



Entre 1870 y 1890, Estados Unidos vivió un período clave en su historia caracterizado por un notable crecimiento económico, industrialización acelerada y expansión de la riqueza… aunque solo para unos cuantos. La Gilded Age o Edad Dorada fue una época marcada por desigualdades sociales que también vio nacer dinastías que dejaron una importante huella política, empresarial y hasta cultural.
Algunas de las familias más prominentes de aquella era fueron los Vanderbilt, Rockefeller, Carnegie, Morgan, Astor, Mellon, Guggenheim, Du Pont, Hearst y Ford. Estos acaudalados clanes no solo modelaron el panorama económico de la época, sino que también dejaron un legado que, en algunos casos, sigue vigente en nuestros días.
Este término se le atribuyó al escritor Mark Twain, quien lo utilizó por primera vez en su obra “The Gilded Age: A Tale of Today”, una sátira sobre las desigualdades de aquel periodo comprendido entre 1870 y 1890.
En aquellos años posteriores a la guerra de Secesión y la Reconstrucción, Estados Unidos vivió una era de grandes avances industriales, cambios tecnológicos y un aumento de la riqueza. Sin embargo, también fue una época con una marcada desigualdad social y económica, en donde fenómenos como explotación laboral, monopolios, corrupción política y la brecha entre ricos y pobres se hicieron más evidentes.
Durante la Edad Dorada se vivió una importante transformación cultural y social influenciada por estas dinastías. Y es que, por un lado, la riqueza y la ostentación se convirtieron en una forma de estatus social, de ahí que grandes mansiones y costosas fiestas fueran recurrentes en aquel exclusivo círculo.
Por otra parte, de la mano de figuras como Henry James o Twain quienes retrataron en sus obras la complejidad y disparidad social de la época, el arte y la literatura florecieron. Aunado a esto y con los medios de comunicación experimentando un auge importante, las críticas periodísticas no se hicieron esperar.
Cornelius Vanderbilt, conocido como el “Comodoro”, fue líder de la dinastía y una de las figuras más influyentes y controvertidas de la Gilded Age. Gracias a inversiones en el ferrocarril y el transporte marítimo, así como prácticas hoy ilegales, construyó la fortuna que colocó a su familia en la élite.
A su muerte en 1977, sus descendientes se encargaron de preservar y consolidar el dominio familiar en la economía estadounidense. Se caracterizaron por un enfoque filantrópico, apoyando principalmente a instituciones educativas y culturales. La familia influyó enormemente en la infraestructura, dejando icónicos edificios como la Vanderbilt Mansion, convertido actualmente en un museo.
John D. Rockefeller, fundador de Standard Oil, es considerado uno de los hombres más ricos y polémicos de la historia de Estados Unidos. Su imperio petrolero, aunque transformó la industria energética, fue evidenciado por prácticas monopólicas que arruinaron a la mayoría de sus competidores.
Pese a ello, la familia Rockefeller dejó una huella importante en el mundo de la filantropía al financiar iglesias o instituciones académicas como la Universidad de Chicago. Además, construyeron uno de los más importantes conglomerados arquitectónicos de Nueva York, el Rockefeller Center.
Andrew Carnegie fue un inmigrante escocés quien a base de trabajo y de dudosas prácticas como sobornos y explotación, creó su fortuna en la industria del acero. Su trabajo contribuyó al crecimiento de la infraestructura estadounidense, principalmente de puentes, ferrocarriles o edificios. Los Carnegie crearon bibliotecas, museos y universidades.
J.P. Morgan fue una de las personalidades más poderosas en el mundo financiero. Su banco, J.P. Morgan & Co., desempeñó un papel crucial en la consolidación de grandes empresas y en la creación de una estructura financiera moderna en Estados Unidos.
No exento de prácticas despiadadas y promoviendo el monopolio de sectores como el ferroviario, a través de sus transacciones influyó en la economía global. Fueron fundamentales para estabilizar el sistema bancario estadounidense durante la crisis financiera de 1907.
La familia Astor comenzó a construir su fortuna en el comercio de pieles, aunque más tarde cambió al mundo de los bienes raíces, especialmente en Nueva York. Caroline Schermerhorn Astor tenía un gran poder en la sociedad neoyorkina pues, en gran medida, de ella dependía quién ingresaba a la élite. John Jacob Astor, uno de los hijos que tuvo con William Backhouse Astor Jr., fue una de las víctimas fatales del Titanic. La familia mostró su apoyo a la abolición de la esclavitud.
Esta familia encabezada por Andrew Mellon, fue fundamental en la creación de grandes conglomerados industriales en el sector bancario y petrolero, y también tuvo una influencia significativa en la política.
Hicieron importantes contribuciones a la cultura, arte y la filantropía. Donaron un gran número de obras y dinero para fundar la Galería Nacional de Arte de Washington D. C.
De origen judío, los Guggenheim se dedicaron a la minería, particularmente a la extracción de plata. Sin embargo, son más conocidos por su impacto en el arte y la cultura.
Los miembros de esta destacada familia fueron mecenas de las artes y crearon el Museo Solomon R. Guggenheim en Nueva York, uno de los recintos más prestigiosos del mundo.
Los Du Pont fueron líderes en la industria química, particularmente con la producción de pólvora y explosivos, lo que les valió convertirse en una de las dinastías más importantes de la Edad Dorada. A lo largo de los años, la familia Du Pont diversificó sus inversiones sectores como las fibras sintéticas, la biotecnología y la energía.
Muchas de sus propiedades actualmente se encuentran abiertas al público como museos o parques.
William Randolph Hearst fue un magnate de los medios que utilizó su cadena de periódicos y revistas para influir en la política y la cultura de la época. Hearst ayudó a moldear la opinión pública, apoyó a candidatos políticos y fue un fiel defensor del populismo.
Su imperio mediático se expandió al cine y la radio, convirtiéndose en uno de los principales jugadores en la industria del entretenimiento.
Henry Ford revolucionó la industria automotriz con la invención de la línea de ensamblaje y la producción en masa del Modelo T. Su impacto fue profundo no solo en la economía, sino también en la sociedad, ya que hizo los automóviles accesibles para una mayor parte de la población estadounidense.
La familia Ford desempeñó un rol fundamental en la vida política del país y la filantropía al promover la educación y apoyando diversas causas sociales.