El modelo de franquicias es muy atractivo como primer emprendimiento para aquellas personas que quieren tener su propio negocio con el respaldo de una marca y hoy es muy común encontrar decenas de ellas en cada centro comercial pero esta historia de amor entre inversionistas y marcas tiene ya más de 30 años.
En 1985, McDonald’s estableció en México su primera franquicia y desde entonces, miles de marcas se han sumado al sector. Este crecimiento, dio paso a la tropicalización de marcas extranjeras —como la famosa marca de pizza, pollo y papas Shakey’s Pizza — hasta alcanzar el 85% del sector.
La llegada de estas distintas marcas requirió de una institución que las agrupara y representara ante las cámaras de comercio y el público. Así surgió la Asociación Mexicana de Franquicias (AMF) en 1989 y poco a poco fue sumando marcas a su agrupación.
Hoy, la AMF tiene en su organización al 33% de las franquicias que operan en el país y, de acuerdo con sus propias estadísticas, el emprendimiento mexicano ha tomado tanta fuerza que sólo el 15% de las marcas que operan en el país son extranjeras.
Gracias al trabajo de esta asociación, en 1991 la franquicia fue reconocida como una figura jurídica vigente bajo la Ley de Propiedad Industrial y su comercialización se volvió más sencilla.
Legalmente, la franquicia fue definida como “una estrategia de negocios que se basa en un sistema de comercialización y prestación de servicios donde el franquiciante ofrece a través de un contrato, la autorización para la distribución, producción y venta exitosa de bienes y servicios al franquiciatario por un periodo determinado.”
Como beneficio para los franquiciatarios, tres años más tarde se volvería obligatorio entregar al Circular Oferta de Franquicia a los posibles inversionistas, para que pudieran analizar los beneficios de la franquicia, sus obligaciones y derechos con anticipación a la firma del contrato.
Para entonces, ya había surgido la primera marca nacional que comercializaba franquicias: los raspados Hawaiian Paradise que aún son parte importante del sector. Más interesante aún, a mediados de la época de los 90, ya había marcas del mismo giro que se exportaban, como Helados Bing.
Pero para entonces, al sector le faltaba un jugador clave en su crecimiento: el financiamiento. A pesar de la falta de productos financieros específicos para franquicias, como los que hay en la actualidad en distintas entidades, el modelo ya era atractivo como inversión y Bancomer, Bancomext, Nafin y Banorte le dieron una oportunidad al sector.
Otras organizaciones después se unirían y crearían los productos especializados que vemos hoy con el Programa de Financiamiento para la Adquisición de Franquicias de la Secretaría de Economía y hasta los financiamientos de las propias empresas franquiciantes
El crecimiento de este sector promovió que en 2006, con el trabajo en conjunto de los líderes del sector, entre ellos la AMF, se creara Programa Nacional de Franquicias (PNF) que ofrecía asesoría, financiamiento, organización de eventos y en general, una plataforma gubernamental a favor del sector franquicias.
Durante los seis años que el programa estuvo activo en la Secretaría de Economía, se ofreció apoyo a emprendedores que querían comprar una franquicia, a empresarios que querían franquiciar su negocio y a franquicias ya establecidas. El PNF ayudó a que las franquicias crecieran 82.6% en seis años.
Con el paso del tiempo, el sector de franquicias se ha sofisticado. Algunos aprendizajes que el sector tuvo son:
