Parece que últimamente solo se habla de audio social . Hace unas semanas Clubhouse anunció que había cerrado una nueva ronda de financiamiento (no se dio a conocer el monto) para responder al crecimiento exponencial que ha tenido la plataforma.
Facebook no se quedó atrás e informó que en los próximos meses lanzará dos productos de audio social: Soundbites (audios cortos como los reels) y Podcast (herramienta para descubrir podcasts); mientras que Twitter sigue en pie hasta el momento con la compra millonaria de una aplicación de audio, después de haber lanzado en 2020 Spaces, una suerte de salas de conversación con capacidad limitada.
En realidad, este boom del audio social ha venido sucediendo desde hace algún tiempo con la creciente popularidad de los servicios de streaming de música, podcasts, audiolibros y nuevo hardware de manos libres como auriculares inalámbricos y audífonos que han hecho que escuchar y utilizar comandos de voz sea más fácil.
Los podcasts, específicamente, se han disparado en los últimos años, en gran parte debido a los esfuerzos de Spotify por dominar el mercado del audio comprando Gimlet Media y Anchor, así como el estudio de podcasts Parcast.
Yo diría que Spotify ha estado construyendo el camino para plataformas como Clubhouse al intentar convertirse en el YouTube del audio, creando oportunidades para que los creadores de contenido ganen dinero, lo que atrae a más creadores y nos acostumbra a escuchar audio más allá de la música.
Las nuevas plataformas de audio social entonces han llegado en un momento en el que no solo el consumo de audio ya era omnipresente, sino que la gente ansiaba conectarse y compartir experiencias.
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En mi opinión, el audio social es marketing de contenidos. Es solo otra forma de contenido, como una infografía, una publicación de blog o un video tutorial. Es simplemente la distribución y el intercambio de este contenido en formato de audio dentro de un entorno social.
Entre las plataformas de audio social, es evidente el éxito de Clubhouse tanto por la novedad, así como el anhelo de conexión y de pertenencia que tienen personas de todo el mundo en lo que ha sido una época de aislamiento e incertidumbre.
Desde el punto de vista del contenido, las marcas pueden comenzar a aprovechar la aplicación de inmediato al albergar una sala Clubhouse al menos una vez a la semana donde pueden colaborar con colegas, hacer nuevas conexiones y liderar conversaciones sobre temas que les interesan a la industria.
Ya sea como anfitrión de una sala o participando en la sala de otra persona, la mejor táctica es concentrarse en agregar valor.
Mi recomendación a todos quienes estamos en esta industria es que utilicen su experiencia para compartir conocimientos, proporcionar información útil y hacer preguntas que enriquezcan la conversación.
Las marcas también pueden trabajar la conexión con su público patrocinando salas o chats organizados por líderes de la industria. Esta colaboración puede brindar a los ejecutivos de marketing la oportunidad de compartir la historia de su marca, conectarse con los clientes y hacer que un orador en la sala destaque un producto.
El mayor desafío para las marcas en este momento es ser constantes. Muchas marcas inician una sala Clubhouse pero terminan cerrándola poco después o sin darle continuidad.
Luego está el factor de expectativa. Incluso si tu marca tiene éxito con su estrategia Clubhouse, la capacidad máxima de la sala en este momento es de 5,000 personas, por lo que no puede compararse con las audiencias masivas de otras plataformas de redes sociales y esperar tener el mismo alcance y engagement, y mucho menos acceso a métricas.
Todavía es demasiado pronto para aprovechar al máximo el potencial de marketing del audio social. Por el momento nos toca ser creativos, activos y constantes.
Con el tiempo el audio social dará sus frutos como una nueva frontera para las redes sociales.
