El boxeador mexicano Víctor Rabanales nunca imaginó tener una cuenta bancaria con más de un millón de dólares. Sabía que si quería tener una vejez libre de presiones financieras tenía que hacer algo inteligente con ese dinero. Fue así como tomó la decisión de comprarse el volcán Popocatépetl.
Lo primero que planeaba instalar en el coloso humeante sería una escuela para la formación de pugilistas a grandes alturas. Con otro fragmento de terreno crearía una inmensa granja de conejos, y con lo que le sobrara, se haría una casa para que él y su amada esposa vivieran felices por el resto de su vidas.
Pero a Víctor Rabanales, El Lacandón, no le había venido sola la idea de comprarse el Popocatépetl entero para que hiciera en él lo que quisiera.
El proyecto le había sido presentado por unos sujetos que lo asesoraban para que efectuara buenas inversiones.
Era 1992, Rabanales estaba en la cima luego de dar muestra de su potente técnica en el campeonato Budweiser, para después ser coronado campeón por el Consejo Mundial de Boxeo tras vencer al ídolo japonés, Joichiro Tatsuyoshi.
Bajo el contexto anterior fue llevado a las faldas de Popo a fin de concretar la compra del volcán.
El campeón recuerda que una vez frente al Popocatépetl los tipos le dieron por fin un precio para vendérselo, sin embargo, la suma resultaba estratosférica.
En definitiva no le alcanzaba ni aunque ganara otros cinco títulos mundiales continuos, así que les dijo a los tipos que lo llevaron que no compraría nada.
Los vendedores, o más bien estafadores, estaban tan molestos que subieron a sus camionetas y abandonaron a Víctor Rabanales en las faldas del volcán.
Sin embargo los vivales no se darían por vencidos en su esfuerzo por desplumar al boxeador, aunque fuera con una cifra menor a la que esperaban.
Así que mientras ‘El Lacandón’ caminaba por las veredas para descender de la zona volcán, fue interceptado por un par de mujeres que le ofrecieron el volcán por una suma menor, 30 mil dólares para ser precisos.
El pugilista aceptó de inmediato, firmó los papeles, puso a su esposa como propietaria del predio y se hizo del Popocatépetl.
Sobre el momento en que alguien le dijo al fin que lo habían estafado no se sabe nada, pero después de esto vinieron otras desgracias para el pugilista.
En 1993 perdió en 12 rounds el título de campeón mundial del CMB ante el coreano Jung II Byun.
Después, le quitaron dos departamentos y una casa en Texcoco pues cometió el error de no registrar ninguna propiedad a su nombre.
Y, para colmo de males, su esposa lo dejaría poco tiempo después.
Caído en desgracia accedió a venderle a un ‘amigo’ su cinturón del CMB por solo 5 mil pesos, cuando la lujosa prenda alcanza los 15 mil dólares.
Una vez hecha la compra el ‘amigo’ le dijo:
“‘Te va a ir mejor’ y me aconsejó que cuidara mi nombre y mi dignidad”,
Víctor Rabanales es una de las figuras vivas más importantes del boxeo mexicano; aún se le puede ver descargando frutas en el mercado de Texcoco o fungiendo como franelero en calles del mismo municipio. El CMB le da una ayuda de mil 500 pesos al mes para que pueda sobrevivir.
