por ejemplo, un franquiciatario argentino puede tener una cultura de servicio diferente a la mexicana; igualmente, ciertos procedimientos operativos requieren ajustes según la región. El reto más grande para Franquicias Que Crecen ha sido justamente “mantener la esencia” de la firma original (en Argentina) mientras la adaptan al mercado mexicano.
Este concepto está en sintonía con las prácticas del sector: los manuales de franquicia suelen precisar las áreas donde el modelo debe ser flexible, desde menús y proveedores hasta publicidad. La lección de Lariza es que respetar la identidad local es tan vital como mantener los estándares globales.
El perfil de Lariza rompe varios moldes: además de mujer, es una líder joven en un sector tradicional. En su caso, la frescura generacional a veces “juega en contra”, pues reconoce que los empresarios adultos suelen desconfiar de quien tiene poca experiencia. Sin embargo, una vez que demuestra seguridad y conocimiento del negocio, ella los convence: “saben que conoces tu negocio… y dicen: ‘está bien adaptarme a la nueva generación y dejarme acompañar’”.
Su trayectoria refleja una tendencia positiva documentada: 30% de las empresas franquiciantes en México son lideradas por mujeres, y 27% de las marcas tiene mayorías de franquiciatarias femeninas. Lariza enorgullece este avance, afirmando que aportar una visión empática y accesible es un valor agregado. Su liderazgo muestra que la edad o el género no son barreras, sino factores que, gestionados con ética y conocimiento, fortalecen la industria.
“La personalización” es como Lariza define su forma de liderar equipos. Se considera una jefa moldeable, con mucha ética y empatía, que busca conectar profundamente con cada emprendedor. Al mismo tiempo, acepta que en los negocios duros hay momentos de firmeza: a veces hay que “formar una coraza, un capítulo distinto a tu naturalidad” para lograr los resultados.
En este desempeño intenso, la ejecutiva cuida su propio equilibrio: dice que agenda “cinco minutos al día” para sí misma como si fueran reuniones, comprometiéndose a hacer ejercicio, comer sano o ir a terapia. Estos pequeños rituales –léase su broma de “sumar estrellitas doradas a mi vida”– le permiten despertar cada mañana con energía renovada para enfrentar los desafíos. De esta manera, su liderazgo combina visión y autocuidado, demostrando que el éxito empresarial también requiere líderes fuertes y saludables.
Tras años en el rubro, Lariza ha forjado su propia definición de éxito. Para ella, triunfar no está en un salario ni en la cuenta bancaria, sino en el impacto positivo: “cambiarle la ecuación de vida a alguien es nuestro objetivo en común… que una familia que invierte pueda darle a su familia una vida distinta”.
Afirma que el éxito verdadero llega al mantener la conciencia tranquila, sabiendo que hizo “lo mejor que pudo hasta donde se topó”, siempre con la intención de servir y ayudar.
Este enfoque altruista refrenda su lema personal: el modelo de franquicias debe generar un ganar-ganar real. Así, cada franquicia que abre es una oportunidad para mejorar vidas y no solo cifras de venta. Como resumen, señala que el éxito hoy se mide en bienestar y propósito: un líder es exitoso cuando su negocio suma valor social, no solo económico.
Lariza se mantiene a la expectativa de las próximas tendencias. Su pronóstico es ambicioso: habrá una mayor visibilidad de marcas mexicanas en medios y ferias internacionales, y un impulso a las “artesanías mexicanas” para expandirse al extranjero.
También sueña con que la consultora sea trampolín de muchas empresas latinoamericanas: “si la haces en México, la puedes hacer en Europa y Estados Unidos”, señala.
Según la AMF, el crecimiento no se detiene: se proyecta un crecimiento de dos dígitos en 2025, con unos 150 nuevos establecimientos al menos. En cuanto a giros específicos, Lariza cree que la restaurantería tradicional seguirá fuerte, pero advierte que lo más disruptivo puede venir de Asia: “la innovación asiática, productos, tecnología… aquí nos falta novedad”, reflexiona. En ese sentido, las franquicias mexicanas buscan incorporar más experiencias únicas y tecnológicas. Con todo, Lariza destaca que la visión del sector coincide con la suya: apostar por innovación, digitalización y expansión a nuevos mercados garantiza mantener a las franquicias como motor de la economía.
La historia de Lariza Valencia ilustra cómo el componente humano puede transformar el negocio. Su trayectoria, desde aquel consejo en bienes raíces hasta liderar éxitos concretos, inspira a emprendedores y ejecutivos por igual. Lariza deja lecciones claras: creer en el proceso, buscar alianzas de crecimiento, y no temer en adaptarse a lo desconocido.
“Le diría que confíe en la vida, en los procesos, que no se aferre a ningún lugar… que va a encontrar su manada y su lugar para cumplir sueños”, aconseja pensando en la Lariza de hace diez años.
En definitiva, su enfoque de acompañamiento, ética y visión comparte el espíritu de un sector franquiciario mexicano que, según los números, no deja de crecer.
Las experiencias de Lariza –conciencia tranquila tras el esfuerzo y empatía constante– confirman que el éxito de un negocio franquiciado va más allá del capital: es también un proyecto de vida para quienes lo llevan adelante.



